miércoles, 31 de diciembre de 2008

LA VIDA DE BRIAN, DE TERRY JONES. RISA REDENTORA.



La risa siempre ha sido enemiga de la religión. De eso trataba en esencia un libro tan conocido como "El nombre de la rosa" y ejemplos tenemos a lo largo de la historia de la intolerancia con quienes se mofaban de la Iglesia. Galeano, en su magnífico libro "Espejos", recoge un ejemplo muy revelador: Antonio José da Silva, un marionetista que vivió en Lisboa en el siglo XVIII, que hacía burlas de la Corona y de la Iglesia en sus actuaciones. Terminó en la hoguera.

Hoy día tenemos la suerte de que los que se ríen de la religión tienen asegurada publicidad gratuita de la Iglesia Católica, por lo que sus productos se venderán con mucha más facilidad, sean de la calidad que sean. Otro asunto es ofender a la religión islámica, donde parece que la historia no ha evolucionado.

En la película que nos ocupa, recomendada especialmente en estas fechas en las que nos sigue invadiendo la cursilería, la crítica resulta demoledora. Un hombre llamado Brian que vive una vida paralela con el mismísimo Jesucristo y es proclamado profeta a su pesar. La narración no corre a cargo de Plutarco, sino de los Monty Python y resulta ser una de las películas más divertidas de la historia, con multitud de momentos para recordar. Yo me quedo con Pijus Magníficus (el de la derecha, en la foto), entre otros muchos.

Recuerden que la religión se basa en el temor de lo que pueda ocurrir tras la muerte. Una buena ración de risas de esta índole es una buena medicina para estos temores. Al reirnos de lo sagrado, lo sagrado pierde su razón de ser. Que se lo digan a la casa real, que últimamente no hace más que ofenderse por las bromas más inocentes... Claro que sus contraataques en forma de libros con declaraciones explosivas son más piedras contra su propio tejado.

martes, 30 de diciembre de 2008

TIERRA Y LIBERTAD, DE KEN LOACH. UNA VERDAD INCÓMODA.



Todavía no se ha realizado la gran película sobre nuestra guerra civil. Quizá nuestro cine ha abundado más en la posguerra y la represión que en el propio conflicto (la reciente "Los girasoles ciegos" es un buen ejemplo de esto) con una hiperabundancia de realizaciones acerca de niños que descubren el mundo en los años cuarenta (y aquí es imprescindible siempre una escena en la que el niño espía a sus mayores mientras practican el sexo).

"Tierra y libertad" es un intento muy loable de aproximación a este polémico periodo de nuestra historia, que sigue desatando pasiones entre nosotros como si se hubiera producido ayer mismo y cuyas heridas parece que nunca vayan a cicatrizar. Quizá en el futuro, pero no por reconciliación de los descendientes de ambos bandos, sino por desconocimiento y desinterés de las nuevas generaciones. La película de Ken Loach, inspirada en "Homenaje a Cataluña", de George Orwell cuenta un episodio poco conocido y que resultó sangrante para el bando republicano: la lucha fraticida entre el POUM y los anarquistas por un lado y el Partido Comunista controlado por Stalin, por el otro.

Lo verdaderamente interesante es observar al bando republicano desde dentro, en concreto desde los ojos de un idealista voluntario británico que se integra en un POUM que tiene que arreglárselas apenas sin armas ni asistencia del gobierno republicano. El entusiasmo por crear una sociedad nueva lo compensa todo, tarea que realizan casi con la ingenuidad de niños, quizá la única manera de cambiar las cosas (la escena de la asamblea en el pueblo, una de las mejores de la película es muy reveladora de todo esto). Pero las autoridades republicanas, dominadas por los comunistas, ven esto como una irresponsabilidad. Tienen como prioridad ganar la guerra y profesionalizar el ejército, con lo que el choque entre las dos concepciones es inevitable, materializándose en una guerra civil dentro de la guerra civil, muy bien reflejada en la escena barcelonesa en la que los dos bandos se disparan desde edificios situados enfrente y un ama de casa que pasa por allí con la compra, trata de mediar entre ellos para que disparen contra el verdadero enemigo, con un sentido común apabullante que no dará ningún resultado.

Y es que la derrota republicana tuvo algo de suicidio, de choque entre distintos enfoques de lo que debía ser la victoria: el retorno de la legalidad republicana, una sociedad comunista tutelada por Moscú, una sociedad comunista independiente de Moscú, una sociedad libertaria... Y frente a tanta desunión, el otro bando se unificó en torno a la figura de Franco sin apenas fisuras.

Ken Loach logra una película muy entretenida y que nos hace reflexionar, aunque retrate al POUM como santos en la tierra y a los comunistas como traidores, sin profundizar un poco más en las razones de unos y otros. La historia es la que es. En sus cunetas quedaron los interesantes experimentos sociales que vislumbramos en la película y sobre los que mucho se ha escrito ya.

lunes, 29 de diciembre de 2008

MEMORIAS DEL SUBSUELO, DE FIODOR DOSTOIEVSKI. EL FUNCIONARIO ATORMENTADO


Un libro un tanto insólito en la producción de Dostoievski, que poco tiene que ver con otros libros que he leído de él como "El jugador", "Crimen y castigo" o "Los hermanos Karamazov". Escrito en primera persona por un desgraciado funcionario de ínfima categoría se dedica a desgranar sus males, su complejo de inferioridad, pero a la vez, al ser consciente de ello, se siente secretamente superior a los demás, por lo que le atormenta aún más su situación miserable.

De todas maneras, si hay que juzgar el libro, hay que dividirlo en dos partes: la primera es todo un tratado filosófico de lectura bastante exigente, donde el protagonista desgrana su visión del mundo y la segunda, que cuenta una reunión con antiguos compañeros de clase. Aquí su actuación resulta totalmente insólita y fuera de lugar, aunque él intenta justificarse ante nosotros, los lectores, que somos los únicos que le importamos. La única posibilidad de redención, la que le ofrece una joven prostituta a la que intenta llevar por el buen camino, es desperdiciada de manera brusca. Y he aquí el estado en el que acaba, lo que consigue: "...más muerto que vivo por el dolor del alma que me embargaba. Jamás padecí más sufrimiento y más remordimiento que entonces..." Y es que los personajes del siglo XIX en muchas ocasiones eran sujetos a pasiones extremas, pero pocos tan singulares como este funcionario sin nombre.

jueves, 25 de diciembre de 2008

ARSÉNICO POR COMPASIÓN, DE FRANK CAPRA. UNAS SIMPÁTICAS VIEJECITAS



En estos días entrañables de la Navidad es tradicional repasar por enésima vez "¡Qué bello es vivir!", pero del mismo Capra yo recomendaría que se asomaran a esta prodigiosa comedia negra (y el humor negro siempre ha sido una de las formas más refinadas de humor, veáse "El verdugo") sobre dos viejecitas que, cuan doctores Montes, practican la eutanasia a los pobres desdichados solitarios que alquilan su habitación, a quienes doña Esperanza Aguirre podría denunciar sin temor a equivocarse esta vez. La producción cuenta con un esplendoroso Cary Grant y con un guión que es un continuo enredo muy bien hilvanado y que transcurre prácticamente todo él en una sola habitación.

Mejor no decir nada más. Mejor es que la vean ustedes mismos. Y por cierto, ¡Feliz Navidad! y consuman moderadamente, que por mucho que nos digan, parece que lo de la crisis va en serio.

NÁUFRAGOS, DE ALFRED HITCHCOCK. PERDIDOS EN EL ATLÁNTICO.


