miércoles, 19 de abril de 2023

LA MAMÁ Y LA PUTA (1973), DE JEAN EUSTACHE.

Obra mítica del cine francés, representante de los últimos estertores de la nouvelle vague, la película de Eustache ha adquirido nueva vida a través de la copia restaurada de la misma que se exhibió por primera vez recientemente en el festival de Cannes. La mamá y la puta tiene como protagonista absoluto a Alexandre, un Jean-Pierre Léaud que interpreta un papel a su medida, hasta el punto que lo que vemos en pantalla no parece una actuación, sino la encarnación misma del personaje. Alexandre es una especie de simpático sinvergüenza, un buscavidas alérgico al trabajo que utiliza su extraordinaria capacidad seductora con las mujeres para sobrevivir a costa de éstas. Vive, de forma un tanto precaria, en el domicilio de Marie, su pareja, una mujer un poco mayor que él, pero no hace ascos a los ligues ocasionales, aventuras que narra puntualmente a una Marie que no tiene más remedio que tolerarlas, a pesar de que si es ella la que insinúa que se siente atraída por alguien desatará una tormenta de celos en Alexandre. La mamá y la puta es la historia de un triángulo amoroso en el que lo más importante son los diálogos, incesantes, entre sus protagonistas. Gracias a eso iremos conociendo poco a poco al auténtico y vulnerable Alexandre, cuya aparente seguridad en sí mismo es solo una fachada y cuya precaria existencia está a punto de desmoronarse a cada instante, aunque si hay algo en lo que él sea un artista es en mantener su adorable parasitismo. Epítome de lo políticamente incorrecto, la obra de Eustache posee una característica asombrosa: su larga duración, de casi cuatro horas no pesa para nada en el espectador, sino que transcurre con una levedad admirable.

P: 8

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