miércoles, 30 de noviembre de 2022

LA HISTORIA DE MI MUJER (2021), DE IDIKÓ ENYEDI.

Apostar con un amigo que uno se va a casar con la primera mujer que entre por la puerta del café donde se está tomando algo no es el mejor método para encontrar la pareja ideal, pero el solitario capitán de mercante Jacob lo lleva a cabo y termina casándose con la bella, divertida y algo enigmática Lizzy. La relación que se va a establecer entre estos dos seres que no se conocen será bastante peculiar, puesto que él pasa gran parte de su tiempo de viaje y ella no esconde demasiado su gusto por los amantes, quizá porque siente que no debe demasiado respeto a un matrimonio que no ha ido precedido por un enamoramiento y un noviazgo. Lo curioso es que la directora cuenta la historia de una relación tóxica en un clima romántico y de época. La gran baza de esta película es la excelente ambientación de hace un siglo en la que transcurre. Lo peor de la misma es lo deshilvanado del guion y la larga duración de la película, injustificable respecto a lo que se cuenta. Una película extraña, a la vez gélida por la relación que se establece entre sus protagonistas y a la vez luminosa y liberadora en sus escenas marítimas Lo más interesante: el desconcierto masculino frente al amor frustrado que representa el capitán Jacob. 

P: 6

sábado, 26 de noviembre de 2022

MARTIN EDEN (2019), DE PIETRO MARCELLO.

Martin Eden es uno de mis libros favoritos, una historia muy centrada en la evolución de su personaje principal y muy difícil de trasladar a la pantalla grande. Pietro Marcello lo ha conseguido con esta adaptación de ambiente intemporal cuya eficacia se basa ante todo en la interpretación de Luca Marinelli cuyo personaje debe evolucionar de una manera muy peculiar, desde un prometedor joven que no ha tenido suerte en la vida al tipo desagradable que se siente superior a todo el mundo después de haber conquistado su éxito literario a base esfuerzo y sacrificios. Como sucede en la novela, la película tiene dos partes muy diferenciadas: la etapa de formación del protagonista, en la que el espectador simpatiza con los ingentes esfuerzos de recopilación de lecturas y su lucha por ver publicados sus primeros escritos y la etapa en la que Martin Eden es ya un escritor consolidado y rico, pero que desprecia su propia condición y la de quienes le rodean. En esta adaptación de Marcello se pone especial énfasis en la vertiente política del relato, en ese conflicto del protagonista con los integrantes del movimiento obrero, a quienes retrata como simples corderos que solo anhelan cambiar de amo, pero que son incapaces de establecer un pensamiento individual. Y es ese individualismo inspirado en sus lecturas de Herbert Spencer el que acaba destruyendo a un personaje que quizá es víctima de una sobredosis de cultura en muy poco tiempo después de haber pasado su juventud en trabajos de lo más duros. Tampoco el amor puede salvarlo, puesto que la decepción al respecto es absoluta. Para él la humanidad acaba convertida en un hatajo de personas interesadas en su éxito y en su dinero, pero incapaces de comprender su pensamiento. Este cóctel no puede sino desencadenar el trágico resultado final. Una versión muy digna y valiente de uno de los mejores clásicos de la literatura universal.

P: 7

GOLDENEYE (1995), DE MARTIN CAMPBELL.