Hitchcock fundamentalmente realizó esta película por dos razones: porque era un reto técnico una realización que transcurría todo el tiempo con unos personajes dentro de un bote salvavidas y porque contaba con un gran guión del premio Nobel John Steinbeck, el autor entre otras de la novela "Las uvas de la ira". Se filmó en un estudio, en un tanque con 20.000 litros de agua.

Resulta verdaderamente un prodigio que la tensión aguante la hora y media de duración, pero lo consigue gracias a la relación conflictiva entre unos personajes en una situación límite y el submarinista alemán al que rescatan que poco a poco irá erigiéndose en líder del grupo gracias a una combinación de astucia y engaños. Los actores, a pesar de que solo sobresale en el reparto una olvidada Tallulah Bankhead, están bien escogidos y consiguen darle credibilidad a la situación.

Como es sabido, el director solía dejar su particular firma en forma de aparición en la película. En esta ocasión lo tenía particularmente difícil, por transcurrir todo el metraje enmedio del Atlántico. En un principio se pensó en hacerle pasar por un cadáver ahogado, pero con sus 140 kilos de peso, esta iniciativa se descartó pronto. Al final salió en un trozo de periódico que lee uno de los protagonistas, precisamente como hombre anuncio de una dieta-milagro.

Esta fue una de las realizaciones con las que Hitchcock homenajeó el esfuerzo bélico de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Generó cierta polémica por la superioridad y autosuficiencia que muestra el soldado alemán frente a unos divididos aliados, pero finalmente las cosas se ponen en su sitio...

miércoles, 24 de diciembre de 2008

QUANTUM OF SOLACE, DE MARC FOSTER. DESCONSUELO



Es indudable que James Bond sigue siendo uno de los iconos de nuestro tiempo. Su carrera cinematográfica ha sido muy irregular. Los primeros títulos de Sean Connery fueron muy estimables (sobre todo Goldfinger) y aprovecharon bastante bien el material de las novelas de Ian Fleming, retratando a Bond como un agente brutal y sin compasión, que utilizaba la seducción a bellas mujeres como un método más para dar buen fín a sus misiones. El breve paso de George Lanzeby por la serie intentó humanizar al personaje, dotándolo de sentimientos, pero el poco carisma del actor y alguna ridiculez del guión dieron al traste con "007 al servicio de su majestad", una película interesante, por lo que tiene de intento de hacer algo nuevo en una saga que empezaba a repetirse a sí misma.

La llegada de Roger Moore cambió las cosas, pero a peor. Las películas se volvieron autoparódicas, cuando no directamente burlescas, quedando bien poco del personaje que concibió Fleming a pesar de algún intento de seriedad (Sólo para sus ojos). Ver a Moore cerca de la jubilación intentando hacer creíble a Bond en "Panorama para matar", es bastante risible, aunque hay que decir en su favor que destila simpatía y que hoy día sus películas se ven con agrado si no se las toma demasiado en serio.

Tras la jubilación de Moore se intentó volver a la era Connery a través de un buen actor (con mucha experiencia teatral) como Timothy Dalton. Después de un buen debut en "007 Alta tensión" en la que Bond volvía a ser un frío asesino, el desastre absoluto que supuso "Licencia para matar" (y es que la película es mala de verdad, aunque la culpa no es de Dalton), obligó a buscar un nuevo Bond. El agraciado fue un Pierce Brosman capaz de lo mejor y de lo peor. En general sus películas retratan a una especie de héroe de acción de los 90 y están llenas de explosiones, gadgets y saltos imposibles. Pero se salva la interpretación que hace del personaje en la primera parte (en la segunda parte de la película se vuelve a lo habitual) de "El mañana nunca muere", donde podemos reconocer a un antihéroe maduro, atormentado y cansado de su trabajo al que incluso intuimos un pasado.

A pesar de que el modelo Brosman no se agotó en taquilla, los productores pensaron acertadamente que había que relanzar el personaje para adaptarlo a nuestra época. El elegido fue Daniel Craig, que en "Casino Royale" realizó la que para mí es la mejor interpretación del personaje. Un Bond a la vez brutal y sentimental y sobre todo muy humano, capaz de enamorarse y ser vulnerable, al que su desmesurado orgullo le hace cometer errores y que al final de la película sale perdedor. Es, para quien no lo sepa, una especie de "James Bond begins", la primera aventura del agente secreto, cuando consigue su licencia para matar, que no había podido adaptarse anteriormente a la gran pantalla por un problema de derechos. La película es la más realista de la serie, las peleas y escenas de acción están muy bien filmadas y el físico del actor las hace creíbles. Además, a Bond se le ve sangrar y sufrir y las cosas nunca son fáciles para él. En resumen, todo un acierto que dejaba con ganas de más, de seguir hurgando en un personaje que se había vuelto extremadamente interesante, por lo que las expectativas para "Quantum of solace" eran altísimas.

Durante su rodaje había habido rumores muy interesantes: que era la continuación directa de la anterior (eso era obvio), que Sean Connery iba a interpretar al padre de Bond y que se iba a seguir por la senda de realismo y credibilidad del personaje. De estas tres afirmaciones, solo la primera resultó ser cierta y es que "Quantum" tira por la borda de la peor manera todo lo conseguido en el film anterior, volviendo a las andadas con persecuciones y explosiones sin sentido y con un héroe duro como una roca e invulnerable y poco humano, por lo que nuestro interés por él se disipa como el humo. Es una pena que hayan ido por el camino más fácil. Podrían haber ahondado en el pasado del personaje, utilizar correctamente a los magníficos secundarios de la primera parte... Para más inri las escenas de acción están rodadas de un modo penoso y es muy difícil interpretar lo que está sucediendo en pantalla, quien dispara a quien o quien golpea a quien. En fín, una oportunidad perdida. Ojalá rectifiquen en la próxima, porque el personaje y el actor que lo encarna lo merecen.

martes, 23 de diciembre de 2008

LOS VERDUGOS Y LAS VÍCTIMAS, DE LAURENCE REES. RECUERDOS TERRIBLES.


El otro día mi novia descubrió mi vieja enciclopedia de la Segunda Guerra Mundial de Salvat y me preguntó si la había leído entera. "Claro que sí, varias veces", le contesté. Y es que hasta hace pocos años la única forma de leer algo sobre este tema era poseer alguna enciclopedia. Hace ocho años, cuando internet era una novedad, yo navegaba por la página de Amazon y veía con envidia cuantos libros interesantes, de historiadores rigurosos, se editaban en Estados Unidos sobre la contienda. Creía que jamás verían la luz en España, pero afortunadamente me equivocaba. De un tiempo a esta parte se han puesto de moda estos estudios y los de algunos autores, como Anthony Beevor, son auténticos best-sellers (veánse sus magníficos "Stalingrado" y "Berlín, la caída").

La editorial Crítica publicó el año pasado el excelente y estremecedor estudio sobre Auschwitz de Laurence Rees, convertido también en documental, al igual que el libro que acabo de leer de un tirón "Los verdugos y las víctimas", basado en entrevistas a personas con experiencias (muchas de ellas traumáticas) en la Segunda Guerra Mundial. Muchos de los llamados verdugos permanecen con la conciencia tranquila viviendo vidas idílicas, ya sea un piloto de bombardero americano o un antiguo miembro de las SS. Las víctimas lo tienen mucho más complicado. También se recogen casos más curiosos como el del japonés Onoda, que permaneció treinta años tras la derrota de su país oculto en la jungla de una isla filipina en pie de guerra, negándose a aceptar que su país había sido vencido.

