Ganadora del último festival de cine de Málaga, Sorda quiere ser un reflejo del aislamiento social que sufren los hombres y mujeres de este colectivo. Ángela se entiende a la perfección con su pareja Héctor, un hombre que se desvive para que ella se siente cómoda y que incluso ha aprendido la lengua de signos. Los encuentros con amigos que tienen su mismo problema complementan una vida razonablemente feliz. El conflicto interno va a aparecer cuando Ángela se quede embarazada. Lo que debería ser una noticia alegre se convierte en un mar de ansiedad ante la incertidumbre de si el bebé va a nacer sordo o no y, sobre todo, si ella va a ser capaz de cuidarlo y entenderse con él, algo que se acentuará con el nacimiento y confirmación de que la niña es oyente. Ángela, viviendo toda esta situación con impotencia, observará como su marido toma protagonismo en la crianza de su hija mientras ella se aisla cada vez más pretendiendo, de una forma un poco egoísta, que el mundo se adapte a ella y no ella al mundo. Siguiendo con esta dinámica, se comportará con su marido de forma injusta e incluso un poco violenta. Pero las escenas finales las usa para explicar al espectador cómo es el mundo de aislamiento en el que habita Ángela, algo que sirve para contemplar la historia que se ha contado con otra mirada. Quizá lo único que cabe reprochar a esta interesante película de Eva Libertad es su afán moralizador, algo muy presente en el actual cine español.
P: 6
No hay comentarios:
Publicar un comentario