Aunque Licencia para matar, segunda y última interpretación de Timothy Dalton del personaje de James Bond había intentado transitar nuevos caminos para la serie, la película fue un estrepitoso fracaso de taquilla y provocó que los productores buscaran a un actor nuevo que animara de nuevo al público. El elegido fue Pierce Brosman, alguien muy popular por sus trabajos televisivos y que ya había sido candidato anteriormente a encarnar al espía. Lo cierto es que la combinación del buen trabajo como director de Martin Campbell - que años después sería el responsable de la mejor película de 007, Casino Royale - y el aire fresco que otorga Brosman al personaje construyeron una película muy sólida cuya trama comienza en tiempos de la Guerra Fría y sigue después de esta. Brosman se hace inmediatamente con su papel y construye a un Bond extremadamente elegante, frívolo en sus relaciones sociales, inteligente, duro cuando tiene que serlo y que utiliza mucha ironía en sus parlamentos. Es una delicia verlo encarnar al espía, sobre todo en su relación con la nueva M, una Judi Dench que ya lo llama machista y misógino en la primera conversación que tienen. Además, aquí los villanos son ciertamente memorables: Sean Bean como antiguo agente 00 excompañero y amigo de Bond y Famke Janssen como una atractiva mujer cuyos métodos de asesinato resultan ciertamente perturbadores. Brosman intenta crear aquí un Bond equilibrado entre lo mítico y lo humano y lo conseguirá mucho más plenamente en su siguiente película.

P: 7  

domingo, 20 de noviembre de 2022

LA FUERZA DEL DESTINO (1948), DE ABRAHAM POLONSKY.

Una sólida muestra de cine negro en su edad dorada en la que, como es norma en el género, lo importante no es tanto la trama criminal que narra sino la crítica social que refleja. Polonsky filma una historia muy sórdida que enfrenta a dos hermanos: un abogado muy ambicioso que trabaja para un mafioso que pretende hacerse con el control de todas las pequeñas casas de apuestas ilegales y el dueño de una de estas casas, que quiere mantener el funcionamiento tradicional de su negocio. Resulta muy llamativo que la llama moral de la película la sostenga alguien que es considerado para la ley un criminal, pero a muy pequeña escala. Leo Morse en cierto modo está integrado en la sociedad, de él depende un buen número de trabajadores y prefiere no hacerse notar demasiado ante las autoridades, considerando que su pequeño establecimiento no hace daño a nadie, por muy ilegal que sea. Por contra, Joe está cegado por unos estúpidos sueños de grandeza que le ciegan frente al abismo que tiene frente a sus ojos, por lo que su arrepentimiento será sincero, pero inútil: "Un hombre puede pasar el resto de su vida tratando de recordar lo que no debería haber hecho". La fuerza del destino cuenta con magníficas escenas de violencia, algunas de ellas protagonizadas por las fuerzas de la ley y una interpretación memorable de John Garfield. Además sirvió para inspirar a uno de los grandes cineastas de nuestro tiempo, Martin Scorsese.

P: 7

sábado, 19 de noviembre de 2022

MAIXABEL (2021), DE ICÍAR BOLLAÍN.

Aunque esté basada estrictamente en hechos reales - y muy reciente - la apuesta de realizar Maixabel era muy arriesgada y su directora sale airosa de la misma. La película se dedica ante todo a ensalzar las virtudes del diálogo, de la comprensión de las razones del otro, aunque ese otro sea tu peor enemigo, y en este sentido la figura de Maixabel Lasa no solo fue pionera (en el difícil escenario vasco), sino también muy valiente, puesto que su gesto no gozó de la comprensión de muchas de las víctimas. Para la gente de bien el etarra es una alimaña, un monstruo que no merece más que pasar su vida encerrado, pero a Ibon Etxezarreta se lo presenta como a un ser humano cada vez más confuso al irse dando cuenta poco a poco de que ha entregado su juventud a una especie de secta de asesinos que le va a dar la espalda si se atreve a expresar la menor disidencia a su doctrina inamovible. En realidad, aquí se produce un descubrimiento de humanidad por parte de ambas partes, también para el etarra los políticos no nacionalistas eran enemigos, gente inhumana que estaba oprimiendo al pueblo vasco. Basta un encuentro cara a cara para desatar los mecanismos de reconocimiento de la humanidad del ser ajeno. En cualquier caso, Bollaín intenta en todo momento no blanquear lo más mínimo los crímenes etarras sino quitarles sentido, hacer que sus ejecutores se sientan hombres ridículos que han sido manipulados de la manera más cruel para servir a intereses ajenos. Una película que sirve como perfecto complemento a obras como Patria, que nos permiten comprender de una manera más íntima lo que significó estar en el centro de una sociedad violenta en la que podemos reconocer sin la más mínima duda quienes eran las víctimas y quienes los verdugos.

