viernes, 28 de febrero de 2025

HOOSIERS: MÁS QUE ÍDOLOS (1986), DE DAVID ANSPAUGH.

En Indiana el baloncesto es más una religión que un deporte y esto se nos deja claro en las primeras imágenes de Hoosiers, donde el paisaje estatal está repleto de canastas en los lugares más insospechados. Norman Dale, el protagonista, ha sido contratado como entrenador del equipo de un instituto local. Al principio es recibido con hostilidad, pues sus métodos no cuentan con el beneplácito de los aficionados del pueblo. Poco a poco va haciéndose con las riendas del equipo y, pese a que llega a estar en la cuerda floja y a punto de ser despedido, al final logra ganar el campeonto. Con esta premisa llena de tópicos se presenta uno de los éxitos del cine deportivo de los años ochenta. Lo cierto es que Hoosiers sirve más como homenaje al recientemente fallecido Gene Hackman que como el recital de emociones que pretende ser. Solo el protagonista es desarrollado como personaje, pues tiene un pasado tormentoso y un carácter difícil que a veces saca a relucir durante los partidos. El resto de personajes, fundamentalmente los jugadores que conforman el equipo, son planos e intercambiables entre sí, salvo el más torpe, que será el que salvará la final (otro tópico). Además, la película de Anspaugh contiene un romance de desarrollo tremendamente insustancial, por lo que tampoco en ese aspecto tiene mayor interés. Los partidos están rodados con cierta emoción, aunque muchas de las jugadas se ven confusas, pues no se ha sabido rodar la lógica interna de los mismos. Una película entretenida, pero repleta de tópicos, lo que hace que sepamos lo que va a suceder desde que empezamos a verla.

P: 5

domingo, 23 de febrero de 2025

ASESINATO POR DECRETO (1979), DE BOB CLARK.

Una más que interesante aproximación al mito de Sherlock Holmes a través de su implicación en un caso real: los crímenes de Jack el destripador. Aquí encontramos a un Holmes muy humanizado, un hombre que no da la apariencia de ser infalible y que resuelve sus casos con una dosis equilibrada de cerebro y acción. La versión de Watson está perfectamente encarnada por uno de mis actores favoritos del cine clásico, un James Mason que compone a un compañero del detective entrañable y capaz de tomar iniciativas propias para la resolución del caso. Lo más importante es que existe una indudable química entre la pareja que hace mucho bien a la película. Asesinato por decreto recrea un ambiente muy adecuado del Whitechapel donde sucedieron los crímenes y se alinea con la misma tesis que años después Alan Moore expondría en su magistral From Hell. Quizá la película sería más perfecta si los crímenes no hubieran sido rodados con tanto efectismo y más realismo, pero al final el resultado es el mismo, un Holmes ante un caso en el que se juega su reputación y en cuya resolución no van a ser castigados los culpables, tal y como está acostumbrado. Una película modélica que ofrece una impecable lección a quienes en los últimos tiempos han retratado cinematográficamente a Holmes como un mero héroe de acción. El personaje es mucho más. Es un mito que debe ser cuidado y reinterpretado para las nuevas generaciones (como muy acertadamente se hizo en la serie Sherlock).

P: 7

sábado, 22 de febrero de 2025

LA VEGETARIANA (2007), DE HAN KANG. MEAT IS MURDER.

La vegetariana parece una narración fruto de la sociedad surcoreana, una sociedad que sigue siendo esencialmente patriarcal, dominada por una tradición que deja a las mujeres en segundo plano aunque, supongo que el progreso del país habrá cambiado muchas cosas. Yeonghye, la protagonista, solo puede rebelarse contra su pasado negándose a tomar carne, aunque la iniciativa la toma después de sufrir una serie de pesadillas. No solo está en juego aqui su salud física, sino también la mental, puesto que la reacción de su entorno, empezando por la de su marido, no hace más que agravar la situación.

La novela de la última Premio Nobel, escrita desde varios puntos de vista, parece escrita para trasladar la angustia de la protagonista (y de los que la rodean) al lector. Su marido se casó con ella por considerarla una mujer sin nada especial, alguien insulso que no le iba a causar problemas al asumir el papel servil que él esperaba. Por eso la rebelión es tan inesperada y causa tanto impacto. La comida es algo muy importante en la sociedad coreana y renunciar así a buena parte de ella (al final ella no parece necesitar nada, su postura es casi la de una huelguista de hambre), resulta un verdadero escándalo y una vergüenza familiar. Ahí es cuando entra en escena la figura del padre, alguien que maltrató a a Yeonghye desde muy pequeña y que no tiene problemas en seguir haciéndolo si así puede hacer entrar en razón a su hija.

