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viernes, 21 de marzo de 2025

EL CASO ABEL TREM (2023), DE GÁBOR REISZ

Abel es un estudiante de secundaria que prepara un examen oral de historia. Durante el mismo se producirá un incidente, una mera anécdota, que él tratará de usar para justificar su suspenso. Se trata de un leve comentario que un profesor realiza acerca de su pin con la bandera de Hungría, pero que el alumno interpreta ante sus padres como el motivo de su fracaso. A partir de ahí la bola irá haciéndose más grande y el caso acabará convirtiéndose en un escándalo nacional que puede ser aprovechado por ciertos políticos en la nacionalista Hungría. Todo esto es aprovechado por una joven periodista con muy poca ética, que manipula los hechos para que tengan mayor relevancia. Mientras tanto un Abel abrumado, un adolescente que en lo único que piensa es en lo enamorado que está de una compañera, es incapaz de salir de su situación y tampoco aprovecharse de ella. El caso Abel Trem parte de una premisa muy interesante, pero al final es una película que se hace muy larga y no aprovecha su argumento para elaborar una crítica social verdaderamente consistente, ya que parece darle más importancia a la psicología de su protagonista que a las consecuencias de un escándalo que podría aclarse fácilmente si alguien tuviera interés en organizar una investigación independiente del mismo. En cualquier caso, se trata de una historia muy de nuestro tiempo, pues estos absurdos son siempre un bocado muy apetecible para las fuerzas ultras.

P: 5

sábado, 14 de octubre de 2023

NUEVE MESES (1976), DE MÁRTA MÉSZÁROS.

Retrato de la vida íntima de una pareja en una pequeña localidad de la Hungría comunista, Nueve meses quiere ante todo ceñirse a un realismo estricto. Su título alude, evidentemente, al embarazo de su joven protagonista, que fue en paralelo al de la actriz que la interpreta. El parto que aparece en su metraje es real, algo verdaderamente insólito. La película refleja de manera muy efectiva cómo era la existencia cotidiana en uno de los países del llamado realismo socialista. A la frialdad del clima se une la apatía de unas gentes que cuenta con un empleo y una existencia humilde aseguradas, pero que viven sin mucha ilusión de mejora, como en un ciclo interminable de trabajo y ocio de mala calidad en un paisaje realmente poco atractivo. Además, Juli, la protagonista debe enfrentarse al machismo que, de forma natural, impera en el pequeño microcosmos en el que habita, una sociedad en la que oficialmente todos son iguales, pero que se encuentra en realidad estrictamente jerarquizada. Un cine diferente realizado en un mundo diferente.

P: 7

miércoles, 30 de noviembre de 2022

LA HISTORIA DE MI MUJER (2021), DE IDIKÓ ENYEDI.

Apostar con un amigo que uno se va a casar con la primera mujer que entre por la puerta del café donde se está tomando algo no es el mejor método para encontrar la pareja ideal, pero el solitario capitán de mercante Jacob lo lleva a cabo y termina casándose con la bella, divertida y algo enigmática Lizzy. La relación que se va a establecer entre estos dos seres que no se conocen será bastante peculiar, puesto que él pasa gran parte de su tiempo de viaje y ella no esconde demasiado su gusto por los amantes, quizá porque siente que no debe demasiado respeto a un matrimonio que no ha ido precedido por un enamoramiento y un noviazgo. Lo curioso es que la directora cuenta la historia de una relación tóxica en un clima romántico y de época. La gran baza de esta película es la excelente ambientación de hace un siglo en la que transcurre. Lo peor de la misma es lo deshilvanado del guion y la larga duración de la película, injustificable respecto a lo que se cuenta. Una película extraña, a la vez gélida por la relación que se establece entre sus protagonistas y a la vez luminosa y liberadora en sus escenas marítimas Lo más interesante: el desconcierto masculino frente al amor frustrado que representa el capitán Jacob. 

P: 6

martes, 19 de enero de 2016

EL HIJO DE SAÚL (2015), DE LÁSZLÓ NEMES. EL ALMA DEL SONDERKOMMANDO.

