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domingo, 16 de marzo de 2025

EL HOMBRE ATRAPADO (1941), DE FRITZ LANG.

Los primeros momentos de El hombre atrapado muestran a las claras como Hitchcock y Lang se influenciaron mutuamente durante buena parte de sus respectivas carreras. Nos encontramos en 1939, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. Un cazador se mueve por los bosques de Baviera y sorpresivamente - o eso creemos - se encuentra con la residencia de retiro de Hitler. No solo eso, sino que consigue poner en el punto de mira de su rifle al dictador. El protagonista dispara, pero su arma está descargada. Por lo que sabremos luego, se trata de un cazador que acecha a sus presas por deporte, por lo que no las mata. En cualquier caso, la presa que tiene en esos momentos en su mirilla es muy especial. Se lo piensa mejor, carga el arma, pero no tiene tiempo de un segundo disparo. Un SS se le echa encima y lo captura después de una breve pelea. Toda esta escena está rodada con una tensión ejemplar, sobre todo teniendo en cuenta el momento en el que fue rodada y su intención de movilizar al público estadounidense contra un nazismo en auge en las fechas del estreno. El resto de la película, después de la tortura y fuga del protagonista, transcurre con una persecución al hombre en unas calles de un Londres fantasmagórico, con mucha influencia del cine negro, aunque con toques de romanticismo. El hombre atrapado funciona perfectamente como metáfora de un guerra en curso, mostrando lo implacable y cruel que es el enemigo frente al heroísmo y nobleza del pueblo inglés.

P: 8

domingo, 1 de octubre de 2023

M, EL VAMPIRO DE DÜSSELDORF (1931), DE FRITZ LANG.

Nos encontramos, quizá, ante la primera película del género de asesinos en serie de la historia. M es una obra que se mueve entre el cine negro y el expresionismo para ofrecer un retrato realista y sobrecogedor - la actuación de Peter Lorre es prodigiosa - de un enfermo que asesina niñas. Y lo hace de una manera cruda, sugiriendo más que mostrando la actuación del criminal, alguien que se presenta ante el espectador de una manera simbólica, como sombra que se cierne sobre su víctima o reflejado en el escaparate de una tienda de cuchillos. A Lang le interesa ante todo mostrar la investigación policial agotadora que se organiza en torno a la caza del asesino pero, en paralelo, los criminales y los mendigos también se organizan para atraparlo, puesto que su presencia en las calles está afectando a sus negocios. Y son estos últimos, con métodos menos ortodoxos pero quizá más eficaces que los policiales, los que consiguen cercar al criminal, un criminal que no es como ellos, que jamás podría formar parte de su hermandad, porque sus acciones van más allá de tolerable. El juicio en ese escenario oscuro de las profundidades de la ciudad es el gran remate a una obra redonda, en la que la sociedad se topa con sus propios fantasmas y son los elementos más indeseables de la misma las que se conjuran para resolver un problema para el que la policía no parece tener solución. Quizá todo esto también sea una metáfora de la próxima llegada de los nazis al poder, unos criminales que también ofrecían al pueblo soluciones contundentes a sus problemas, unas soluciones que acabarían engendrando pesadillas nunca vistas.

P: 10 

jueves, 16 de febrero de 2023

METRÓPOLIS (1927), DE FRITZ LANG Y DE PILAR PEDRAZA (2000).

Fue una película muy innovadora en su tiempo y sigue siendo una de las obras más sorprendentes de la historia del cine vista hoy día. Lo primero que llama la atención de Metrópolis son esos decorados que tanta influencia van a tener no solo en el cine, sino en la ciencia ficción que vendrá después. La ciudad que reflejan Lang y Von Harbou - el director siempre declaró que la película debía adjudicarse a los dos - es una pesadilla distópica en la que los privilegiados viven en la parte de arriba, en los magníficos rascacielos surcados por aviones y otras naves y los proletarios en los subterráneos, donde son obligados a trabajar como esclavos para que la urbe pueda funcionar. La imagen de esas masas de obreros en fila, cansados, cabizbajos, entrando o saliendo de sus interminables jornadas es algo absolutamente icónico, no hace falta mucho más para reflejar la injusticia a la que están sometidos. Desde su estreno hubo opiniones divididas acerca de este film. Gente tan prestigiosa como H.G. Wells - que creía que se había plagiado una novela suya - calificó la historia como ridícula, pero otros como Luis Buñuel fueron mucho más entusiastas. Lo cierto es que, si bien el guion es mejorable, la fascinación que producen las imágenes deviene en una experiencia incomparable, tanto que en los años ochenta la película se reestrenó con una banda sonora con músicos de la época y gozó de bastante éxito entre los jóvenes. Desde su estreno el metraje de la película ha sido objeto de diversas mutilaciones, por lo que es muy complicado recuperar la versión original de 210 minutos. La que yo he visto, que se supone la más fiel restauración hasta el momento, está avalada por la Friedrich Wilhelm Murnau Stiftung.

