Pocas películas reflejan tan bien la idea de verano como La escapada. Ese paseo en coche por una Roma desierta, cuyos habitantes han escapado en masa a la playa en ese festivo 15 de agosto es un reflejo del deseo de huir de lo cotidiano, aunque todo al final sea un espejismo. Los dos viajeros de esta road movie no pueden ser más antagónicos: Vittorio Gassman interpreta a un típico y tópico italiano simpático, gritón y sinvergüenza. Roberto, el estudiante que tiene un encuentro casual con él es un estudiante tímido y formal, al que jamás se le ha ocurrido salir de juerga y que es incapaz de hablar a la muchacha de la que está enamorado. Los dos días locos que pasa con Bruno le harán conocer una visión totalmente opuesta a la existencia tranquila a la que está acostumbrado. Es como un despertar vital repentino que puede llegar a tener fatales consecuencias. El personaje de Bruno es alucinante: se juega la vida en la carretera a cada instante y vive absolutamente al día, sin importarle lo más mínimo - al menos en apariencia - lo que pueda suceder mañana y menos aún lo que pueda pensar la gente de él. Él sabe ser simpático, caer bien a todo el mundo y aprovecharse de ello, un pícaro a la italiana. La película se beneficia también de su excelente dirección, sobre todo en las trepidantes escenas de carretera y de un sentido del humor a la vez costumbrista y enormemente ácido. Un auténtico prodigo de película que solo se ve levemente manchados por ciertos comentarios racistas del protagonista que quedan enormemente feos contemplados hoy día, pues se trata del único instante del film que carece de humor.
P: 9
No hay comentarios:
Publicar un comentario