Los autores de la película se interpretan a ellos mismos y además recrean una situación que al parecer se dio en sus propias vidas: el matrimonio se separó, pero no demasiado. Empezaron a vivir en dos apartamentos unidos por la habitación de sus hijos. Esta situación es la baza que el filme utiliza para ofrecer una lectura tragicómica de las relaciones contemporáneas, esas relaciones líquidas que ya no están basadas en lazos para toda la vida, una idea que se pierde en la traducción que se ha realizado en España al título original. En cualquier caso la película carece de ritmo y se basa en episodios más o menos cómicos protagonizados por cada uno de los miembros de la pareja, sus nuevos ligues y las relaciones entre ellos en la condición de vecinos muy cercanos. Tiene momentos muy poco creíbles, como la facilidad con la que Philippe liga con jovencitas de muy buen ver - algo que remite al cine de Woody Allen, pero de un modo aún más exagerado -, pero Un acuerdo original en conjunto se deja ver, no es mal entretenimiento y permite alguna que otra reflexión sobre las relaciones humanas.
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