Todo a la vez en todas partes es una de esas películas que suscita pasiones encontradas. Sus defensores - entre los que se encuentra buena parte de la Academia de Hollywood - alaban su presunta originalidad y frescura. Sus detractores - entre los que me encuentro yo - no aprecian más que una larguísima paja mental en la que cabe cualquier cosa que se le ocurra a los autores, una película que no ofrece tregua ni respiro, una de las propuestas más absurdas y con menos sentido de los últimos años. Ni siquiera su argumento es original, pues recoge el manido tema de los multiversos (algo tratado en profundidad en las sagas cinematográficas de Marvel y DC) y lo transforma en una película sin un argumento coherente (usando también elementos de la saga Matrix), tan se nos ofrecen una serie de peleas muy locas y un humor a lo Taika Waititi que el espectador debe soportar durante las interminables dos horas y diez minutos de su metraje. Si este es el futuro del cine de Hollywood, mejor sería que cerraran los Estudios y nos ahorramos sufrimientos en los próximos años.
P: 2
No hay comentarios:
Publicar un comentario