lunes, 18 de marzo de 2024

JOYLAND (2022), DE SAIM SADIQ.

Aunque está casado, Haider está obligado a vivir en la casa familiar, donde domina un irrespirable aire patriarcal (nos encontramos en Pakistán) que envuelve todos los aspectos de la existencia. Cuando consigue trabajo en una especie de teatro de variedades el protagonista comenzará una historia de amor con Biba, una artista trans por la que se siente irresistiblemente atraído, una relación que le proporciona esos espacios de libertad de los que carece en su vida cotidiana. Prohibida por obvias razones en un país como Pakistán, Joyland es un amargo canto a la libertad que se disfraza por momentos de comedia. Refleja muy bien, a través del retrato familiar que consigue, las tensiones entre la sociedad tradicional y machista y los jóvenes que desean una apertura con mayores dosis de libertad. Las mujeres pueden trabajar, pero solo como complemento al trabajo de los hombres. Cuando una de ellas manifiesta su aspiración profesional de ser decoradora de interiores, su marido le espeta: "¿Por qué decorar las casas de las otras personas, cuando puedes decorar la tuya propia?", dejando meridianamente claro cuál es su lugar en la familia. Joyland es a la vez una película muy bien realizada para conseguir ser crítica y comprometida con el retrato que se pretende de la dura realidad de Pakistan, así que viéndola el espectador puede conocer lo que significa vivir en un régimen patriarcal dominado por el pensamiento religioso.

P: 7

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