Tampoco falta aquí el personaje perturbado - al menos desde el punto de vista occidental - de las novelas procedentes de estas culturas. El cuñado de Yeonghye está enamorado de ella, pero de una forma muy peculiar y enferma. Una tercio de la novela está dedicado al desarrollo de su ceremonioso amor, que él trata de presentarse a sí mismo como algo artístico, y cómo se aprovecha del estado cada vez más vegetativo de ella. Porque la protagonista vive cada vez más en su propia realidad:

"Cosa sorprendente, ella no parecía sentir curiosidad alguna, por eso podía mantener la calma en cualquier situación. No había explorado el espacio desconocido donde se encontraba ni tampoco había expresado inquietudes que hubieran sido naturales en estas circunstancias. Parecía contentarse con presenciar como una espectadora las cosas que le sucedían a su persona. O quizás en su interior ocurrían cosas tan terribles, cosas tan inimaginables que ya tenía más que suficiente con tener que convivir con ellas en la vida diaria y por eso no le quedaban energías para mostrar curiosidad, explorar o reaccionar a lo que ocurría a su alrededor."

El final de la novela es verdaderamente terrible, en consonancia con el tono de los capítulos precedentes. El punto de vista que se adopta es el de la hermana de Yeonghye, la única persona que no se separa de ella e intenta ayudarla hasta el final, cuando la protagonista casi ha dejado de ser un ser humano y se ha transformado en algo más parecido a un vegetal. La rebeldía hasta sus últimas consecuencias, no por una idea humanista o ecológica de la alimentación, sino como protesta frente a un mundo que jamás ha contado con ella más que como mero instrumento derivado de su supuesto papel social.

sábado, 15 de febrero de 2025

UN ALMA LIBRE (1931), DE CLARENCE BROWN.

La historia de un triángulo amoroso rodada con la libertad de una película previa al Código Hays, en el que la protagonista es una mujer independiente que se siente atraída por el gangster al que está defendiendo su padre como abogado. Destaca en Un alma libre la sensualidad de que Norma Shearer dota a su personaje, una joven que no se deja arrastrar por sus sentimientos, pero tampoco tiene por qué negar los mismos. El problema es que se siente atraída por un hombre malo y sin escrúpulos (aunque lo interprete Clark Gable, el gran galán de la época) y rechace las peticiones amorosas mucho más directas de Dwight (Leslie Howard), un hombre de su misma clase social que le ofrece un matrimonio estable y tradicional. Pero el matrimonio no es la meta de la protagonista, que deja un mensaje de libertad de elección un tanto ambiguo, ya que al final las cosas no salen como a ella le gustaría (quizá obtener la combinación del alfa y del beta en una sola relación). Mientras tanto, también podemos disfrutar de la actuación, ganadora del Oscar ese año, de un Lionel Barrymore que compone un personaje transparentemente alcóholico y muy entrañable.

P: 7

domingo, 9 de febrero de 2025

CÓMO LEERSE TODO MARVEL (2021), DE DOUGLAS WOLK. UN ASOMBROSO VIAJE.

Seguramente el Universo Marvel es la saga de ficción que más se ha prolongado en el tiempo (comenzó a principios de los sesenta, aunque hay precedentes de la misma a partir de los cuarenta), pues permanece con plena salud en nuestros días. La idea de Douglas Wolk de leer los apróximandamente treinta mil cómics publicados desde entonces parece delirante, pero el autor emprendió tan titánica tarea y ha escrito un libro en el que reflexiona acerca de su experiencia. Según los entendidos, el tiempo Marvel funciona diferente al nuestro, por lo que se supone que han transcurrido solo unos quince años en se universo desde que surgieron los Cuatro Fantásticos. Unos quince años repletos de acontecimientos, combates, sagas, invasiones alienigenas, guerras civiles y todo tipo de eventos que no dejan respirar ni un solo día a los superhéroes protagonistas de esta mitología moderna.

Para Wolk los cómics Marvel componen una montaña inmensa que vale la pena explorar. No importa por dónde empieces a leerlos, siempre habrá huecos que deben ser completados con otros cómics y prácticamente nadie será capaz de tener una visión al cien por cien de los acontecimientos sucedidos en este complejo mundo, y más si tenemos en cuenta el concepto del multiverso. Pero lo verdaderamente importante es que el lector (y estos cómics están concebidos para gente de todas las edades) pase un buen rato y siempre quiera saber más. Lo cierto es que, en mi caso, empecé a frecuentarlos de niño y nunca ha terminado mi vinculación con ellos, aunque vuelva a ellos de forma muy esporádica. Existen auténticos aficionados que llevan décadas comprando estos cómics y han hecho suyos estos personajes, por lo que pueden llegar a convertirse en guardianes de la continuidad y la lógica interna de estas historias.

