En los años noventa Val Kilmer se convirtió en una de las estrellas más populares de Hollywood después de haber participado en numerosas películas de gran presupuesto, algunas de las cuales han terminado considerándose pequeños clásicos. Su carrera se vio frenada en seco cuando descubrió que padecía un cáncer de garganta, enfermedad que le hizo perder la voz. Val es ante todo un viaje nostálgico en el que el actor recuerda su infancia, marcada ya por una afición al sépimo arte que llevaba a que él y sus hermanos filmaran pequeñas películas en formato casero que se nos muestran en el documental. Aunque no hay rencor alguno en su actitud, en toda la película late el dolor de haber sido dejado de lado por Hollywood en cuanto empezó a tener problemas de salud. A pesar de haber sido un actor problemático en los rodajes - algo que él admite - también es cierto que su trabajo en la fábrica de los sueños dio como fruto varias películas que se cuentan como grandes éxitos de taquilla. Su composición, por ejemplo, de Jim Morrison en The Doors sigue siendo una interpretación increíble, fruto de largas horas de visionado de vídeos del cantante y asimilación de hasta el más leve de sus gestos característicos. Val nos habla de éxito sólido pero efímero, de la nostalgia de un pasado que ya no volverá para él. A pesar de todo, ha tenido la oportunidad de volver a interpretar a su icónico personaje en la segunda parte de Top Gun y a buen seguro que volver a verlo en pantalla ha sido una inmensa alegría para los numerosos fans que Kilmer conserva en todo el mundo. Un documental excelente y además muy entretenido.
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