La novela de la última Premio Nobel, escrita desde varios puntos de vista, parece escrita para trasladar la angustia de la protagonista (y de los que la rodean) al lector. Su marido se casó con ella por considerarla una mujer sin nada especial, alguien insulso que no le iba a causar problemas al asumir el papel servil que él esperaba. Por eso la rebelión es tan inesperada y causa tanto impacto. La comida es algo muy importante en la sociedad coreana y renunciar así a buena parte de ella (al final ella no parece necesitar nada, su postura es casi la de una huelguista de hambre), resulta un verdadero escándalo y una vergüenza familiar. Ahí es cuando entra en escena la figura del padre, alguien que maltrató a a Yeonghye desde muy pequeña y que no tiene problemas en seguir haciéndolo si así puede hacer entrar en razón a su hija.
Tampoco falta aquí el personaje perturbado - al menos desde el punto de vista occidental - de las novelas procedentes de estas culturas. El cuñado de Yeonghye está enamorado de ella, pero de una forma muy peculiar y enferma. Una tercio de la novela está dedicado al desarrollo de su ceremonioso amor, que él trata de presentarse a sí mismo como algo artístico, y cómo se aprovecha del estado cada vez más vegetativo de ella. Porque la protagonista vive cada vez más en su propia realidad:
"Cosa sorprendente, ella no parecía sentir curiosidad alguna, por eso podía mantener la calma en cualquier situación. No había explorado el espacio desconocido donde se encontraba ni tampoco había expresado inquietudes que hubieran sido naturales en estas circunstancias. Parecía contentarse con presenciar como una espectadora las cosas que le sucedían a su persona. O quizás en su interior ocurrían cosas tan terribles, cosas tan inimaginables que ya tenía más que suficiente con tener que convivir con ellas en la vida diaria y por eso no le quedaban energías para mostrar curiosidad, explorar o reaccionar a lo que ocurría a su alrededor."
El final de la novela es verdaderamente terrible, en consonancia con el tono de los capítulos precedentes. El punto de vista que se adopta es el de la hermana de Yeonghye, la única persona que no se separa de ella e intenta ayudarla hasta el final, cuando la protagonista casi ha dejado de ser un ser humano y se ha transformado en algo más parecido a un vegetal. La rebeldía hasta sus últimas consecuencias, no por una idea humanista o ecológica de la alimentación, sino como protesta frente a un mundo que jamás ha contado con ella más que como mero instrumento derivado de su supuesto papel social.
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