Louise, la niñera, es una mujer de cuarenta años pero de aspecto juvenil y rostro muy agradable. Es una persona discreta, entregada a su trabajo y - aparentemente - enamorada de los niños que tiene a su cargo, que pronto la consideran su segunda madre. Mientras tanto Myriam y Paul, los padres biológicos están entregados en cuerpo y alma al desarrollo de sus respectivas carreras profesionales, ella como abogada y él como productor musical. Están tan ocupados que no saben y ni siquiera les interesa cómo es la vida de Louise cuando termina su jornada laboral. En realidad esta vida es inexistente, el vacío más absoluto. Louise vive en un pequeño estudio que se cae a pedazos y apenas tiene relaciones sociales. Su verdadera existencia se encuentra junto a los niños que cuida, dentro de los muros del hogar de sus empleadores, que considera también que es el suyo.
Lo que hace a Canción dulce una gran novela es que no se recrea en el crimen, sino en las circunstancias que lo han hecho posible. Slimani desliza constamente una tensión latente en la diferenciación de clases sociales entre la niñera y una Louise que no comprende como Myriam no asume sus responsabilidades como madre y abandona cada día un hogar que para ella constituye un paraíso. Porque la protagonista es alguien sin identidad, cuya vida solo tiene sentido cuando se entrega a los demás, ya que su labor va más allá de lo meramente contractual. Su existencia fuera de la casa de sus patrones es tan oscura que ha construído un relato mental en el que ella es la que sostiene el desarrollo vital de ambos hermanos. Y en parte dicho relato es cierto. Los padres biológicos se sienten algo culpables de no atender como debieran sus deberes familares, pero han desarrollado una relación de dependiencia absoluta con el papel de Louise en su vida. Tanto es así que cuando la niñera empieza a manifestar algunos comportamientos inquietantes, le restan importancia para no tener que enfrentarse a la tesitura de prescindir de sus imprescindibles servicios.
En conclusión, en la novela de Slimani nos encontramos una historia psicológicamente muy compleja, pues describe a un personaje que depende de la familia a la que sirve, pero a la vez va desarrollando un profundo odio hacia ellos, puesto que ella jamás alcanzará el bienestar material y espiritual del que gozan. Se trata de un personaje profundamente humano y, por ello, profundamente incómodo para un lector que es tan capaz de entender sus motivaciones como de horrorizarse ante las mismas.






























