sábado, 4 de noviembre de 2023

FUEGO EN EL CUERPO (1981), DE LAWRENCE KASDAN.

El gran Lawrence Kasdan bebe de las fuentes del mejor cine negro clásico para actualizar sus postulados con esta puesta al día del espíritu de títulos como El cartero siempre llama dos veces, de Tay Garnett o Perdición, de Billy Wilder. El calor malsano que envuelve la historia y que desemboca en su poderoso erotismo es una condición indispensable para que Fuego en el cuerpo funcione tan bien como lo hace. La mujer fatal - una excepcional Kathleen Turner - atrae a sus redes irresistibles al impulsivo Ned Racine, un abogado muy espabilado que en esta ocasión es manejado como un corderito hacia su perdición. El espectador sufre por él, ya que la historia está narrada desde su punto de vista. Sabemos desde el principio que Racine es un perdedor. Un tipo simpático que es capaz de acostarse con casi cualquier mujer que se le ponga a tiro, pero que está condenado a ser un mediocre abogado en un pueblo sin importancia. Así pues, la oportunidad que se le pone por delante no solo conllevará un premio erótico de primer orden, sino el final de sus problemas económicos. La trama está narrada con gran inteligencia y sus detalles, incluido el sorprendente giro final, deleitan a la vez que desazonan los sentimientos del espectador.

P: 9

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