martes, 29 de marzo de 2022

HORIZONTES DE GRANDEZA (1958), DE WILLIAM WYLER.

Civilización contra barbarie o el este contra el oeste. James McKay llega a Texas para casarse con su novia. Allí se va a encontrar con un mundo salvaje, cuya ley es establecida por unos tipos con unos valores muy diferentes a los suyos. Y es que en esta gran tierra hay que estar demostrando de manera continuada que uno es capaz de hacerse respetar y no es raro que las desavenencias se resuelvan a disparo limpio. McKay no está hecho de esa pasta. Se sabe mucho mejor que la mayoría de esta gente que necesita ser presuntuosa para sobrevivir. Él prefiere hacer las cosas para sí mismo, no para mostrarse bravo ante los demás. El choque entre caracteres tan antagónicos va a ser inevitable y es uno de los principales temas de esta película espléndida e inolvidable. Atrapado en el conflicto entre dos familias, solo va a encontrar un alma gemela en la maestra del pueblo, porque pronto se va a dar cuenta de que su actitud decepciona profundamente a su prometida, que se ha educado en unos valores totalmente diferentes a los suyos. Todos los actores están magníficos en esta gran película, hasta Charlton Heston, que dudó en participar en la producción por no tener el papel protagonista saca todo el jugo a un personaje que es capaz de evolucionar a través del ejemplo que le ofrece McKay. Aquí podemos contemplar cómo eran las superproducciones para todos los públicos de aquella época: épica, guion portentoso y cuidado en todos los detalles de la película, hasta el punto de que todo funciona como un mecanismo de relojería. Su larga duración no pesa en ningún momento, puesto que no sobra ni falta nada respecto a la historia que el gran Wyler nos quiere contar. Mención especial al papel de Burl Ives, presentado al principio como el villano de la película, papel que se va matizando mucho conforme transcurren los minutos hasta terminar mostrando una siniestra dignidad. Horizontes de grandeza es una de esas películas a las que siempre se puede volver y uno las va a contemplar con el mismo entusiasmo.

P: 10

sábado, 19 de marzo de 2022

EL INFIERNO DEL ODIO (1963), DE AKIRA KUROSAWA.

Aunque es su faceta más conocida a nivel popular, Kurosawa no solo fue un director de películas históricas de la época de los samuráis. Era muy capaz de filmar obras tan magistrales como ésta, en la que recrea con una insólita minuciosidad la investigación del secuestro de un niño que pone contra las cuerdas a un rico industrial de Japón y que no tiene nada que envidiar a cualquier clásico de Hollywood. Gondo es un hombre ambicioso, que necesita todo su dinero disponible para comprar las acciones que le faltan para dominar la empresa de la que es ejecutivo. Cuando le informan de que han secuestrado a su hijo, no duda en poner toda su fortuna para rescatarlo, pero cuando se percata de los delincuentes han cometido un error y se han llevado al hijo de su chófer, cae en un profundo dilema moral: ¿debe hacer lo mismo por un niño que no es suyo? La profunda transformación psicológica del personaje de Mifune que acaba apelando a su sentido del honor para echar sus ambiciones por tierra es uno de los puntos fuertes de esta película. El otro es el desarrollo, absolutamente realista, de la investigación policial, un cuerpo que no aparece como una institución corrupta, sino como unos profesionales que se esfuerzan en resolver la situación, con escenas tan magistrales como la del tren. También destaca el contraste entre el domicilio de Gondo, en la colina más alta de la ciudad y el retrato de los bajos fondos que ofrece la penetrante mirada de Kurosawa. Una película impresionante y a la que no pesa en absoluto su larga duración.

P: 9

viernes, 18 de marzo de 2022

EL JARDÍN DE LAS DELICIAS (1970), DE CARLOS SAURA.