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martes, 15 de noviembre de 2022

ARGENTINA, 1985 (2022), DE SANTIAGO MITRE.

Las dictaduras dejan profundas y permanentes heridas en las sociedades que las padecen y juzgar a sus responsables es algo que en demasiadas ocasiones no es posible. Que esto sucediera en Argentina en una fecha tan temprana como 1985, cuando recién acababa de restaurarse la democracia en ese país resulta casi milagroso. La excelente película de Santiago Mitre cuenta cómo fue posible dicho proceso, sobre todo gracias a los esfuerzos del fiscal Julio Strassera que, si bien se había mostrado muy tibio mientras los militares ostentaron en poder, demostró un gran valor personal cuando gozó de la oportunidad de armar una causa contra los militares. Uno de sus secretos fue rodearse de gente joven y muy entusiasta que fue muy efectiva a la hora de ir recopilando pruebas contundentes de la represión que se había cebado contra ciudadanos de izquierda. La defensa, que apelaba a la necesidad de evitar una guerra civil y al peligro de los guerrilleros, no se sostenía, puesto que la represión fue organizada con nocturnidad y alevosía, al margen de toda ley y con absoluto desprecio de los derechos humanos. Aunque la película quiere ante todo apelar a los sentimientos del espectador, éste no puede evitar algún que otro escalofrío en las escenas del juicio en las que declaran algunas víctimas, a las que se sometió a un auténtico infierno organizado por auténticos sádicos. Argentina, 1985 basa buena parte de la efectividad de su discurso en la excelente interpretación de Ricardo Darín, que de nuevo vuelve a componer a un personaje muy humano y al que habrá estado muy orgulloso de encarnar.

P: 8

sábado, 12 de noviembre de 2022

UN TAL GONZÁLEZ (2022), DE SERGIO DEL MOLINO. RETRATO DE UN HOMBRE CARISMÁTICO.

Como ciudadano ya maduro recuerdo los tiempos de gobierno de Felipe González, esas mayorías absolutas que hacían de él la imagen de un poder que parecía que iba a ser eterno. De hecho, si bien durante sus dos primeras legislaturas vivió casi un idilio con la prensa y con buena parte de los ciudadanos, a partir de los años noventa comenzó una lenta decadencia en la que se lo veía cada vez más cansado, pero resistiendo siempre los brutales ataques de sus cada vez más numerosos enemigos. Si hoy se reivindica a González como uno de los pilares de nuestra democracia, hay que recordar que en tiempos no tan lejanos se le calificó de corrupto, asesino y dictador. Es evidente que sus decisiones de gobierno no fueron perfectas y que dejó tras de sí una estela de corrupción y dudas éticas en ciertas actuaciones que todavía hoy ensombrecen al personaje, pero es de justicia decir que en muchos aspectos España entró en la modernidad y en la equiparación con el resto de países europeos gracias a su empeño, por mucho que no pudiera resolver ciertos problemas endémicos - el paro, el auge nacionalista, las desigualdades sociales todavía acentuadas - que padece tradicionalmente nuestra nación.

Sergio del Molino no ha querido escribir una biografía al uso, sino que ha aprovechado el auge de la narrativa de autoficción - Emmanuel Carrère es una referencia en este aspecto - y ha concebido un libro en el que, partiendo de la realidad histórica, introduce reflexiones muy personales sobre el personaje e incluso imagina ciertas escenas, técnica que usa para completar lagunas. El autor ha tenido el acierto de elegir ciertos puntos importantes de la biografía de González y obviar otros, para así componer un retrato bastante subjetivo de su protagonista (de eso se trata), describiendo también algún breve encuentro con el mismo en la actualidad. El expresidente del gobierno es una figura tan compleja que su verdadera psicología y el secreto de esa potente seducción que ejerció sobre las masas durante tantas años serán estudiados durante mucho tiempo. Todavía hoy González sigue siendo una figura que derrocha carisma, a pesar del inmenso desgaste que supuso tan dilatado tiempo tomando decisiones de gobierno. Hay que remontarse a 1982 para tratar de entender los factores que llevaron al PSOE a esa aplastante mayoría absoluta. Quizá la mejor ayuda fue la ausencia de políticos que pudieran hacerle sombra y, por qué no decirlo, la enorme ilusión despertada por el discurso del cambio definitivo en un país que despertaba de la pesadilla de una dictadura:

"Felipe González había recorrido España prometiendo un gran cambio a un pueblo que había confiado en él como nunca se había entregado a otro gobernante. Nadie había recibido un poder popular tan rotundo y extenso. Le habían entregado el país entero para que ejecutase ese cambio. Se lo habían dado a él. No votaron al PSOE, votaron a Felipe. Ningún otro candidato habría ganado como ganó él. Pero los diez millones de ciudadanos que le votaron no sabían que votaban a un tímido implacable. Habían visto al chamán, al tipo sosegado, al señor elocuente y sin pompa que hablaba un andaluz muy particular y parecía el amigo perfecto para pasar un domingo en el campo, como en la foto de la tortilla donde nadie comía tortilla."

El autor de La España vacía quizá ha pecado de hagiográfico en su retrato de Felipe González, pero en cierto modo hay que agradecer que así sea si esos son los sentimientos que ha despertado en él su acercamiento al personaje. Ya desde el principio lo califica, muy literariamente, como una especie de héroe que tuvo que enfrentar enormes dificultades en pos de un destino que le dio un papel histórico que él tampoco había buscado. Si hemos de creer las declaraciones del expresidente, pronto se sintió abrumado de responsabilidad y en numerosas ocasiones quiso dejar el cargo a un sucesor, pero las circunstancias le obligaron a seguir un poco más hasta completar sus catorce largos años en el cargo. Me ha gustado mucho leer este libro porque no se centra, como muchos otros, en los años de la Transición, sino que entra de lleno en el no tan estudiado periodo del gobierno socialista, una época para mí fascinante, pues si bien comenzó siendo yo muy niño, pronto la empecé a experimentar como un ciudadano con pleno uso de razón.

NO TE PREOCUPES QUERIDA (2022), DE OLIVIA WILDE.

Al margen de que se ha hablado más de esta película por los conflictos entre miembros de su equipo que de sus valores cinematográficos. En realidad la propuesta de Wilde está muy bien rodada, pero peca de poco original. Se nos presenta un mundo perfecto - un idílico pueblo estadounidense en los cincuenta, donde hombres y mujeres aparentemente asumen perfectamente sus roles de género y todos viven en armonía - para ir poco a poco introduciendo elementos extraños e inquietantes en la trama hasta el desmoronamiento final de dicha sociedad utópica. Aquí esto se produce no tanto por el orden social imperante, en el que las mujeres tienen un papel residual, sino porque la trama deriva hacia la ciencia ficción distópica con muchos elementos de Black Mirror, hasta el punto de que al final el espectador tiene la impresión de haber visto un episodio mediocre y alargado de esta magnífica serie. Se ha hablado mucho de que No te preocupes querida es una fábula acerca de la opresión femenina y del auge del nuevo masculinismo a través de figuras como Jordan Peterson. En realidad, si esto es así, la reflexión al respecto es muy pobre, puesto que la trama pronto toma un rumbo incierto e incoherente, sobre todo porque la película no muestra personajes complejos, sino arquetipos poco desarrollados, como si los seres que viven en Victoria fueran juguetes dentro de una casa de muñecas más que personas reales. En cualquier caso, con guiones mejores desarrollados, la carrera de Olivia Wilde puede ser interesante en el futuro, pues si algo positivo muestra la película es su pericia como directora.

P: 4

sábado, 5 de noviembre de 2022

UN NUEVO MUNDO (2021), DE STÉPHANE BRIZÉ.