La pregunta que intenta responder Laurence Rees tiene difícil respuesta: ¿cómo es posible que hubiera seres humanos capaces de cometer tales atrocidades? Y es que las entrevistas abundan en lo peor de nuestra especie: matanza de mujeres y niños, bombardeos indiscriminados, experimentos médicos, sadismo extremo...

Quizá la mejor explicación nos la de un superviviente del campo de Sobibor, recogido en este recomendabilísimo libro:
"La gente me preguntaba: ¿qué has aprendido? Yo sólo sé una cosa: que nadie conoce a su prójimo. Encuentras a una persona muy simpática en la calle, le preguntas por una dirección concreta y te acompaña media manzana para indicártelo, se comporta con amabilidad. Esa misma persona, en una situación diferente, podría ser un sádico de la peor especie. Nadie conoce a nadie. Cualquiera puede ser bueno o malo, según la situación . A veces, cuando estoy con alguien que se porta con mucha amabilidad, me pregunto: ¿cómo habría sido este sujeto en Sobibor?"

ANIVERSARIO



(Mini-relato leído en la fiesta de aniversario de la Casa de las Palabras, hace un mes)

El día de mi treinta y cinco cumpleaños me levanté exultante, lleno de vigor y energía juvenil. Como todas las mañanas me dirigí al aseo para acicalarme. Me ahorraré la descripción de la habitación, pues, aunque estoy utilizando la letra más pequeña que me permite el ordenador, me exigen que escriba sólo media página y aquí son muy estrictos para esas cosas y los castigos por incumplimiento, severos. Digamos únicamente que, al mirarme en el espejo, no me reconocí en la imagen reflejada. Desde el otro lado un otro yo mucho más viejo y corrupto, con arrugas y pelo completamente blanco me sonreía burlonamente. "Buenos días", me dijo con toda formalidad. "Pero ¿quién eres tú que usurpas de esa manera mi imagen? Ese no soy yo. Yo conservo aún mi vigor adolescente. Además, me encuentro todavía en la mitad de la vida."

La imagen me señalaba, riéndose, "¿La mitad de la vida? Estás siendo muy optimista. Digamos que ya sobrepasaste la mitad hace tiempo, por ser generososos. Las ves venir muy felices ¿verdad?, pues prepárate a afrontar la vida que te resta. Si crees que has vivido aventuras hasta el día de hoy, prepárate para la vertiginosa montaña rusa en que se va a convertir tu vida a partir de ahora. Con decirte que yo soy tu imagen de dentro de cinco años... Vas a tener que dejar de leer esos ridículos libros burgueses del siglo XIX que te recomiendan tus amigotes de la Casa de las Palabras y pasarte a los libros de autoayuda..." Yo le observaba cada vez más aterrorizado: "¿Libros de autoayuda? ¡Cualquier cosa menos eso! ¡Antes me suicido!". "Hay libros para eso también", contestó la imagen, cada vez más guasona.

Ante tan terribles palabras, opté por darle la espalda a ese reflejo suavón y peinarme y vestirme sin su ayuda. Desde entonces vivo en un permanente estado de excepción en casa, ante la posibilidad de que la imagen se materialice y escape de su prisión. Cuando entro al baño, lo hago arrastrándome para no verme en el espejo y orino desde un ángulo muerto desde donde no me reflejo. La gente empieza a encontrarme más estropeado y con el pelo un poco revuelto por las mañanas. He decidido pelarme al cero, dejarme luengas barbas y convertirme en un profeta de malos augurios. Luego instalaré otro espejo en la pared de enfrente, para que la imagen pueda verse reflejada a sí misma y se horrorice tanto como yo...

lunes, 22 de diciembre de 2008

CITAS PARA EL AÑO QUE VIENE



Para quién pueda interesar:

- El jueves 15 de enero a las 20:00 horas, club de lectura de la Sociedad de Amigos de la Cultura de Vélez-Málaga (en el hotel Torremar, Torre del Mar). "El último encuentro", de Sandor Marai.

- El jueves 29 de enero a las 20:00 horas, club de lectura en la Librería Cincoechegaray (en calle Echegaray, Málaga). "Pacífico" de José Antonio Garriga Vela. Se contará con la presencia del autor.

- El sábado 31 de enero, cine-forum en La Casa de las Palabras (C/ Bronce, 11, Nerja): "Hijos de los hombres", de Alfonso Cuarón. Después de la proyección tendremos un debate sobre la película.

- El jueves 12 de febrero a las 20:00 horas, club de lectura de la Sociedad de Amigos de la Cultura de Vélez-Málaga. "La tregua", de Mario Benedetti.

- El jueves 26 de febrero a las 20:00 horas, club de lectura en la librería Cincoechegaray. "After dark", de Haruki Murakami.

- El jueves 19 de marzo a las 20:00 horas, club de lectura de la Sociedad de Amigos de la Cultura de Vélez-Málaga. "Los hombres que no amaban a las mujeres" de Stieg Larsson.



EL VERDUGO, DE LUIS GARCÍA BERLANGA. LA MEJOR PELÍCULA ESPAÑOLA



Lo más sorprendente de esta película prodigiosa es que pasara por las manos de la censura sin consecuencias. Y es que se trata de una crítica demoledora de la pena capital, nada menos que desde el punto de vista del encargado de su ejecución. José Isbert está perfecto en su papel de verdugo veterano, capaz de filosofar sobre lo necesario de su labor y la hipocresía de quienes tratan de esquivarle como a la peste. Nino Manfredi es su heredero, al que una serie de azarosas circunstancias le hacen casarse con su hija. Cuando llega el momento de la verdad, la conciencia parece ser más fuerte que las retribuciones económicas...

Se podrían escribir muchos argumentos en contra de la pena de muerte, pero creo que serían reiterativos y a quien sea partidario de sus bondades solo cabría recomendarle que vea esta película sin prejuicios, más convincente que cualquier tratado de moral, pero es que sus virtudes no acaban ahí ni mucho menos. El guión de Rafael Azcona es como un artefacto de relojería, perfecto en su mezcla de humor negro y drama y altamente entretenido para el espectador. Como toda gran obra, admite múltiples visionados sin anular la capacidad de sorpresa.

La mejor película del cine español. con permiso de Viridiana, de Buñuel. No estaría mal programarla algún mes de estos en el cine-forum.

viernes, 19 de diciembre de 2008

VIDA DESPUÉS DE LA VIDA



(Texto leído en la tertulia de esta semana de la Casa de las Palabras respecto a la temática "La muerte").

Si tuviera que definirme en relación con mi creencia en lo paranormal me definiría claramente como escéptico, es decir, que prefiero creer solo en lo que ven mis ojos o pueden demostrarme científicamente. Lo demás son meras especulaciones o posibilidades, hipótesis en suma.


Siempre me ha obsesionado el tema de la muerte, como a muchos de ustedes, supongo, por ser algo cierto e invariablemente el destino de todos nosotros. Respecto a la muerte solo caben dos opciones: o temerla o ignorarla. Ignorarla es muy difícil, conociendo su inevitabilidad. Hace unos meses leí una entrevista con Philip Roth en la que aseguraba que allá por la treintena la idea de la muerte le obsesionaba, así que se hizo la siguiente reflexión: "Mejor olvidarse de eso por ahora. Ya me ocuparé cuando cumpla los setenta". Lógicamente lo traía a colación porque acababa de cumplir los setenta. "Sale el espectro", se titula uno de sus últimos libros. La lógica nos dice que al morir todo se acaba, es como si entráramos en un sueño profundo del que no despertamos más. Por eso me ha llamado la atención leer un librito, el famoso (aunque yo no lo conocía) "Vida después de la vida" de Raymond A. Moody. El libro, que tiene más de treinta años, fue el primero que se atrevió a investigar un fenómeno muy peculiar que les sucede a muchas personas que han sufrido una muerte clínica pero a los que los avances de la medicina han conseguido "revivir" en el último momento. Yo no voy a juzgar nada ni me voy a posicionar, sobre todo porque el asunto me produce perplejidad, aunque también un poquito de esperanza. Lo cierto es que existen miles de testimonios que siguen más o menos esta pauta (y cito literalmente el libro):


"Un hombre está muriendo y, cuando llega al punto de mayor agotamiento o dolor físico, oye a su doctor declararle muerto. Comienza a escuchar un ruído desagradable, un zumbido chillón, y al mismo tiempo siente que se mueve rápidamente por un túnel largo y oscuro. A continuación, de repente se encuentra fuera de su cuerpo físico, pero todavía en el entorno inmediato, viendo su cuerpo desde fuera, como un espectador. Desde esa ventajosa posición observa un intento de resucitarlo y cae en un estado de excitación nerviosa.


