A pesar de tener un tono muy distinto, la primera referencia que viene a la cabeza ante una película como La esclava libre es Lo que el viento se llevó. Se trata de una historia protagonizada por Clark Gable ambientada en el viejo Sur al que llega la Guerra Civil y trastoca su forma de vida. Pero en esta ocasión el foco está puesto en una mujer que descubre que su existencia es una gran mentira, ya que, criada como hija de un rico propietario, a su muerte descubre que es su madre era una esclava, por lo que de inmediato ella adquiere esa condición. La historia no pretende ser sórdida, al menos no mostrar esa apariencia, aunque la narración de Hamish Bond, el personaje que interpreta Gable y que intenta salvar a la protagonista, de su pasado sea un relato muy duro, aunque sin imágenes. No en vano Bond es un antiguo traficante de esclavos, de los que hacían los viajes a África que se arrepintió de sus pecados demasiado tarde y que sabe que sus acciones no tienen expiación posible. Un ambiente muy elegante enmarca esta historia - sus decorados son espectaculares - así como una hermosa fotografía. Película adelantada a su tiempo en los temas que trataba (aparece Sidney Poitier interpretando a un personaje muy radicalizado, ávido de venganza por sus hermanos esclavizados y torturados), ha ido ganando poco a poco en la consideración del público hasta convertirse en una de las obras más reputadas de Raoul Walsh.
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