lunes, 10 de marzo de 2025

AUTOCRACIA S.A. (2024), DE ANNE APPLEBAUM. LOS DICTADORES QUE QUIEREN GOBERNAR EL MUNDO.

Soy lo bastante mayor ya como para recordar esa esperanza mundial que, con la caída del comunismo en los años noventa, supuso el triunfo de la democracia liberal en todo el mundo, una especie de fin de la historia en la que los totalitarismos del siglo XX habían sido definitivamente vencidos. Los noventa fueron una época optimista que se prolongó hasta principios de los dos mil, un optimismo que se frenó en seco con los ataques del 11 de septiembre, que quizá supusieron el principio del fin de la hegemonía de Estados Unidos como única potencia mundial. 

Como bien relata Applebaum en Autocracia S.A, las dictaduras ya no son lo que eran. Se han adaptado a estos tiempos de hipercomunicación y redes sociales y se apoyan unas a otras - a pesar de sus diferencias ideológicas - como si se tratara de un entramado empresarial y no de un conjunto de países con intereses diversos. Además, se relacionan bien con países democráticos - aunque democracias imperfectas - como Turquía, India o Hungría. Y dicha influencia está llegando ya a democracias más consolidadas, como las clásicas de occidente. Rusia puede chantajear a Europa con su dependencia del gas ruso y puede influir en las elecciones de países diversos, como ya ha sucedido con Estados Unidos, mientras mantiene a su ejército invadiendo Ucrania.

Además, los autócratas han sofisticado sus métodos de represión al disidente. Ya no hace falta matarlos públicamente para desencadenar el terror ante el resto de la población (aunque Putin ha usado mucho este método, en Rusia y también en el extranjero). Ahora también es posible desencadenar una campaña de desprestigio contra alguien a base de un bombardeo de noticias falsas que acaban calando en los ciudadanos de un país:

"(...) las campañas de desprestigio dan resultado. Cuando un aparato estatal combina el ministerio fiscal, los juzgados, la policía, los medios de comunicación bajo su control y las redes sociales para incriminar falsamente a una persona —para construir un determinado relato sobre su vida e ideas, acusarla de traición, fraude o delito y, a veces, detenerla o torturarla por esas falsas acusaciones—, parte de ese desprecio se queda adherido a la víctima."

Dados los acontecimientos de las últimas semanas, con un Donald Trump que parece muy cómodo uniéndose al club de los autócratas, el libro de Applebaum necesitaría un epílogo que analizara las implicaciones de este segundo mandato del indeseable personaje y las consecuencias que esto va a tener para Ucrania y para el resto del mundo. La historia avanza en los últimos años con una velocidad desmesurada, tanto que a muchos les hace recordar momentos muy siniestros para Europa, como los veranos de 1914 y de 1939. 

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