La mujer que escapó es una película extraña desde el primer momento para el espectador acostumbrado a una narrativa más tradicional. Se trata de una obra minimalista que apuesta en todo momento por el costumbrismo y lo anecdótico, como si la trama - y las abundantes conversaciones - fueran de algún modo improvisadas por los personajes. Ni siquiera la protagonista tiene un arco interesante en el sentido tradicional. Se trata de una mujer joven que lleva cinco años casada y aprovecha un viaje de su marido - del que no se ha separado ni un solo día en los años precedentes - para visitar a una antigua amiga. A partir de ahí los personajes mantienen conversaciones acerca de los temas de los que habla la gente que lleva mucho tiempo sin verse: el matrimonio, el divorcio, el dinero... Pero en ningún momento hay nada excesivamente dramático en La mujer que escapó ni ninguna escena que sirva para hacer avanzar la trama. Más bien todo es sugerencia e invitación al espectador a que llene las lagunas del presente y del pasado. Tampoco sabemos muy bien por qué Gamhee fuerza un encuentro con su ex, aunque probablemente sea algún asunto que nunca se aclaró en su momento. Cine muy muy depurado que no acaba de convencerme, por mucho que obtenga alabanzas generalizadas de la crítica. Personalmente, la película se me hace bastante aburrida y me cuesta identificarme con esos personajes tan deliberadamente difuminados.
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