Al rato se sosiega y empieza a acostumbrarse a su extraña condición. Se da cuenta de que sigue teniendo un "cuerpo", aunque es de diferente naturaleza y posee unos poderes distintos a los del cuerpo físico que ha dejado atrás. Enseguida empieza a ocurrir algo. Otros vienen a recibirlo y a ayudarlo. Ve los espíritus de parientes y amigos que ya habían muerto y ante él aparece un espíritu amoroso y cordial, que nunca antes había visto: un ser luminoso. Este ser, sin utilizar el lenguaje, le pide que evalúe su vida y le ayuda mostrándole una panorámica instantánea de los acontecimientos más importantes. En determinado momento se encuentra aproximándose a una especie de barrera o frontera que parece representar el límite entre la vida terrena y la otra. Descubre que debe regresar a la tierra, que aún no le ha llegado el momento de su muerte. Se resiste, pues ha empezado a acostumbrarse a las experiencias de la otra vida y no quiere regresar. Está inundado de intensos sentimientos de alegría, amor y paz. A pesar de su actitud se reúne con su cuerpo físico y vive.


Posteriormente, trata de hablar con lso otros, pero le resulta difícil hacerlo, ya que no encuentra palabras humanas adecuadas para describir los episodios sobrenaturales. También tropieza con las burlas de los demás, por lo que deja de hablarles. Pero la experiencia afecta profundamente a su existencia, sobre todo a sus ideas sobre la muerte y a su relación con la vida."


No estamos comentando un estudio pseudociéntifico, sino un trabajo basado en cientos de entrevistas a personas de todos los estratos sociales que han pasado por experiencias parecidas. Simplemente expone este hecho objetivo, pero sin atreverse a ofrecer una explicación clara de lo que sucede en el momento de la muerte. ¿Son visiones de un cerebro moribundo que envía unas últimas señales placenteras para ahorrar el dolor de la muerte o son auténticamente entradas en otro plano de la realidad que desconocemos por completo? Existen sesudos análisis desde ambos campos, porque lo cierto es que es un hecho constrastado que se producen estas experiencias y existen miles de testimonios que lo corroboran. Merece la pena seguir investigando, aunque todo parezca un cuento de hadas demasiado perfecto como para ser cierto. Si todo se produce de ese modo, casi dan ganas de morirse. De todas maneras, tarde o temprano, queramos o no, ya lo descubriremos por nosotros mismos. A lo mejor nos llevamos una sorpresa y todo. Por mi parte, si todo esto es cierto, a pesar de que siempre odié bailar, en el momento de mi muerte me elevaré sobre el quirófano y bailaré por todo el hospital, esperando a que me recojan, conociendo lo que me espera. Será una hermosa "danza de la muerte".


Si alguien tiene algo que aportar a este debate, ha experimentado algo parecido o lo ha oído contar, agradecería mucho que lo comentara. Es un tema interesante.

jueves, 18 de diciembre de 2008

TODAS LAS ALMAS, DE JAVIER MARÍAS. RECUERDOS DE OXFORD



Uno de los temas en los que más quiere hacer hincapié el autor, a la hora de interpretar su novela, tanto en el prólogo de Elide Pittarello como en la conferencia del propio Marías que sirve de epílogo,es de que no se trata de una novela autobiográfica, sino de una novela escrita por alguien que estuvo allí en la misma situación del protagonista y que comparte algunas experiencias con él, pero que no es él.

La narración nos lleva al día a día de un profesor español invitado por un par de años a Oxford: la adaptación a costumbres distintas (es hilarante el capítulo dedicado a describir profusamente una de las cenas de college a las que se ve obligado a asistir), sus relaciones con una amante inglesa, la abundancia de tiempo libre y el hermoso capítulo en el que se habla de la inminente muerte del profesor Toby Rylands. Todo ello con una prosa impecable que se recrea en sí misma, avanzando con lentitud, haciendo que el lector deguste la narración y se empape de ella.

Personalmente he disfrutado mucho con la descripción de sus paseos por las librerías de viejo de Oxford y su deleitosa búsqueda de libros raros, la mejor manera de distraer una mañana ociosa. Un placer con el que me identifico, a pesar de que ya queden pocas librerías de esas por estos lares, quizá internet las haya sustituido.

Existe una versión cinematográfica, "El último viaje de Robert Rylands", de Gracia Querejeta, que no gustó nada a Javier Marías. No la he visto, así que no puedo opinar, aunque tengo ganas de hacerlo.

Un buen libro de Marías, que comienza a conformar algunos elementos de su mitología personal que le acompañarán en posteriores narraciones (y en su vida personal), como el Reino de Redonda. Un autor al que sigo asiduamente en su columna de El Pais Semanal, siempre muy jugosa.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

LA UTILIDAD DE LA LITERATURA



"La literatura nos da la entrada a todas esas experiencias. Los que estamos habituados a la buena lectura no nos damos cuenta de la enorme extensión de nuestro ser que ha supuesto nuestro contacto con los escritores. Es algo que comprendemos mejor cuando hablamos con un amigo que no sabe leer de ese modo. Puede estar lleno de bondad y de sentido común pero vive en un mundo muy limitado, en el que nosotros nos sentiriamos ahogados. La persona que se contenta con ser solo ella misma, y, por tanto con ser menos persona está encerrada en una cárcel. Siento que mis ojos no me bastan; necesito ver también por los de los demás. La realidad, incluso vista a través de muchos ojos, no me basta; necesito ver lo que otros han inventado. Tampoco me bastarían los ojos de toda la humanidad; lamento que los animales no puedan escribir libros. Me agradaría muchísimo saber qué aspecto tienen las cosas para un ratón o para una abeja; y más aún percibir el mundo olfativo de un perro, tan cargado de datos y emociones."


C.S.LEWIS

CHARLES CHAPLIN: EL CHICO. LA TERNURA EN IMÁGENES


Se trata de una de las grandes películas de Chaplin, que une de manera magistral comedia y drama. Por primera y única vez uno de los actores que dirige logra hacerle sombra: se trata del niño Jackie Coogan, el primero de la larga lista de niños prodigios cinematográficos y que creó escuela para todos los siguientes al malgastar su fortuna en un tiempo récord. La química entre padre e hijo es perfecta, se complementan maravillosamente y desprenden una gran ternura en muchas escenas. El hijo se dedica a romper los cristales del vecindario a pedradas. El padre pasea distraidamente después por esos escenarios como cristalero que casualmente pasaba por allí.

La película tardó nueve meses en rodarse, todo un récord para la época, pero es que su director exigía perfección absoluta. Por cada toma buena, se rodaron cincuenta insatisfactorias. Pero el resultado sigue maravillando hoy día, haciéndonos reir o ponernos tiernos en una época en la que se estaba inventando el cine y la creatividad no era una palabra vacía.

