sábado, 15 de octubre de 2022

007: ALTA TENSIÓN (1987), DE JOHN GLEN.

Después de la larga etapa de Roger Moore encarnando a James Bond, la llegada de Timothy Dalton supuso un cambio radical en la concepción del personaje. Ahora Bond volvía un poco a sus orígenes y se convertía en un ser humano más adulto y más serio que se movía en un entorno bastante más realista que su predecesor. Además, el aspecto físico de Dalton lo hacía acercarse bastante al que había descrito Ian Fleming en sus libros. 007: Alta tensíón es una película muy equilibrada en la que podemos disfrutar de la sobria interpretación de Dalton y de la buena forma física que exhibe frente a la de su predecesor. Cuenta con escenas realmente memorables, como el prólogo en Gibraltar o la de la de la francotiradora en Bratislava y en todo momento su trama avanza a muy buen ritmo llevándonos a una de las mejores historias del espía en la Guerra fría, poco antes de que ésta llegara a un final abrupto. El único punto negativo que aprecio en la película de Glenn es que a su protagonista se le nota incómodo en ciertas escenas de carácter humorístico que no son compatibles con el resto de la trama, mucho más seria y sobria. Es una lástima que la siguiente película fuera un fracaso en la taquilla y acabara demasiado pronto con la era Dalton, uno de los mejores actores que han interpretado al personaje cuya sólida formación shakesperiana se notaba en la seriedad con la que asumió un papel que venía muy degradado por el tono paródico que le había otorgado Moore durante los últimos años. Además, le tengo especial cariño a esta película, puesto que fue la primera que pude ver en el cine de uno de mis personajes favoritos.

P: 7 

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