Vale la pena descubrir algunos de los secretos de Metrópolis, así como sus distintas interpretaciones a través de los años leyendo el estudio crítico que publicó la escritora e historiadora del cine Pilar Pedraza en Paidós:

"Metrópolis es una de las grandes máquinas fantásticas de la UFA (...) que remiten a un tiempo mítico - futuro o pasado - en el que no se trata tanto de representar las tragedias de la cultura nacional (...) sino más bien los avatares del destino, del deseo y de la utopía, con una voluntad totalizadora que, entre otras cosas heterogéneas, abarca, sin llegar a dominarlo, el problema del Hijo. Éste (Freder), al abandonar una infancia dorada (...) tropieza con la revelación de que su padre es un tirano que oprime al pueblo (...) El relato se desarrolla bajo la forma de una enrevesada serie de avatares socio-sentimentales y melodramáticos, que el texto despliega, entre fabulador y delirante, cuando expresa el punto de vista del Hijo, y fascinante cuando es el propio autor quien señala los límites de la representación."

P: 10

miércoles, 17 de febrero de 2021

LAS TRES LUCES (1921), DE FRITZ LANG. LA MUERTE CANSADA.

Las películas mudas del periodo de Weimar, una de las fuentes seminales del cine, tienen un aire especial, una expresividad en sus protagonistas que cobra singular importancia, ya que no pueden hablar y a veces los carteles explicativos no bastan para mostrar en pantalla todos los matices de un sentimiento o de una acción. Pero igualmente importante es el ambiente en el que se desarrollan las historias, en esta ocasión en un pueblo de aspecto siniestro que es visitado por un personaje serio y de mirada profunda. Se trata de la mismísima Muerte, que necesita un terreno junto al cementerio municipal para ampliar sus actividades. La Muerte encuentra a una pareja de recién casados y se lleva al joven. La mujer no puede aceptar el fin repentino de una felicidad que acaba de comenzar (la muerte ataca a todos, a veces en el momento en el que menos se la espera) y el siniestro personaje, que declara estar cansado de su misión de traer malas noticias a la humanidad, ofrece una oportunidad a la joven: debe evitar al menos uno de tres fallecimientos que están inevitablemente previstos, vidas simbólicamente representadas en la luz de tres frágiles velas.

Las misiones de la protagonista se van a dar en tres épocas y ámbitos distintos: Oriente Medio, Venecia y China. Tan variados escenarios sirven para mostrar lugares exóticos que sin duda estimularían la imaginación del público de la época, un mundo lleno de luces y sombras, pero también de colorido, buscando ofrecer ante todo una de las primeras muestras de la belleza que puede conseguir el arte cinematográfico, con un uso muy meritorio de los efectos especiales.

Acercarse a Las tres luces hoy en día no constituye solo un ejercicio de curiosidad cinematográfica para contemplar los comienzos de uno de los directores más importantes de la historia del cine. La película posee valores propios, hace un uso magistral de los elementos simbólicos e intenta hacer llegar al espectador el mensaje de que el amor es más fuerte que la muerte. Además, el filme contribuyó a la vocación de un joven Luis Buñuel, tal y como cuenta en sus memorias:

"Fue al ver Der müde Tod cuando comprendí sin la menor duda que yo quería hacer cine. No me interesaron las tres historias en sí, sino el episodio central, la llegada del hombre del sombrero negro —en seguida supe que se trataba de la Muerte— a un pueblo flamenco, y la escena del cementerio. Algo que había en aquella película me conmovió profundamente, iluminando mi vida."

No puedo dejar pasar la ocasión de incluir el famoso poema de Quevedo, Amor más poderoso que la muerte:

.                                                 Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera:
mas no, de esa otra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi alma el agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un dios prisión ha sido,
venas,  que humor a tanto fuego han dado,
medulas,  que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrán sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

domingo, 10 de noviembre de 2013

FURIA (1936), DE FRITZ LANG Y FRITZ LANG EN AMÉRICA (1969), DE PETER BOGDANOVICH. MASA Y PODER.

De entre todas las películas que realizó en Estados Unidos, Furia era la preferida de Fritz Lang. Quizá porque supo trasladar el espíritu de su denuncia de los totalitarismos a una historia concebida para la mentalidad de aquel país, en la que el héroe era un ciudadano corriente que se enfrenta, debido a un equívoco, a una ola de intolerancia descontrolada contra su persona. Porque no se puede razonar con la masa. La masa siempre tiene razón y sabe impartir justicia sin tener que sentarse y pensar en la misma. Lancé esta pregunta en el debate posterior a la emisión de la película: ¿provocarían la misma indignación las imágenes de Furia si el personaje de Spencer Tracy, linchado por la masa, hubiera sido un violador de niños o algo así? Piensen ustedes su respuesta. Y si pueden, lean Fritz Lang en América, un valiosísimo documento en el que uno de los mejores directores de cine de todos los tiempos habla de sí mismo y explica lo que quiso transmitir en cada una de sus obras. 

Aquí el artículo:

http://asociacioncristobalcuevas.blogspot.com.es/2013/11/furia-de-fritz-lang.html