martes, 15 de noviembre de 2022

ARGENTINA, 1985 (2022), DE SANTIAGO MITRE.

Las dictaduras dejan profundas y permanentes heridas en las sociedades que las padecen y juzgar a sus responsables es algo que en demasiadas ocasiones no es posible. Que esto sucediera en Argentina en una fecha tan temprana como 1985, cuando recién acababa de restaurarse la democracia en ese país resulta casi milagroso. La excelente película de Santiago Mitre cuenta cómo fue posible dicho proceso, sobre todo gracias a los esfuerzos del fiscal Julio Strassera que, si bien se había mostrado muy tibio mientras los militares ostentaron en poder, demostró un gran valor personal cuando gozó de la oportunidad de armar una causa contra los militares. Uno de sus secretos fue rodearse de gente joven y muy entusiasta que fue muy efectiva a la hora de ir recopilando pruebas contundentes de la represión que se había cebado contra ciudadanos de izquierda. La defensa, que apelaba a la necesidad de evitar una guerra civil y al peligro de los guerrilleros, no se sostenía, puesto que la represión fue organizada con nocturnidad y alevosía, al margen de toda ley y con absoluto desprecio de los derechos humanos. Aunque la película quiere ante todo apelar a los sentimientos del espectador, éste no puede evitar algún que otro escalofrío en las escenas del juicio en las que declaran algunas víctimas, a las que se sometió a un auténtico infierno organizado por auténticos sádicos. Argentina, 1985 basa buena parte de la efectividad de su discurso en la excelente interpretación de Ricardo Darín, que de nuevo vuelve a componer a un personaje muy humano y al que habrá estado muy orgulloso de encarnar.

P: 8

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