miércoles, 13 de marzo de 2024

NO TE VERÉ MORIR (2023), DE ANTONIO MUÑOZ MOLINA. AMOR MÁS PODEROSO QUE LA MUERTE.

Lo primero que llama la atención cuando se emprende la lectura de la nueva novela de Antonio Muñoz Molina es la enorme extensión de su primera frase, una frase que nos va poniendo en situación acerca de una historia de amor trágica. Un romance que comenzó siendo ambos jóvenes en la España franquista. No se trata de una relación prohibida, pero es vista con malos ojos por los padres de él, unos padres que pretenden que el protagonista estudie y se vaya al extranjero a comenzar una carrera laboral que lo aleje de la negrura de una España en la que no se atisba la posibilidad de un futuro democrático, puesto que la experiencia de la Guerra Civil los dejó traumatizados. Como él es obediente a la voluntad de sus progenitores, dejará que ella se case y seguirá adelante con sus planes - los planes de sus padres - aunque vivirá una última tarde inolvidable con ella el día antes de partir a Estados Unidos, estando ausente el marido de ella.

Gabriel Aristu se convertirá en un triunfador a los ojos del resto del mundo. Directivo de un gran banco, viajará por todo el mundo y establecerá una vida y una familia que cumplen todos los tópicos del sueño americano, aunque siempre llevará dentro la espina de su amor perdido, de lo que pudo ser y no fue si él hubiera sido un joven más decidido y menos sometido a la voluntad de su familia. Aristu termina moviéndose como pez en el agua en una cultura ajena. Es interesante - y esto muy propio de Muñoz Molina, pues se trata de vivencias de carácter autobiográfico - la continua descripción de los contrastes entre la forma de vida en Estados Unidos y en España. Nuestro país aparece como algo anacrónico en los años del franquismo, como una estampa congelada en el tiempo, mientras Estados Unidos es la tierra de las oportunidades y de la abundancia, un país siempre cambiante y repleto de contrastes brutales, sobre todo respecto a las obras del hombre y las de la naturaleza.

A mitad de la novela conoceremos a otro personaje, Julio Márquez, que en muchos aspectos es la antítesis de Aristu. Especialista en arte barroco español y recién salido de un divorcio traumático, Márquez ha ido a pasar un semestre a una Universidad de Estados Unidos en la que conocerá al protagonista. Incapaz de adaptarse a las costumbres de su nuevo país, Márquez servirá como guía al lector para que conozcamos algunos aspectos de la vida cotidiana de Aristu y completemos algunos huecos de su biografía. El final de No te veré morir es tan dramático como consecuente con todo lo que hemos leído antes y a la vez Muñoz Molina nos coloca como lectores ante una difícil tesitura moral. Una novela estupenda, como nos tiene acostumbrado el autor. que se lee casi de un tirón debido al gran interés que suscita su historia en el lector.

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