viernes, 24 de febrero de 2023

LA IDIOTA (2017), DE ELIF BATUMAN. EL APRENDIZAJE DEL AMOR.

La idiota es claramente una novela de iniciación o aprendizaje y también es claramente autobiográfica, pues la autora estudió en Harvard en la misma época que su protagonista. Para Selin empezar a estudiar en la Universidad es asomarse a un nuevo mundo que le va a traer sorpresas insospechadas. En primer lugar, la novedad del correo electrónico, que era un instrumento que empezaba a popularizarse en Estados Unidos en 1995 - aquí tardaría un par de años más - y que prometía revolucionar las relaciones sociales. En realidad, aquello era el germen de la situación actual, pero personalmente lo recuerdo, junto con los chats y las primeras páginas web divulgativas, como algo realmente revolucionario y muy positivo, unas impresiones que también parece intuir la tranquila Selin.

La protagonista va a vivir en un solo año un rosario de experiencias que sacudirán su carácter ingenuo y un tanto simple y esto incluirá asistir a seminarios sobre distintas materias, viajar a Europa y enamorarse perdidamente de un joven húngaro. Su relación con Ivan va a ser un tanto peculiar, puesto que, aunque lo conoce en clase, los primeros diálogos con él los mantiene por correo electrónico hasta que se produce un acercamiento más físico entre los dos que no va a conseguir que la conexión entre ambos vaya más allá de lo espiritual. Selin es tan insegura e inexperta que no comprende bien la naturaleza de la atracción que siente por él e Ivan tampoco se lo va a poner fácil en ese sentido, puesto que su comportamiento, quizá algo propio de Europa del Este, es bastante ambiguo.

En realidad no he apreciado La idiota como ese debut excepcional de una joven escritora que llegó a ser nominado al Pulitzer. Me parece una novela bien escrita, pero bastante errática, construída a base de anécdotas y episodios protagonizados por gente muy peculiar, como si la protagonista no se hubiera cruzado con nadie normal en su primer año universitario. Además, el sentido del humor que utiliza es bastante personal, pero también muy básico. Por ejemplo: 

"Ah, así que tú eres Selin Hanim - dijo asombrado mientras se frotaba las manos para limpiárselas -. La última vez quenos vimos eras mucho más baja.

- Tenía diez años.

- Ah, es por eso."

La idiota funciona bien como novela de formación, pero no exprime bien sus posibilidades, quedándose en un album de recuerdos más o menos pintorescos que no llegan a armar una historia verdaderamente interesante, más allá de la descripción de los pasos que se siguen en el peculiar romance y su potenciación a través del internet más primitivo.

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