La edición en dvd de Warner es impecable: dos discos, remasterización perfecta e interesantes documentales, escenas eliminadas...

MAX ERNST: UN GENIO DE LA IMAGINACIÓN



Todavía están a tiempo de ir a ver la magnífica exposición sobre Max Ernst en el museo Picasso. Aunque se exponen cuadros y alguna escultura, lo que más va a llamar la atención al visitante son sus magníficos grabados de la serie "Tres novelas en imágenes", cada uno de ellos tan fantástico y sugerente como para proponer mil historias en la imaginación del observador.


Sigan mi consejo y no se la pierdan.

lunes, 15 de diciembre de 2008

GOMORRA: UN LIBRO NECESARIO, UN FILM COMPLEMENTARIO



Es un poco como Matrix. Nosotros creemos vivir en un mundo dominado por el libre comercio dominado por unas reglas de juego iguales para todos, un mundo en el que elegimos democráticamente a nuestros dirigentes que se comprometen a luchar contra la corrupción y a respetar la ley. Este libro nos demuestra que, al menos en Italia, uno de nuestros socios europeos, esto dista mucho de ser así. Todos hemos oído hablar de la mafia siciliana o de la camorra napolitana y para muchos pueden resultar un elemento más o menos pintoresco de un país, al mismo nivel que los gondoleros de Venecia. Saviano nos muestra la cruda realidad de un mundo corrupto hasta la médula que se retroalimenta de constantes luchas internas y cuyo único afán es el beneficio inmediato en cualquier negocio (drogas, prostitución, construcción, tráfico de residuos industriales). Se nos enseñan las ramificaciones mundiales de la Camorra, su vinculación con el negocio inmobiliario en nuestra querida costa del sol o sus relaciones con ETA y su infiltración en todos los estratos sociales de la vida italiana incluyendo, como no podía ser de otra manera, los ámbitos judicial y político. El libro, a pesar de tener algún capítulo difícil de seguir por la profusión de datos y nombres de familias es tan verosímil y destila tanta verdad que su autor vive oculto, pues, como es sabido, la Camorra ha puesto precio a su cabeza. Además, por si fuera poco, resulta muy estimable desde el punto de vista literario. Saviano no es un mero periodista redactor, sino que domina el oficio de la escritura y sabe darle lirismo a lo que cuenta.


La película traduce a imágenes de estilo documental algunos de los episodios del libro, aunque evidentemente no puede captar toda su complejidad. Me llamó mucho la atención el que quizá es el episodio más abominable de todos, el del stakeholder, es decir el "profesional" con estudios universitarios que se dedica a ahorrar costes a las pulcras empresas del norte limpiándoles la mierda es decir, haciendo desaparecer sus residuos a bajo coste ¿Y dónde terminan estos residuos? Pues enterrados en las tierras del sur, formando montañas de basura altamente contaminante, destruyendo la agricultura e hipotecando la vida de las generaciones venideras, todo justificado, como se dice en la película, porque la reducción de costes en las fábricas ha permitido hacer competitiva a Italia, entrar en Europa y salvar miles de puestos de trabajo.La mirada perpleja ante el panorama del actor que representa a Roberto Saviano no tiene desperdicio. Para echarse a llorar.


Desde aquí mi humilde apoyo a Roberto Saviano, un periodista y escritor valiente que no ha dudado en denunciar la barbarie cotidiana que se produce en su tierra sabiendo perfectamente a la vida de ostracismo a la que se arriesgaba.


viernes, 12 de diciembre de 2008

WALL STREET, DE OLIVER STONE


(Película visionada en el cine-forum del domingo pasado en La Casa de las Palabras).

Elegí esta película para inaugurar el cine-forum por varias razones: su plena actualidad (más que evidente) y su innegable calidad. Transcurre en plena década de los ochenta, en la época dorada de los tiburones financieros, representados como nadie por un Michael Douglas en uno de sus más recordados papeles. Interpreta a Gordon Gekko, del que se podría decir que su imagen podría ilustrar el diccionario en la definición de la palabra "avaricia".

En el interesantísimo debate posterior al visionado (que se prolongó por más de tres horas) se criticó al sistema que permite esos abusos. Estas prácticas especulativas que no buscan crear riqueza a la sociedad, sino solo ganancias instantáneas a unos pocos, han sido uno de los grandes pilares de la crisis que estamos padeciendo en la actualidad. Nos encontramos inmersos en un modelo económico en el que lo que prima no es la libre competencia, por mucho que nos digan, sino el uso de información privilegiada, lo cual concuerda con la creencia, que he tenido siempre, de que jugar en la bolsa es como jugar a la lotería y que los presuntos entendidos en realidad no entienden nada de nada.

¿Es hora de cambiar el sistema económico en el que estamos inmersos? Desde hace mucho tiempo, pero en realidad en el momento actual vamos para atrás, a paso de cangrejo y somos los ciudadanos los que tenemos que sostener a los bancos doblemente, con nuestros impuestos y con nuestras hipotecas, en una llamada "operación de rescate", tan vergonzosa (ha habido algún banquero o gran empresario, hasta hace dos días partidario absoluto del libre mercado que ha dicho que hay que suspender temporalmente el capitalismo), que seguramente dentro de algunas décadas será estudiada en los libros de historia como uno de los mayores fraudes que se recuerdan.

De la película destacaría una de las lapidarias frases que pronuncia Gordon Gekko a su ambicioso pupilo (un más que correcto Charlie Sheen): "¿No serás tan ingenuo de creer que vivimos en una democracia?". Quizá no haya más que añadir. O quizá sí. La terrible idea de que Gordon Gekko no es más que un eslabón más de la cadena y que los que verdaderamente manejan los hilos están muy muy por encima de él.

En resumen, espero que el siguiente cineforum sea al menos tan interesante como éste. Será un sábado de enero, a determinar y se ha elegido "Hijos de los hombres", de Alfonso Cuarón, una película de ciencia ficción que describe un futuro no muy lejano y muy verosímil. Hablaré de ella cuando se vaya acercando la fecha. Esperemos que para entonces hayamos comprado el ansiado proyector...

EDUARDO MENDOZA: EL ASOMBROSO VIAJE DE POMPONIO FLATO


(Libro comentado ayer en el club de lectura de la Asociación de Amigos de la Cultura de Vélez-Málaga)

Las historias de detectives ambientadas en la antigua Roma constituyen un subgénero en sí mismo dentro de la novela histórica, con ejemplos tan claros como la serie de Marco Didio Falco de Lindsey Davis o "La muerte roja. La conjura de Sexi", del gran Francisco Javier Martín Franco. En esta ocasión nos encontramos con un investigador filósofo que va a tener como compañero de aventuras nada menos que al mismísimo niño Jesús.

En la reunión casi todos coincidimos en que se trata de un libro ante todo altamente divertido (y recordemos que hacer reir sigue siendo mucho más difícil que hacer llorar, con lo cual no es poco mérito) y que nosotros, educados desde pequeños en la doctrina católica somos los más indicados para detectar la gran cantidad de bromas compuestas a partir de los textos del Evangelio, en las que encontramos cameos de muchos personajes bíblicos. Es una especie de "Jesucristo begins", un Jesucristo con toda la frescura y candidez de la niñez que debe demostrar la inocencia de su padre (nos referimos a San José, no al otro), para lo que contrata los servicios del protagonista, en una carrera contrarreloj en la que la fortuna (o quizá algún pequeño milagro) les echará una mano.