Philippe es un alto ejecutivo de una de las sedes francesas de una multinacional norteamericana. En su carrera profesional ha llegado a esa cima en la que muchos querrían estar y a primera vista goza de una vida llena de privilegios en el ámbito económico. La otra cara de la moneda es que su puesto directivo le exige una dedicación prácticamente absoluta al trabajo, teniendo que dejar de lado otros aspectos de su vida como su familia, lo que le ha llevado a que su pareja solicite el divorcio. Todo esto le sucede mientras la empresa le presiona para que seleccione a un numeroso grupo de empleados a su cargo que habrán de ser despedidos en nombre de los sacrosantos beneficios. Philippe, que todavía posee algo de conciencia social, intenta buscar alternativas ante sus jefes mientras lidia con su enorme crisis familiar, que incluye problemas psicológicos de uno de sus hijos. Un nuevo mundo es un retrato crudo y descarnado de la lógica del capitalismo más extremo, aquel que busca la maximización de beneficios a costa de cualquier sacrificio ajeno y de la presión que ejercen los amos de las multinacionales sobre sus lugartenientes para conseguirlo. El protagonista sabe que hace tiempo vendió su alma al diablo, su tiempo y su familia a cambio de un bienestar material del que no puede disfrutar jamás, porque siempre vuelve a casa agotado física y psicológicamente. También sabe que ya no hay vuelta atrás, que está demasiado implicado en su dedicación absoluta a una empresa que indirectamente le está pidiendo que sacrifique a su familia si ésta le va a restar parte de las energías que necesita para su exigente labor. La película de Brizé funciona como una precisa crítica a la deshumanización del trabajo en un entorno altamente competitivo de lucha darwinista por imponerse a los demás. ¿Merece la pena sacrificar existencias al altar de los beneficios? Esta es la pregunta que deja en el aire esta obra que refleja a la perfección las contradicciones del sofisticado funcionamiento de la economía en el mundo actual. Magnífica interpretación de sus dos protagonistas, Vincent Lindon y Sandrine Kiberlain, como una pareja cuya relación se ha tensionado al máximo sin que él ni siquiera fuera muy consciente de ello.

P: 8

martes, 1 de noviembre de 2022

EL ACONTECIMIENTO (2000), DE ANNIE ERNAUX Y DE AUDREY DIWAN (2021). SOLA ANTE LA OSCURIDAD.

Nos encontramos en la Francia de 1963, un país que, a pesar de las apariencias, sigue siendo muy conservador y que, entre otras cosas, considera un crimen el aborto. Anne es una estudiante universitaria que queda embarazada después de haber tenido relaciones sexuales durante el verano con un chico al que apenas conoce. Frente a ese inmenso problema, que puede arruinar el futuro que todos esperan de ella - proviene de una familia humilde y es el primer miembro de la misma que cursa estudios universitarios - está completamente sola. Sabe que nadie puede ayudarla a riesgo de cometer un grave delito. Los médicos a quienes consulta se sacuden el problema de encima y la única opción que le queda es descubrir contra reloj un lugar donde practiquen abortos clandestinos.

La narración autobiográfica de Ernaux es ante todo angustiosa, la de una persona feliz a la que la existencia le da un vuelco de un día para otro y no sabe cómo enfrentarse a su nueva realidad. El mundo se ha vuelto de pronto un lugar hostil e irreal del que se siente aislada, pues ya solo existe para ella su terrible problema. Para ella el ser que se está desarrollando en su vientre es un invasor indeseado del que hay que librarse a toda costa, al precio que sea, hasta el punto de que, en una de las imágenes más escabrosas del libro, intenta acabar con él en solitario con la sola ayuda de unas agujas. Eso motiva que la propia autora tenga que advertir al lector acerca de lo escabroso de su escritura:

"Es posible que un relato como este provoque irritación o repulsión, o que sea tachado de mal gusto. El hecho de haber vivido algo, sea lo que sea, otorga el derecho imprescriptible de escribir sobre ello. No existe una verdad inferior. Y si no cuento esta experiencia hasta el final, contribuiré a oscurecer la realidad de las mujeres y me pondré del lado de la dominación masculina del mundo."