Con un estilo deliberadamente vanguardista, Carlos Saura filma una especie de fábula que simboliza a una familia franquista agonizante. Antonio Cano, un hombre que ha llevado el negocio familiar a lo más alto, al fundar una constructora, ha sufrido un accidente automovilístico mientras conducía junto a su amante. Ha quedado en una silla de ruedas y con una amnesia total. Sus familiares intentan a toda costa que se recupere, pero no exactamente por el amor que sienten por el enfermo, sino porque quieren recuperar la combinación de una caja fuerte que posee en Suiza. Así pues, el director de Ana y los lobos idea una serie de episodios que se mueven entre lo onírico y lo metafísico que sirven para recrear pasajes del pasado de Antonio Cano: la República, la Guerra Civil, su propia boda... Todo resulta un poco extraño y forzado para un espectador que puede perderse con facilidad en una trama muy unida al espíritu de la época en la que fue rodada la película. Menos mal que ahí está un gran actor como José Luis López Vázquez demostrando que puede interpretar cualquier papel y levantar él solo cualquier película, lo que termina salvando los muebles de la muy personal El jardín de las delicias.

P: 6

sábado, 12 de marzo de 2022

THE BATMAN (2022), DE MATT REEVES.

Los tráilers que se han ido lanzando de esta nueva versión de Batman eran muy prometedores, pues daban a entender que íbamos a ver a un superhéroe imbuido en una trama clásica de cine negro, algo que no se había potenciado en películas anteriores. Y si bien es cierto que el arranque de The Batman es ciertamente espectacular, presentándonos, con una estética muy influenciada por el Seven de David Fincher, a un caballero de la noche más atormentado de lo habitual, hasta el punto de que la personalidad de Bruce Wayne le sobra: solo le interesa su papel como vigilante, seguir noche tras noche vengando simbólicamente la muerte de sus padres. Resulta curioso que de el proyecto inicial de esta producción, que iba a escribir, dirigir y protagonizar Ben Affleck en desarrollo de su versión madura de Batman, haya derivado en esta nueva reinvención del universo del murciélago protagonizado por un Batman muy joven, que solo lleva dos años haciendo de héroe, por lo que todavía es muy inexperto. Esto deriva en que en la investigación que emprende para parar los crímenes del Acertijo siempre vaya muy por detrás del villano y que necesite del concurso de otros para no avanzar con pasos de ciego. Si bien el comienzo es excelente, la película se va desinflando paulatinamente e incluso se va haciendo un poco larga, ya que quiere contar mucho sin desarrollar apenas nada. Tampoco ayuda que la química de Batman con Gordon o con Alfred sea casi inexistente. Este es un Batman que juega todas sus cartas a la temeridad y a la depresión, hasta el punto de que Wayne solo sirve para tomar algún que otro descanso en la mansión, pero sin ni siquiera tomar las medidas higiénicas más elementales, además de pasar absolutamente de cualquier actividad que tenga que ver con la gestión de sus empresas. Reeves ha preparado una producción espectacular, con una fotografía oscura y tenebrosa, pero con un guion poco original y repetitivo. Hay muchos elementos interesantes en su propuesta que despiertan el interés acerca de posibles secuelas, pero por ahora The Batman se queda como una película con excelentes intenciones y concebida con valentía pero que se queda un poco en tierra de nadie.

P: 7

DÍAS DE RADIO (1987), DE WOODY ALLEN.

Película menor dentro de la filmografía del gran Woody Allen, Días de radio es una de esas obras que puede volverse a ver con agrado, porque está presidida por una hermosa apelación a la nostalgia. Y es que Allen nos sitúa en los años cuarenta y nos los presenta como una época mucho más inocente que la actual, en la que la radio ocupaba un papel central en la vida cotidiana, como el único instrumento que permitía estar en contacto con el resto del mundo. Es curioso que el primero de los episodios que nos muestra, el de los ladrones, sea exactamente igual al de Historias de la radio, la película española de José Luis Sáenz de Heredia. Es muy posible que Allen la viera y que dicha escena le pareciera lo suficientemente genial como para incluirla en su película, aunque desconozco si el cineasta ha reconocido alguna vez este hecho. Muy entretenida, muy buen ritmo musical, pero demasiado anecdótica para acercarse a sus obras maestras, de esta película siempre recuerdo la escena del submarino alemán.

P: 6

THE BETA TEST (2021), DE JIM CUMMINGS.

