Prodigioso western de tándem Anthony Mann-James Stewart que narra el encuentro fortuito entre varios personajes: un caza-recompensas que persigue a un valioso fugitivo, un buscador de oro muy codicioso, un inestable soldado que acaba de ser licenciado con deshonor y el mismo fugitivo, cuando es capturado con su joven amante. Una vez presentado el elenco, la película juega inteligentemente con el choque de personalidades tan variopintas y con las negociaciones que deben establecer entre ellos para que todos saquen provecho de la situación, mientras el prisionero intenta jugar sus cartas y provocar disensiones en el grupo. Lo mejor de Colorado Jim es que aquí no existen héroes. Todos los personajes actúan por motivos egoístas, incluido un protagonista especialmente traumatizado por las circunstancias de su reciente pasado, por lo que su moral no se diferencia demasiado de la del asesino al que llevan a la horca. A destacar el tiroteo de la escena final, un prodigio de colocación de las cámaras y montaje. Sorprende contemplar hoy en día una película con clara vocación comercial de los años cincuenta protagonizada por este grupo de personajes con virtudes tan poco heroicas, por mucho que al final se intente mostrar una especie de semi-redención por parte del protagonista.
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