Personalmente no me ha parecido una de las mejores obras de Mendoza, pero el pasar un buen rato de fácil lectura está garantizado con ella, siempre que no se busque verosimilitud histórica, sino solo parodia.

CAMPANILLA


(Texto presentado el pasado miércoles en la tertulia de la Casa de las Palabras). Dedicado a mi amigo Rafa, que me dio la idea)

I

Rafael me había convocado con gran urgencia a su despacho aquella tarde. Me había llamado presa de una gran agitación, aduciendo que se trataba de un tema importante que no admitía demora, así que allí me encontraba, llamando al timbre, con una cierta inquietud, preparado para afrontar los más graves acontecimientos.

Tras un efusivo saludo por su parte, me hizo pasar. El gabinete se componía de dos estancias, una habilitada como sala de espera y la interior, el despacho propiamente dicho, decorado con austeridad y buen gusto, presidido por las obras completas de Borges, a las que daba más importancia que al Código Civil. Le noté visiblemente nervioso y agitado. Nos sentamos y le insté a que me relatara sin más demora el motivo de tan desusado emplazamiento. "Amigo Miguel, es una historia bastante insólita. Hace dos sábados íbamos mi mujer y yo en dirección a Jaén por la autovía. Ya habíamos sobrepasado Granada y atravesábamos un olivar. Nos encontrábamos en animada conversación, pero ella de pronto enmudeció. Le pregunté que qué sucedía y me contestó que había visto algo muy extraño entre los olivos, una especie de túnica con capucha que se elevaba un par de metros bajo el suelo. Como sabes que soy aficionado a los misterios y a lo sobrenatural, hice el cambio de sentido en la siguiente salida y volví a hacer una pasada por el lugar del avistamiento. Efectivamente, allí seguía aquello, fuera lo que fuera, aunque según ella se había desplazado unos metros. Lo más peculiar era que la túnica estaba vacía, aunque abultaba como si no lo estuviera. Aquel día no hacía ni pizca de viento, así que queda descartada la hipótesis de elevación debida a corrientes de aire. Volvimos a pasar un par de veces más y allí seguía, desplazándose casi imperceptiblemente cada vez un poco más hacia el este. Le propuse a mi mujer parar y echar un vistazo, pero me contestó con una negativa tajante. Interiormente se lo agradecí, porque yo también comenzaba a estar un poco asustado por la incorpórea presencia."

"Estuvimos comentando el tema durante toda la semana. Le dí muchas vueltas, intentando hallar una explicación racional, pero no la encontraba. Se lo comenté a un compañero abogado y como es un cachondo, me propuso volver al mismo lugar ese mismo fin de semana, para resolver el misterio, según decía. Salimos con nuestras respectivas parejas un poco reticentes ante lo poco atractiva que se presentaba una tarde de sábado pateando un olivar en búsqueda de una sotana fantasmal, pero pudimos convencerlas y partir a aquel lugar maldito. Cuando volvimos a pasar por el punto en el que habíamos detectado la aparición la semana anterior, no vimos nada. Después de buscar la entrada al olivar durante un buen rato, logramos acceder y aparqué el coche en una encrucijada de caminos, muy cerca de los árboles que habían sido testigos el sábado pasado del fantasmal paseo. Nos pasamos buena parte de la tarde explorando aquello entre bromas, sin resultado alguno, aunque la soledad y el silencio de aquellos parajes a la caída de la tarde me provocaban cierta inquietud. Cuando ya anochecía y volviamos al coche, un poco decepcionados, hice unas fotos y, como último recurso, se me ocurrió poner una grabadora, por ver si captaba algo, como había visto hacer al doctor Jiménez del Oso en sus reportajes en multitud de ocasiones. Al regreso a Málaga, ya casi a medianoche, propuse a nuestros acompañantes subir un rato al despacho a tomar algo. Se me ocurrió descargar las fotos en el ordenador y, mira, tú mismo puedes ver el resultado..."

Mi amigo movió el monitor para que yo pudiera ver la pantalla. Se trataba de una foto tomada en el crepúsculo, en la que se veía a su mujer y sus acompañantes dirigiéndose hacia el coche. Entre las ramas de un árbol parecía asomarse un extraño ser de ojos encendidos y gesto burlesco, que aparentaba sacar la lengua a aquellos ingenuos visitantes. He de confesar que un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, que casi enfermó cuando escuché la psicofonía que había grabado. No duraba más de un minuto, pero desde el principio se oía persistentemente el sonido de una especie de campanilla como de fondo y dos voces diferenciadas que pronunciaban una frase cada una: "Estoy aquí" y "Bugui bugui". Según me explicó mi amigo, lo de bugui bugui seguramente se refería al coche.

Referidos estos insólitos acontecimientos, mi amigo me anunció que había llamado porque necesitaba mi ayuda, por ser yo persona de su máxima confianza. Llevaba tiempo proyectándolo, pero la reciente experiencia le había dado el impulso que necesitaba para ultimar su proyecto: una empresa dedicada a la investigación de lo sobrenatural, que pensaba llamar "Paranormalia". Necesitaba que yo regresara al lugar de los hechos, me diera una vuelta y le realizara un informe de mis pesquisas. Sin saber muy bien donde me estaba metiendo, acepté, motivado sobre todo por las posibilidades literarias de la experiencia.

II

Lo que voy a relatar a partir de ahora puede que provoque una sonrisa condescendiente en algunos o una mueca de perplejidad en otros, pero resulta ser la pura verdad de lo que me sucedió y a las pruebas que atesoro me remito. A la tarde siguiente me encontraba enmedio de un inhóspito olivar, lleno de barro hasta las rodillas y maldiciendo a Paranormalia, que tan ingrata tarea me imponía. Como carezco de destreza en el ámbito de las experiencias paranormales, no sabía muy bien lo que tenía que hacer, así que anduve un buen rato entre olivos, esperando la hora de la puesta de Sol, que parecía el momento más propicio para la aparición de los supuestos espectros que poblaban aquellos lugares. Al anochecer comencé a escuchar levemente el sonido de una campanilla, ruido distante, pero inquietante. Consideré que era el momento de ponerme en marcha, así que cogí mi vieja grabadora de los ochenta con una cinta TDK que había encontrado en casa de mis padres y, tal como me había indicado mi amigo y mentor, grabar las siguientes palabras, para que las oyera cualquier fantasma que por allí pasara: "Si hay aquí algo inteligente y no físico, que se identifique". Seguidamente dejé la grabadora bajo un árbol y esperé unos minutos temblando de frío y, por qué no decirlo, de miedo.

Cuando estimé que había transcurrido el tiempo suficiente rebobiné y pulsé el play. Un sonido estridente inundó el silencioso olivar: La Niña de la Puebla cantaba "Los campanilleros" a todo volumen. Mi padre debía tener la cinta grabada. A los pocos segundos se escuchó al fín mi voz, después una suave campanilla como llamando desde lejos y seguidamente, la respuesta a mi pregunta, en forma de voz espectral: "HOLA, BUENAS NOCHES". El susto fue tan mayúsculo que estuve a punto de desistir pero, sacando fuerzas de flaqueza y ya envuelto por las tinieblas de la noche, me atreví a continuar este singular diálogo, por lo que grabé: "¿Quién eres?". "DON BENITO PÉREZ GALDÓS", fue la sorprendente respuesta que recibí al poco rato. "Vaya", pensé, "menuda suerte, uno de mis escritores favoritos". Le pregunté si andaba escribiendo algo últimamente, pero su respuesta fue tajante: "YO NO ENTABLO CONVERSACIONES CON RADIO-CASSETES DE HACE VEINTE AÑOS. VUELVA CON UN MP3". Avergonzado, y escuchando otra vez la campanilla, esta vez algo más cercana, decidí hacer caso al espíritu galdosiano y volver al día siguiente con tecnología más moderna y mejores ánimos.

