Si por algo destaca Here es por su opción narrativa. Se trata todo el tiempo de un plano fijo en el que el espectador contempla la evolución del salón de un vivienda a través de las décadas, mostrándonos las vidas de sus habitantes. Pero no es solo eso, la película a veces retrocede a tiempos más remotos, en los que la construcción todavía no existía e incluso, al principio de la misma, tenemos imágenes de la prehistoria, cuando los dinosaurios dominaban la Tierra. Aunque Zemeckis centra su historia en el matrimonio formado por Richard y Margaret, sus amores y desamores, la película dará frecuentes saltos en el tiempo, a veces con la técnica de abrir un encuadre más pequeño en el que podemos ir vislumbrando una ventana al pasado o al futuro respecto a lo que transcurre en pantalla. Aunque no es perfecta, el riesgo que asume Here tiene su recompensa para el espectador que asiste a una magnífica reflexión acerca del paso del tiempo, de lo efímero de nuestra existencia frente a a la solidez de algunas construcciones humanas que, pese a todo, también verán su final algún día. En cierto modo la película recuerda a A ghost story, otra obra que transcurría en un mismo espacio, aunque en este caso con elemento sobrenatural añadido. Una propuesta muy estimulante por parte de Zemeckis que consigue introducir una narración de corte clásico - en la que también vislumbramos la evolución de EE.UU. - con una propuesta experimental bien desarrollada.
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