Uno de los detalles más viles de la organización del Holocausto por parte de los nazis es que las SS escogían a grupos de prisioneros (denominados Sonderkommandos), encargados de realizar el trabajo más sucio: guiar a los grupos de cautivos recién llegados hasta las duchas y, una vez gaseados, registrar los cadáveres en busca de objetos valiosos y posteriormente trasladarlos para ser incinerados. Los componentes de estos grupos veían prolongada su existencia tres o cuatro meses, pero debían convertirse en cómplices involuntarios del más tremendo crimen que ha cometido la humanidad. Algunos de ellos hablaban de sí mismos como "portadores del secreto", los únicos que podían dar testimonio de lo que estaba sucediendo en Auschwitz. Solo unos pocos sobrevivieron para contarlo y pudieron ratificar sus afirmaciones con una prueba incontestable: las fotografías de una cremación de cadáveres al aire libre, que fueron tomadas clandestinamente, en unas circunstancias muy difíciles.

El protagonista de la película de Nemes muestra un rostro sin emociones, propio de quien lleva meses inmerso en un infierno cotidiano, por lo cual lo que sucede a su alrededor le es en gran parte indiferente. Saúl se limita a obedecer órdenes, a realizar su trabajo y a aislarse de la realidad en la medida de lo posible. Para el espectador, el protagonista es una especie de Virgilio que le va a guiar por el escenario más dantesco posible, pero desde su particular punto de vista: el del veterano que en buena parte se ha adaptado a las condiciones del Averno. Paradójicamente, Saúl solo va a reaccionar ante una muerte muy concreta: la de un niño al que reconoce como su propio hijo. Como espectadores, no sabemos si lo es verdaderamente (sospechamos que no, que se trata de un delirio del protagonista), pero somos testigos de la transformación de Saúl: de no querer saber nada del mundo pasa a obsesionarse por el cadáver del niño, hasta el punto de arriesgarlo todo con el fin de que no sea incinerado y obtenga un funeral conforme a los ritos de su religión.

Con este argumento, no puede esperarse de El hijo de Saúl que sea una gran crónica del Holocausto, al estilo de La lista de Schindler, sino que nos encontramos ante una propuesta mucho más íntima. El director explica sus intenciones en una entrevista publicada en la revista Caimán, Cuadernos de cine

"(...) Quería hacer una película a partir de un único personaje, pegándome a él, pero sabiendo que no podía mostrar aquello que el cine suele mostrar en estos casos y que para ello debería de reducir el alcance de lo visible. En el cine, menos es más; en el caso del Holocausto, si muestras mucho al final acabas empequeñeciéndolo todo. Y no queríamos empequeñecerlo, queríamos servirnos del espectador como un médium para dar a entender el horror absoluto, como si aquello estuviese sucediendo en su propia mente.

(...) Porque se trata de que el espectador se sienta como un acompañante del protagonista, otro interno. No se trata de prestarle atención a todo lo que sucede alrededor del protagonista, el horror, el exterminio, que a él no le llama la atención porque es algo a lo que está acostumbrado. Mantiene un perfil bajo, pero presta atención a todo aquello relacionado con el niño y con su objetivo. En esos momentos, la perspectiva puede ampliarse y la imagen puede mostrar mucho más."

Así pues, el infierno que nos muestra Saúl es mucho más sonoro que visual, lo acrecienta la sensación de subjetividad, de estar viviendo lo mismo que el protagonista, una sensación tremendamente incómoda que Nemes consigue que el espectador experimente desde el primer minuto hasta el final del film. Todo es tan terrible, tan surrealista y tan confuso cómo lo debió ser en el propio Auschwitz. No hay que olvidar jamás que los nazis pretendieron que aquel fuera un episodio oculto de la historia, que no sobrevivieran víctimas capaces de testimoniar la inmensa matanza. Por eso, entre otras muchas cosas, El hijo de Saúl es una nueva llamada de atención acerca de la necesidad de no olvidar (y ese mensaje no solo sirve para el Holocausto, sino para todo tipo de episodios oscuros sucedidos en el último siglo a lo largo de toda la geografía mundial, incluyendo a nuestro país) y constituye una nueva vuelta de tuerca en la filmografía que se ha dedicado a retratar el exterminio del pueblo judío. La de Nemes es una película que es necesario visionar para poder reflexionar con serenidad y extraer el mensaje de la crudeza de sus imágenes y sus sonidos.