Antes de salir con mi nuevo y flamante MP3 fui a visitar a Rafael, para darle cuenta de mis gestiones con la gente de ultratumba. Le enseñé los resultados. No pareció impresionarse demasiado, sino que más bien, con gesto algo contrariado, me dijo: "Está muy bien, amigo Miguel, pero eso de que hables con Galdós... A ver si puedes buscarme a Umbral, que es mucho más interesante". No dije nada para defender a don Benito, pues consideraba que él se defendía solo. Mi plan era seguir conversando con Galdós y preguntarle después si me podía avisar a Umbral. En fín, la conversación continuó en estos términos:

YO: "Buenas noches, señor Galdós, hoy vengo preparado".

GALDÓS: "YA VEO, YA VEO, BUEN MODELO, AUNQUE HUBIERA PREFERIDO UN SONY".

YO (un poco contrariado, por no acertar): "¿Y qué le trae por aquí todas las noches?"

GALDÓS: "PUES LA TERTULIA. ESCUCHE, YA ME ESTÁN AVISANDO". (Y efectivamente, sonaba una campanilla de fondo). NOS REUNIMOS TODAS LAS NOCHES UNOS CUANTOS LITERATOS. LOS DÍAS SE NOS HACEN ETERNOS VAGANDO POR AHÍ, ASÍ QUE DEDICAMOS LA SEMANA A ESCRIBIR. LA NOCHE DE LOS MIÉRCOLES ES LA MÁS IMPORTANTE, PUES SOLEMOS LEER A LOS DEMÁS LO QUE HEMOS ESCRITO DURANTE LA SEMANA. SUELEN SER NOVELONES DE QUINIENTAS PÁGINAS, PUES YA LE DIGO QUE TENEMOS MUCHO TIEMPO LIBRE".

YO: "Qué interesante, qué interesante, y qué buena idea. ¿Y en qué está trabajando usted ahora? ¿Y con quién comparte la tertulia?"

GALDÓS: "PUES ESCRIBO LA SEGUNDA PARTE DE "TORMENTO". PUES AHORA MISMO ESTAMOS CELA, UMBRAL, VALLE INCLÁN Y YO. APARTE DE CLARÍN, QUE ES EL QUE DIRIGE LAS TERTULIAS, POR LO QUE DISPONE DE UNA CAMPANILLA PARA LLAMAR AL ORDEN".

YO: "Qué suerte. Precisamente me vendría bien hablar con Umbral. ¿Cree usted que será posible?

GALDÓS: "NO TENGO BUENA RELACIÓN CON ESE INDIVIDUO. EL OTRO DÍA DIJO QUE YO ERA UN AUTOR GARBANCERO. ADEMÁS, SE ENFADA SI NO HABLAMOS CONTINUAMENTE DE SU LIBRO. LE SUGIERO QUE VUELVA USTED MAÑANA, QUE ES MIÉRCOLES Y NOS HAGA UNA FOTO DE RECUERDO. NECESITARÁ UNA CÁMARA DE COMO MÍNIMO DIEZ MEGAPÍXELES PARA CAPTAR NUESTRA ESENCIA ESPECTRAL. LE RECOMIENDO UNA SONY DSC-W130. HE DE MARCHARME, QUE ME ESPERAN. NOS REUNIMOS BAJO AQUEL OLIVO JUNTO AL TÚMULO DE PIEDRAS. LO LLAMAMOS "EL ÁRBOL DE LAS PALABRAS"".

A la noche siguiente, después de pasar por la caja del Media Mark por segunda vez (caprichos galdosianos), volví ilusionado como fotógrafo oficial de estos grandes literatos que seguían escribiendo y peleándose después de muertos. Me acerqué al olivo de las tertulias e hice varias fotografías. Efectivamente, allí estaban todos en animada discusión. Galdós en batín y pantuflas. Umbral con bufanda blanca y mirada de pocos amigos, Cela con los pies metidos en una palangana de agua caliente, Valle-Inclán con bastón y luengas barbas y finalmente, Clarín con su campanilla presidiendo tan eminente reunión. Era la prueba que me faltaba y no dormí pensando en el día siguiente, cuando entregara las grabaciones y las fotos al fundador de Paranormalia. Nos íbamos a hacer famosos. Ya me veía en la tertulia de María Teresa Campos contando mis experiencias.

III

Mi amigo me esperaba a primera hora, impaciente. Le enseñé las evidencias que había recogido de la existencia de tan literarios espíritus, las psicofonías, las fotos. El las iba pasando sin excesivo interés: "¿Pero has podido hablar con Umbral, amigo Miguel?" En ese momento estallé, porque todo tiene un límite: "¿Pero que coño importa Umbral, cuando te estoy demostrando la existencia entre nosotros de unos genios que el mundo creía muertos?" "Bueno, no es para tanto. En los últimos días, desde que he fundado la empresa me han llegado muchas pruebas como las tuyas. Mira, aquí tengo un concierto de Rocío Jurado en una playa de Chipiona". Y era cierto, me mostró unas fotos y una horrible psicofonía de la Más Grande, que se escuchaba peor que una de las antiguas cintas del rastro. "Y eso no es todo. Fíjate en esto. Pruebas de que Franco y Hitler están condenados a reunirse cada noche en Hendaya para tratar una entrada de España en la guerra que nunca se va a producir. Tú que eres aficionado a la Segunda Guerra Mundial, recordarás que Hitler comentó que prefería que le sacaran unos cuantos dientes a tener que reunirse de nuevo con el Caudillo. Pues ahí lo tienes. Una especie de justicia divina ha castigado a estos dos como se merecen". Impresionado ante tanta evidencia de actividad paranormal le pregunté a Rafael por qué me había enviado a contrastar algo que ya conocía. "Lo único que me interesa es que hables con Umbral, amigo Miguel. El director de El Mundo me ha prometido unos suculentos beneficios si logras que te entregue una columna diariamente. Supone que así remontará las ventas".

Aclarado este punto y reconfortado con palabras de ánimo por mi amigo, emprendí aquella tarde la marcha para intentar comunicarme con el gran columnista, aunque un pequeño desasosiego se apoderaba de mí cada vez que ponía mi vista en la foto y Umbral me devolvía una mirada absolutamente perversa...

jueves, 11 de diciembre de 2008

CRISIS VITALICIA


(Texto presentado hace unos meses en La Casa de las Palabras, a propósito del tema "La crisis").


Como la policía soviética me solicita amablemente un informe completo sobre mi propia persona, no habiéndome visto jamás tan halagado por las autoridades de mi patria y deseando satisfacerles por completo, empezaré desde el principio, es decir, desde mis orígenes. Mi nombre, como ustedes ya saben, es Ivan Mendelev y nunca he destacado en nada, he sido un ciudadano gris. De mí mismo solo se decir que mi aspecto desgarbado y macilento con el que me presento ante ustedes no es ninguna novedad, es el que me ha acompañado durante toda mi vida.

