No he visto la primera versión de esta película, pero el montaje del director, de casi cuatro horas de duración, resume de manera satisfactoria la vida de un personaje tan inabarcable como Napoleón Bonaparte. Aunque todavía en esta versión de casi cuatro horas Scott deja puntos esenciales con escaso o nulo desarrollo, lo importante es que se trata de una muy decente recreación de época repleta de escenas espectaculares que muestran de manera muy veraz lo que debía ser estar en un campo de batalla de la época. Joaquin Phoenix ha sido muy criticado por el papel protagonista de esta película pero, aunque hay escenas en las que peca de inexpresividad, pasa con nota la prueba de interpretar a un personaje tan complicado y del que no existen referencias visuales más allá de algunos cuadros en los que aparece absolutamente idealizado. Desde luego que existen fallas muy importantes en la película, como la licencia que se toma filmando un bombardeo a las pirámides de Egipto que nunca existió o las nulas referencias a un asunto tan crucial como la resistencia a la invasión en España, pero al final del visionado de esta versión del director las sensaciones son positivas, sobre todo si no olvidamos que no estamos contemplando un documental al que se le exige rigor histórico, sino una película de ficción en el que sus creadores tienen permitido tomarse las licencias que quieran en pos de la espectacularidad de su producto.
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