lunes, 20 de febrero de 2023

EL VUELO DE LOS BUITRES (2021), DE JORGE MARTÍNEZ REVERTE. EL DESASTRE DE ANNUAL Y LA GUERRA DEL RIF.

Melilla es una de esas ciudades en las que se palpa la Historia con mayúsculas en cada uno de sus rincones, seguramente porque ésta sigue presente en nuestros días: se trata de un territorio repleto de tensiones fronterizas, una sucursal de Europa en el norte de África que es reivindicada por el país vecino. Su centro histórico modernista nos habla de una ciudad plenamente española, pero otros barrios, dominados por musulmanes y espacios que recuerdan la presencia judía e incluso hindú nos dicen que allí han convivido desde siempre muchas culturas, atraídas por un espíritu comercial muy pujante. Melilla fue protagonista en los días del desastre de Annual, hace ahora un siglo, uno de los capítulos más vergonzosos de nuestra historia militar.

Desde la Conferencia de Algeciras, a España se le había asignado una franja del norte de Marruecos - que incluía el Rif - para ser colonizada y civilizada. Se trataba de la zona más pobre y levantisca del territorio, pero nuestro país acogió con entusiasmo estas nuevas responsabilidades, sobre todo porque la pérdida de Cuba y Filipinas estaba muy reciente y necesitaba compensarse con este remedo de imperio. Seguramente el principal responsable del desastre de Annual fue el general Silvestre, que intentó llegar a la bahía de Alhucemas con una estrategia de avance rápido y casi alocado, sin consolidar las posiciones que iba tomando. La práctica española de ir diseminando las tropas en pequeñas guarniciones aisladas y mal comunicadas que debían defender puntos sin mucho valor estratégico y que tenían que ser abastecidas continuamente resultaría fatal. Además, a Silvestre no se le ocurrió otra cosa que establecer su cuartel principal en Annual, un lugar muy expuesto a las maniobras del enemigo y que además no contaba con agua.

Se esperaba que la práctica ya tradicional de ir sobornando a algunas kabilas para que se unieran a los españoles y la falta de unidad del resto fueran suficientes para consolidar las posiciones españolas, pero el inteligente Abd el-Krim logró algo tan complicado como unificar a diferentes pueblos del Rif y - lo que es todavía más difícil - dotar a sus fuerzas de disciplina militar, lo que unido a su conocimiento del terreno lo convirtió en un enemigo letal para las confiadas tropas españolas.  A todo ello ayudó acciones tan torpes y gratuítas por parte de los españoles como el bombardeo del zoco de Rabáa en Sidi Bouafif, una acción criminal perpetrada en día de mercado. Abd el-Krim había trabajado durante muchos años para los españoles y había logrado un puesto de alto funcionario, pero sus simpatías más íntimas se decantaban hacia los rifeños. Sus deseos más íntimos de conciliar los intereses de ambas partes toparon con la realidad de un conflicto abierto y sangriento alimentado por una espiral de venganzas por las acciones efectuadas por una y otra parte.

Aprovechando el torpe avance de Silvestre, los rifeños empezaron a asediar las aisladas posiciones del invasor hasta que pudieron hacerlo con el mismo Annual. El desastre para nuestras tropas fue absoluto. Unos soldados que un muchos casos habían llegado hacía poco de la península, a los que apenas se había adiestrado y que se encontraban exhaustos y sedientos se enfrentaban a un asedio por parte de tropas decididas a defender sus territorios y conseguir un buen botín. La retirada de las posiciones fue mal planificada y pésimamente ejecutada y se convirtió en una huida desesperada en la que los soldados fueron masacrados por los rifeños. El resultado final fue espantoso y el terreno de Annual y alrededores quedó sembrado de cadáveres mutilados de españoles. La defensa de Melilla hubo de ser improvisada con toda rapidez y la ciudad estuvo en peligro cierto de ser conquistada, aunque no existió una auténtica voluntad de hacerlo por parte de Abd el-Krim.

Finalmente España pudo organizar un potente Ejército en Melilla a costa de dejar a su suerte a posiciones como Monte Arruit, donde se produjo una nueva masacre de los españoles que habían logrado huir de Annual. El contraataque, cuando finalmente se produjo fue brutal, apoyado por la filosofía guerrera de los legionarios, a los que parecía no importarles perder la vida en el campo de batalla. Pero la puntilla para Abd el-Krim vino algunos años después, cuando las fuerzas francesas y españolas ejecutaron el desembarco de Alhucemas y lograron por fin pacificar la zona. Todos estos hechos están extraordinariamente bien narrados en el libro de un Reverte que ha investigado sobre el terreno para que su narración sea más verosímil. Un episodio histórico siniestro del que se intentaron depurar responsabilidades a través del Expediente Picasso, pero del que el rey Alfonso XIII, al parecer uno de sus principales promotores, logró salir impune. Además, fueron unos hechos que convulsionaron a la sociedad española de un modo que no lo había conseguido la pérdida de Cuba y Filipinas unos años antes, sobre todo porque allí estaban luchando jóvenes de todos los rincones del país que no habían podido pagar para librarse de ir a Marruecos y muchos de ellos sufrieron el peor de los destinos.

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