Vendida como una gran sátira del mundo de los agentes de Hollywood, The beta test es, ante todo, una obra fallida y, lo que es todavía peor, bastante aburrida a pesar de su ritmo enloquecido. Concebida para el lucimiento de su actor protagonista, la película no es más que un festival de actuación histriónica por parte de éste. El espectador no tiene más remedio que seguir las peripecias del desquiciado Jordan Hines, un ejecutivo que ha caído en la tentación de acudir a una cita sexual anónima. Y ya sabemos que en estos tiempos carentes de privacidad esa decisión puede traer graves consecuencias. Lo peor de todo es que la narrativa es confusa - realizar un film con ritmo no es lo mismo que hacerlo atropelladamente y con prisas - y lo único que interesa es llevarnos a una sorpresa final que más o menos se podía llegar a intuir. No está mal que se quiera narrar una fábula acerca de la soledad de la existencia humana en la vida contemporánea, llena de posibilidades y en el fondo tan fría y carente de humanidad, pero se podía haber realizado con formas narrativas un tanto más clásicas, por mucho que el mensaje que se quiera entregar sea radical.

P: 3

miércoles, 9 de marzo de 2022

LA ESCLAVA LIBRE (1957), DE RAOUL WALSH.

A pesar de tener un tono muy distinto, la primera referencia que viene a la cabeza ante una película como La esclava libre es Lo que el viento se llevó. Se trata de una historia protagonizada por Clark Gable ambientada en el viejo Sur al que llega la Guerra Civil y trastoca su forma de vida. Pero en esta ocasión el foco está puesto en una mujer que descubre que su existencia es una gran mentira, ya que, criada como hija de un rico propietario, a su muerte descubre que es su madre era una esclava, por lo que de inmediato ella adquiere esa condición. La historia no pretende ser sórdida, al menos no mostrar esa apariencia, aunque la narración de Hamish Bond, el personaje que interpreta Gable y que intenta salvar a la protagonista, de su pasado sea un relato muy duro, aunque sin imágenes. No en vano Bond es un antiguo traficante de esclavos, de los que hacían los viajes a África que se arrepintió de sus pecados demasiado tarde y que sabe que sus acciones no tienen expiación posible. Un ambiente muy elegante enmarca esta historia - sus decorados son espectaculares - así como una hermosa fotografía. Película adelantada a su tiempo en los temas que trataba (aparece Sidney Poitier interpretando a un personaje muy radicalizado, ávido de venganza por sus hermanos esclavizados y torturados), ha ido ganando poco a poco en la consideración del público hasta convertirse en una de las obras más reputadas de Raoul Walsh.

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sábado, 5 de marzo de 2022

MUNICH EN VÍSPERAS DE UNA GUERRA (2021), DE CHRISTIAN SCHWOCHOW,

No podía ser más oportuno este estreno de Netflix, ya que la situación actual tiene muchos paralelismos respecto al momento histórico que retrata esta película. La conferencia de Munich, en 1938, fue el último intento de los dirigentes europeos de pararle los pies a un Hitler que ya se mostraba claramente expansionista, con un apetito difícil de saciar. El primer ministro Neville Chamberlain (interpretado magistralmente por Jeremy Irons) fue el encargado de apaciguar a un dirigente alemán que tomó nota de las poca voluntad guerrera de occidente en aquel momento y creyó que podría seguir devorando territorios sin más castigo que suaves reconvenciones por parte de Inglaterra y Francia. La película de Schwochow intenta redimir históricamente a la figura de Chamberlain, interpretando que gracias a sus esfuerzos diplomáticos la inevitable contienda fue aplazada un año y eso dio tiempo a occidente para prepararse. La mayoría de los historiadores interpretan justamente lo contrario, que fue Hitler el gran beneficiado y el que incrementó decisivamente su potencial para llevar a cabo la sorprendente blitzkrieg que desencadenó entre los años 1939 y 1942. A la vez que se produce la Conferencia, asistimos a una emocionante intriga de espionaje de carácter bastante realista concebida por el competente escritor Robert Harris. La ambientación de la película es espléndida y es capaz de transmitir esa sensación de desastre inminente que sentían los europeos de entonces, muy parecida a la que sentimos los europeos de ahora. Porque Rusia está haciendo ahora el papel de Alemania - esperemos que no llegue tan lejos -, un país que sufrió una humillante derrota y que quiere retomar por la fuerza sus antiguos territorios, amenazando con las más terribles consecuencias a quien se le oponga. En cualquier caso existe una diferencia muy relevante: el agresor ahora cuenta con un inmenso arsenal de misiles nucleares. Esperemos que todo llegue a arreglarse de alguna manera que ahora mismo no soy capaz de imaginar.