Entre otras cosas, El acontecimiento ofrece un duro retrato de las corrientes ocultas que se movían en la sociedad gaullista francesa con una legislación que presuntamente protegía a las mujeres, pero que las dejaba solas en su momento más frágil en nombre de una moral caduca, que no se correspondía con la realidad, por lo que Anne tiene que atravesar un vía crucis que la sociedad podía haber evitado. Es curiosa también la ética que muestra un estudiante de izquierdas cuando la protagonista, después de muchas dudas, le hace partícipe de su problema: su primer pensamiento es acostarse con ella, ya que no hay peligro de que quede embarazada. La hipocresía de un Estado que no es capaz de afrontar de cara los grandes problemas sociales - el aborto, la droga, la prostitución, realidades que son negadas o reprimidas brutalmente - produce incontables víctimas que pueden evitarse. Anne tiene que acudir a un sórdido piso parisino para resolver su problema, poniendo en peligro su vida. Al final sobrevive a la traumática y dolorosa experiencia, pero su existencia ha quedado marcada para siempre.

La película de Audrey Diwan es una perfecta adaptación de un libro muy difícil de llevar al cine. Basa toda su efectividad en la perfecta actuación de Anamaria Vartolomei, a la que se dedican constantes primeros planos en los que se reflejan las tormentosas emociones que está viviendo en las diez semanas que retrata el filme a través de una interpretación casi hipnótica. Un perfecto retrato de época, de una moral de la que todavía no nos hemos alejado tanto como quisiéramos. Una puntualización a todo esto: el aborto no es algo deseable, debe ser el último recurso frente a situaciones excepcionales como la que refleja la película y en cierto modo las voces que abogan por su prohibición deben tener cabida en el debate social. Lo mejor es que sea evitable todo aborto - un proceso siempre doloroso aunque se encuentre permitido por el Estado - que esté fuera de los supuestos de violación, peligro para la vida de la madre o malformación del feto, porque felizmente en la actualidad existen numerosos métodos anticonceptivos disponibles para cualquiera con suma facilidad.

P: 7

CON LOS OJOS CERRADOS (1969), DE RICHARD BROOKS.

La película de Richard Brooks comienza cuando terminan otras muchas, con la celebración de un matrimonio que va a ser aparentemente feliz, porque hay mucho amor entre sus miembros. Ella ha dejado sus estudios universitarios para ser la perfecta ama de casa y él se dedicará en cuerpo y alma a su trabajo. Poco a poco, como vamos contemplando a través de diversos flashbacks, la convivencia se va deteriorando hasta que la idílica felicidad se ha derrumbado por completo: descubrimos que él se dedica a flirtear con amantes y ella se refugia en el alcohol para sobrellevar una vida completamente vacía. Finalmente, ella huye a las Bahamas para encontrarse con una amiga que ha adoptado un estilo de vida totalmente diferente al suyo, aprovechando la liberación sexual propia de la época. Entre otras cosas Con los ojos cerrados reflexiona acerca de la gran mentira que había contado hasta entonces el cine, acerca de los matrimonios perfectos con roles perfectamente definidos a los que habían de aspirar los espectadores. Se trata de una película amarga, muy dura a ratos, en la que Jean Simmons realiza una de las mejores interpretaciones de su carrera, muy alejada de su papel habitual de joven dulce. Lo particular de este guion es que parte de un matrimonio que tenía todas las papeletas para ser exitoso, al menos de cara al exterior, pero que luego sufre un desgaste que ninguno de sus dos miembros sabe evitar hasta que ya es demasiado tarde. Una propuesta muy interesante y que anuncia el cambio de temática que iba a abordar Hollywood para abordar la realidad de una sociedad cada vez más desencantada a la vez que se iban liberalizando las costumbres.

P: 6