viernes, 23 de enero de 2009
¿LEER SIRVE PARA ALGO BUENO? A PROPÓSITO DE UN ARTÍCULO DE LUISGÉ MARTÍN.
El pasado viernes, Antonio Serralvo, compañero del club de lectura de Torre del Mar (que por cierto acaba de publicar un precioso libro de haikus de venta en las librerías de Vélez-Málaga) nos llevó un artículo del escritor Luisgé Martín que había salido hacía unos días en El País. Lo estuvimos debatiendo unos minutos (yo ya lo había leído). En resumen el artículo viene a decir que leer no nos hace más tolerantes, más buenos o mejores personas. "No quiero hacer menosprecio de corte y alabanza de aldea, y ni siquiera estoy seguro de si soy abogado de dios o del diablo, pero desde hace años tengo la sospecha de que la lectura es menos benéfica de lo que se proclama continuamente con altavoces y pregoneros". Y tiene razón en lo esencial. La lectura ni la cultura en general son un antídoto contra la maldad. Muchos de los dirigentes nazis eran grandes lectores, melómanos, aficionados al arte, cinéfilos (el mismo Hitler, sin ir más lejos), pero eso no les impidió ser despiadados con las que consideraban razas inferiores y absolutamente intolerantes con quienes no casaban con sus ideas totalitarias.
Hay que tener en cuenta en primer lugar que todos los libros no son iguales. La palabra es libre y en un escrito podemos encontrar toda clase de ideas (totalitarias, radicales, libertarias, democráticas, nihilistas o incluso absolutamente banales) que pueden tocar o no la fibra sensible del lector y reforzar o sesgar su propia visión del mundo. En realidad creo que el debate es equivocado porque sería como preguntarnos si pasear apaciblemente por la calle nos hace mejores o peores personas. Depende de cada cual. Los libros nos sirven para vivir otras vidas, conocer ideas distintas a las nuestras, asomarnos al pasado, vivir otras culturas... pero no son una medicina contra la intolerancia. Para muchos pueden serlo. Para otros el leer y adquirir cultura puede ser una manifestación de superioridad intelectual que puede derivar en la creencia en otras superioridades... Lo que sí afirmaría yo es que la persona que lee, si es capaz de elegir bien sus lecturas y aprovecharlas, tenderá a relativizarlo todo y a comprender mejor las motivaciones de sus semejantes, porque al aficionado a la lectura no le basta con vivir su propia vida, sino que vive muchas otras aparcando su realidad por unas horas y zambulléndose en otras que hasta el momento le eran ajenas o, en el caso de los ensayos, familiarizándose con nuevas ideas e informaciones.
Quizá los lectores seamos gente como los demás, con las mismas limitaciones y miserias, pero gozamos de un instrumento poderoso para intentar mitigarlas: la letra impresa que, si no contagia tolerancia, al menos si que contagia conocimientos, por lo que, cuando cometemos alguna barbaridad, lo hacemos con conocimiento de causa, sabiendo por múltiples experiencias ajenas que los humanos somos débiles, por lo que quizá seamos más culpables que los demás. Si nos movemos por el mundo sin ética, no será porque no hemos tenido oportunidades de empaparnos de ella. Y conociendo esto, los que leemos debemos tender a perdonar con más facilidad las debilidades humanas, las nuestras y (sobre todo), las ajenas.
Sin duda el perro de la foto, que lee el periódico todos los días y seguramente a Kafka y a Tolstoi será un perro pacífico y querrá mucho a sus dueños y moverá el rabo a todo el que se acerque a acariciarle. Seguro que para este animalito el acceso a la cultura ha tenido benéficos efectos y ha neutralizado su agresividad natural. Sigamos su ejemplo.
El enlace al artículo completo:
http://www.elpais.com/articulo/semana/Leer/sirve/algo/bueno/elpepuculbab/20080830elpbabese_10/Tes
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como tú bien dices,trae conocimientos y con ello respeto y abstración y libertad de ser uno mismo.Pero estoy con el autor ,cuándo dice que no siempre es provechosa la lectura y no puede imponerse como base de la cultura.La Cutura ya la llevamos en el ADN.
ResponderEliminarTienes toda la razón del mundo. Quizá tendriamos que distinguir entre cultura y educación. Quizá la educación más que la cultura en sí misma es la que nos hace ser mejores personas. Muchas gracias por tu comentario.
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