P: 7

DETOUR (1945), DE EDGAR G. ULMER.

Obra ejemplar de género negro, Detour es una magistral aproximación a la fatalidad del destino. Porque después de todo el único pecado de Al Roberts es ser pobre y tener la mala suerte de ser recogido en autostop por alguien que está a punto de fallecer por muerte natural. Resulta curioso que el pesimismo del protagonista se manifieste en todo su esplendor durante el breve metraje de esta película realizada con pocos medios, pero cuyo guion luce estupendamente en pantalla. Olvidada durante mucho tiempo, hoy sigue siendo una gran desconocida. Detour contiene todos los ingredientes para convertirse en un gran clásico de cine negro: la mujer fatal, los escenarios nocturnos y desolados, las malas decisiones que acaban pasando factura. Además cuenta con una de las escenas más perturbadoras de la historia del cine, esa muerte accidental en una sórdida habitación de hotel que remata la racha de mala suerte de Roberts. Así pues, un personaje al que conocemos cuando ya todo se ha consumado recuerda para el espectador la pequeña historia de su desgracia, echando de menos esos días en los que era un tipo amargado, pero al menos contaba con una porción de esperanza para mejorar su situación, lo que significaría ganar un poco más de esos papeles repletos de gérmenes que todos llaman dinero.

P: 9

viernes, 4 de marzo de 2022

HISTORIA DEL CINE (2019), DE MARK COUSINS. EL ARTE DEL SIGLO XX.

Nada más nacer, el nuevo arte cinematográfico ya estaba ofreciendo al mundo sus primeras obras maestras. Y es que el invento que se concibió como una mera curiosidad para ser exhibido en barracas de feria pronto demostró sus inmensas posibilidades narrativas y técnicas: puede decirse que el cine fue un arte que nació ya perfectamente armado, seguramente porque tenía un poco de teatro, de pintura y de narrativa, disciplinas que ya habían sido desarrolladas en los siglos precedentes. Los primeros creadores, como David W. Griffith o Murnau fueron estableciendo las pautas del nuevo lenguaje, jugando con los movimientos de cámara, experimentando nuevas formas de transmitir emociones al público. Era un lenguaje universal, sin fronteras, por lo que cualquier espectador podía entender de inmediato lo que estaba sucediendo en la pantalla, aunque lo que se mostrara tuviera que ver con culturas ajenas a la suya. Esta magia, esta posibilidad de vivir otras vidas durante un par de horas es lo que llevaba masivamente al público a las salas. La oscuridad en la que se envolvía la sesión de cine ayudaba al espectador a desconectar de su en muchas ocasiones descorazonadora realidad cotidiana:

"Si somos indios y vemos una película francesa, o queer y vemos una cinta hetero, o jóvenes y vemos una película sobre mayores, o ricos y vemos un film sobre personas pobres, nos enfrentamos a algunas cosas que están al margen de nuestra experiencia inmediata, pero lo que vemos es también nuestro mundo porque utiliza nuestro lenguaje, el lenguaje del cine. Las películas son un esperanto del espacio-tiempo, un idioma de soñadores, rebeldes, idealistas, llorones y tímidos. Este tipo de personas seguirá existiendo dentro de mil años y también, en cierto modo, los placeres del cine."

Al margen del apabullante volumen de información que ofrece, el libro de Mark Cousins reivindica el cine más allá del sistema de estudios que se instauró en Hollywood durante su edad dorada, por lo que posa su mirada frecuentemente en cinematografías alternativas, como las de Japón, Irán, Egipto, India, Brasil y numerosos países europeos. Además, estudia detenidamente todas las innovaciones que se produjeron a partir de los años sesenta, formas narrativas que iban más allá del clasicismo romántico de Hollywood y que experimentaban nuevos lenguajes. Incluso el cine de los años noventa es reivindicado por Cousins como uno de sus momentos más creativos. El cine pasa a ser también una cuestión moral e incluso política. 

Ni que decir tiene que esta es una lectura imprescindible para cualquier cinéfilo, no solo para apreciar en su justa medida la evolución de un arte, sino también para descubrir películas olvidadas y que Cousins reivindica como importantes e innovadoras, aunque muchas de ellas sean difíciles de encontrar. Además, la abundancia de ilustraciones ayudan a que su lectura sea un auténtico placer.