Como es lógico, el autor no tiene capacidad de narrar todo lo sucedido en más de sesenta décadas de cómics, por lo que escoge algunos recorridos temáticos - por ejemplo, la presencia de presidentes estadounidenses en los cómics Marvel - y expone una serie de números como ejemplo de la riqueza de contenido de estas historias que tantas lecturas diferentes admiten. Y es que, a diferencia de DC, que reinicia su Universo de vez en cuando, Marvel ha sabido salvaguardar su historia original con más o menos coherencia, añadiendo en el camino a miles de personajes y decenas de miles de historias para todos los gustos, aunque lo que impera en estas narraciones es el drama, el más difícil todavía en las vidas saturadas de unos héroes que siempre saben recomponerse para salvar la Tierra una y otra vez. Contra todo pronóstico, los cómics Marvel siguen publicándose y no parece que su final esté cerca, a tenor del éxito de su universo cinematográfico derivado.

EL PINGÜINO (2024), DE LAUREN LEFRANC.

Uno de los grandes aciertos de la irregular película The Batman fue el de un irreconocible Colin Farrell interpretando al Pingüino. Resulta insólito que la serie dedicada a este personaje haya resultado mucho mejor que la película original. Aquí se exploran los bajos fondos de Gotham y el ascenso de su protagonista al rol de jefe mafioso que todos conocemos en los cómics. En primer lugar Farrell, con todo ese maquillaje compone un personaje muy humano y repleto de matices, un tipo que sabe moverse como pez en el agua por unos barrios devastados por las consecuencias del final de la película, pero llenos de oportunidades para un tipo ambicioso como él. En cierto modo la serie toma elementos de la segunda parte de El padrino para narrar un violento ascenso al poder. En segundo lugar la relación que se establece con su joven pupilo (con estremecedora sorpresa final). El Pingüino deja abierto un universo muy interesante en el submundo de los barrios bajos de Gotham. Queda por saber si este gran trabajo va a ser aprovechado como merece en películas futuras del hombre murciélago (y también, ya de paso, si todos estos personajes forman parte o no del nuevo Universo DC que se abre con la nueva película de Superman),

P: 8

sábado, 8 de febrero de 2025

LA SUSTANCIA (2024), DE CORALIE FARGEAT.

La sustancia pretende ser una reflexión acerca del culto al cuerpo y a la juventud en esta era de redes sociales en la que todo queda obsoleto enseguida y las novedades con inmediata fecha de caducidad se suceden. La protagonista es una madura actriz que ganó en su momento el Oscar, una vieja gloria que ahora protagoniza un espacio televisivo de aerobic, al estilo de Jane Fonda en los años ochenta. La tentación se le aparece a través de la sustancia del título, un compuesto químico que promete a quien se la administre desdoblar su cuerpo y sacar del mismo una versión joven y perfecta de sí misma. Según aseguran las escuetas instrucciones las dos personas son la misma, aunque no pueden convivir, sino que deben relevarse cada semana. Aquí es donde empiezan los problemas, puesto que la versión joven empieza una arrolladora carrera como modelo y necesita más tiempo para atender a sus numerosos compromisos, lo cual pronto degenera en un conflicto entre dos personas que presuntamente son la misma. Obviando el hecho absurdo que una persona tome una sustancia de origen desconocido, a solas, sin ningún control médico, los resultados de esta decisión resultan bastante poco beneficiosos para su protanista, puesto que ese otro yo se vuelve alguien independiente que ataca al cuerpo maduro original que le estorba en cuanto a sus decisiones vitales (¿quién podría vivir una existencia coherente habitando el mundo una semana sí y la otra no?). Aunque al principio la película se ve con interés, por la salvaje crítica al mundo actual que contiene, el último acto de la misma se convierte en un festival gore sin sentido. Los homenajes se suceden en La sustancia: El doctor Jekyll, Frankenstein, El retrato de Dorian Gray e incluso el hombre elefante se dan cita en esta cinta desmesurada que al final no es más que un guion de serie B con presupuesto y pretensiones, una película que debería haber mantenido el rumbo de la crítica social y no al gore insustancial que la remata.

P: 5