A pesar de todo esto, no siempre impera la cooperación. Las guerras y conflictos son una constante en la historia humana y las armas que se utilizan cada vez más mortíferas, hasta el punto de que hoy día un conflicto mundial arrasaría con buena parte de la población mundial. Además, el ser humano se ha enfrentado a epidemias y todo tipo de catástrofes, pero siempre ha logrado salir adelante. A trompicones, con continuos retrocesos, al final se ha logrado que la ciencia se imponga a la religión en cada vez más lugares y la población cada vez es más numerosa, reduciéndose de continuo los niveles de violencia, a pesar del terrible siglo XX que tuvimos que vivir.
La evolución de las culturas es parecida a la evolución natural, un método de ensayo y error en el que triunfan las soluciones más adaptativas:
"La evolución de las culturas se rige por un mecanismo análogo. Hay una fuerza impulsora, que mueve y dirige la acción: las necesidades, deseos, expectativas y pasiones humanas; hay un mecanismo que proporciona soluciones a los problemas planteados por esos deseos; y hay un sistema de selección que elige una de las soluciones y rechaza las restantes."
Evidentemente, para establecer sociedades tan complejas y avanzadas como la humana no basta con apelar al instinto. Es necesario que se establezca la institución del poder, del gobierno. Un poder que se ejerce en sus estadios más básicos a través de la fuerza bruta, pero que necesita para consolidarse de unas instituciones más sofisticadas que lo legitimen: la religión y, posteriormente, la participación indirecta del resto de la población en su ejercicio. Al final las formas más virtuosas de gobierno son las que se liberan de la ignorancia, del miedo, del dogmatismo y del miedo al diferente y terminan desarrollando la idea de compasión a través del revolucionario concepto de la dignidad humana. El libro de Marina y Rambaud consigue que el lector se sienta partícipe de esta herencia común y aprecie el camino tan tortuoso que se ha recorrido hasta llegar a un mundo que aprecia en su mayoría la idea de aplicar los Derechos Humanos a todas sus sociedades, aunque todavía quede mucho camino por delante para que dicha realidad sea experimentada por todos.
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