Nací en tierras ucranianas que ya formaban parte de la gloriosa Unión Soviética allá por los años veinte. En mi infancia y adolescencia no recuerdo haber probado bocado. Mis padres, que tenían una pequeña granja en propiedad, fueron declarados enemigos del Estado por negarse a su colectivización, al igual que otros muchos kulaks. Ante tamaña e inaceptable rebelión pequeñoburguesa nuestro venerable padrecito Stalin no tuvo más remedio que declararnos la guerra en defensa del comunismo y, en vez de colectivizar las granjas, colectivizó el hambre, alcanzando tamaño éxito en su campaña que logró que varios millones de soldados enemigos murieran de pura inanición. Si rememoro esos años, que están borrosos en mi memoria, puedo alcanzar a ver los caminos llenos de esqueletos vivientes con ojos alucinados que llegaban a comerse el polvo del camino con tal de llevarse algo al estómago. Acerca de mi propia supervivencia nada sabría decir para explicarla. Como ya he declarado, no recuerdo haber ingerido lo que un ser humano normal llamaría alimento pero de algún modo debí arreglármelas porque si no no estaría aquí escribiendo estas líneas ¿no creen ustedes?

Ahora damos un salto de varios años, donde los recuerdos empiezan a ser más nítidos. Vivo en una granja colectiva dedicado al trabajo, sirviendo al Estado a la vez que expiando el crimen de mis padres ¡y sin previo aviso el pérfido Hitler invade nuestro sagrado país! Caos, confusión. El ejército rojo me llama. Me ofrece la posibilidad de borrar el pasado, la mala semilla de mi familia y empezar de nuevo. Vestirme con el uniforme de nuestras tropas, a pesar de que me estaba grande y no debía ser un soldado muy marcial, fue motivo de orgullo, aunque muy pronto, a pesar de nuestros esfuerzos, fuimos empujados, arrasados y finalmente engullidos por la maquinaria de guerra nazi, que había estado preparándose traicionera a nuestras espaldas. En conclusión: solo resistimos unas pocas semanas antes de ser desbordados y tomados prisioneros por el ejército alemán. Por aquel entonces mi flamante uniforme era ya un amasijo de harapos irreconocible y su dueño volvía a adoptar la actitud cabizbaja y ausente que le había sido habitual hasta entonces.

El siguiente episodio de mis desventuras transcurre en un idílico pueblo polaco llamado Auswitch, donde fui ingresado en calidad de prisionero de guerra, aunque en realidad me trataran más bien como una bestia de carga. Me dicen que estuve tres años allí, pero yo no sabría decirles a ustedes, camaradas. El tiempo no transcurría para mí. Durante aquel periodo no me relacioné con nadie y me comporté como se comportaría un animal dócil. Mi sistema de pensamiento era el siguiente: si tenía que llevar un saco de un lugar a otro, pensaba: "he de transportar este saco", si me pegaban unos latigazos, pensaba: "he de resistir estos latigazos" y cuando dormía en mi litera: "otro día menos de vida". Me dediqué a ser invisible y a no advertir deliberadamente lo que sucedía a mi alrededor. Solo existiamos yo y mi dura realidad, no muy diferente a la que estaba acostumbrado. Luego he sabido que allí ocurrieron cosas terribles pero ¿qué podía hacer yo? Solo resistir pasivamente y callar. Nadie sabe lo que es capaz de aguantar una persona con estas premisas como bandera. Cuando llegó la llamada liberación me sorprendí bastante de descubrir que, en el fondo, había seguido siendo un ser humano durante todo ese periodo y que había mantenido una secreta esperanza en mi interior de que la situación cambiase. Y ahora viene una parte divertida de mi historia. Los liberadores, mis compatriotas, se comportaron realmente como conquistadores y, aunque me dieron de comer, me arrestaron acusándome de espionaje. En realidad no comprendían el hecho de que no hubiese muerto por la patria cuando hubiera debido hacerlo y hubiera tenido la debilidad de dejarme capturar.

Los interrogadores soviéticos son muy pacientes y no se quisieron dejar engañar por un ser tan insignificante como yo y acabé firmando una declaración en la que admitía ser un traidor y un espía de los nazis ¿qué hubiera podido yo espiar en su propio campo de exterminio?, además de ser considerado peligrosamente influenciado por ideas occidentales, yo que no me había relacionado absolutamente con nadie...

El siguiente destino de este hermoso viaje que es mi vida se encontraba en plena Siberia, en el gulag, donde el camarada Stalin enviaba a quien necesitaba ser reeducado en las doctrinas comunistas. En realidad a lo que nos dedicábamos, entre unas ventiscas espantosas, era a levantar nuevas construcciones para los futuros prisioneros. Suerte que conservé mi cuchara de hojalata de Auswitch, con lo que logré cierta respetabilidad en las comidas. Como las condiciones atmosféricas de mi nueva residencia nos hacían tener más tiempo libre, sobre todo en los meses de invierno, trabé amistad por primera vez en mi vida con otro ser humano cuando llevaba ya ocho años allí. Cada uno aprendió del otro su especialidad. Yo le enseñé a tener paciencia y a resistir en las peores condiciones. El se entretenía explicándome los fundamentos de la física nuclear, asuntos de los que yo no entendía nada en un principio, pero a los que poco a poco fuí aficionándome, más por matar el aburrimiento que por cualquier otra razón.

Con la llorada muerte de nuestro muy querido camarada Stalin, que tantas lecciones vitales me había enseñado, llegó cierta relajación en las autoridades que custodiaban el campo, culminando en la liberación de muchos prisioneros. Cuando me tocó el turno no sentí alegría, solo un cierto alivio. Después de tantos años parecía ser el dueño de mi propia vida. Solicité ir a la Universidad y estudiar más a fondo mi querida física nuclear. Para mi sorpresa el Estado aceptó mi solicitud, me becó y pude estudiar con cierta tranquilidad. Me apliqué en mi nueva ocupación con el estoicismo y perseverancia de siempre. Fuí uno de los mejores de mi promoción y como premio me destinaron como jefe de seguridad al reactor número cuatro de la central de Chernobil, orgullo de la ciencia soviética.

¡Qué gran cambio en mi situación vital! Allí experimenté por vez primera el respeto de mis semejantes, que me consideraban una eminencia y me dejaban hacer y deshacer a mi antojo. ¿Qué peligro podía suponerles ese insignificante hombrecillo de aspecto tan noble? El 26 de abril de 1986 me sentí especialmente inspirado. Organicé por propia iniciativa una prueba para intentar mejorar la seguridad de mi reactor. Quería comprobar si la inercia de las turbinas podía generar suficiente electricidad para las bombas de refrigeración en caso de fallo. He de reconocer que forcé la máquina más de lo debido y que una serie de sobrecargas en cadena subieron la potencia hasta el punto de provocar una enorme explosión. La estampida del personal fue general y, entre tantas escenas de pánico, solo yo supe conservar la calma y contemplar la belleza del fenómeno que acababa de acaecer, todo ello con una amplia sonrisa de oreja a oreja. Por una vez no era yo el insecto aplastado sino el implacable verdugo, plenamente consciente de lo que había hecho y plenamente realizado como persona. Mi huella iba a durar generaciones, como la de los demás tiranos.

AMANECER


Cuando se emprende algo nuevo, es muy humano tener miedo al fracaso, sobre todo cuando la empresa se ha debido principalmente a un impulso poco meditado. He decidido comenzar este blog, aun a sabiendas de que no obtendrá visitas millonarias para que mis escritos tengan una ventana al exterior y no se queden anquilosados en mi ordenador, para darles algo de vida. Como asisto casi todos los miércoles en Nerja a la Tertulia Telees de la Casa de las Palabras, al menos me aseguro la publicación de un cuento semanal (Ya explicaré en que consiste la Tertulia). Intentaré también dejar algún comentario de los libros o comics que van cayendo en mis manos o de las películas que vaya visionando y, si me voy animando, cualquier comentario que se me pueda ocurrir, ya sea o no de actualidad.

Espero que este les guste a ustedes, sus visitantes, que es a quienes está destinado. Reciban mi más cordial bienvenida y muchas gracias por la visita.