sábado, 22 de marzo de 2025

LA EVASIÓN (1960), DE JACQUES BECKER.

Una de las mejores películas del cine francés es esta magistral crónica de la fuga de un grupo de presos que conviven en la misma celda. La historia está filmada con un grado de verosimilitud verdaderamente sorprendente, a lo que contribuye que Becker se decantara para filmarla por actores no profesionales. Lo que podría parecer monótono y aburrido, la narración de todos los pormenores y detalles de la preparación de la evasión están mostrados como algo muy interesante y tenso, puesto que las intenciones de los presos pueden ser descubiertas en cualquier momento. La presentación de los personajes, realizada de manera sencilla pero eficaz, también contribuye a que el espectador se identique con ellos y simpatice con sus planes. Becker consigue grandes dosis de realismo con la utilización del sonido y los intentos de los prisioneros por evitar su propagación fuera de su celda. Pero lo verdaderamente magistral viene a partir de que los personajes consiguen acceder a las galerías subterráneas, escenas sombrías en las que casi podemos respirar el ambiente cerrado de esos espacios, hasta que un par de ellos en una de sus exploraciones consiguen asomarse al exterior a través de la tapa de una alcantarilla. Ese atisbo de libertad, esa tentación de salir corriendo y dejar atrás a los compañeros que permanecen en la celda a la espera es uno de los momentos más memorables de la historia del cine. La evasión es toda una lección de construcción de una historia plena de tensión y de humanismo con pocos medios.

P: 10

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