sábado, 27 de junio de 2009

EL CORAZÓN ES UN CAZADOR SOLITARIO (1940), DE CARSON MC CULLERS. LA NADA COTIDIANA.


(Libro comentado el jueves en el Club de Lectura de la librería Cincoechegaray).

Lo primero que llama la atención acerca de esta obra es la precocidad de su autora. Parece increible, teniendo en cuenta su dura temática, la escribiera una joven de veintitrés años, impresión generalizada entre todos los miembros del club. Lo segundo es que esté tan bien escrita y nos haga sentir el grito interior que parecen llevar consigo todos los protagonistas: la imposibilidad de comunicación.

Y es que la incomunicación humana es el tema principal de la novela. Se retrata la vida en una ciudad pequeña del sur de Estados Unidos, los abusos laborales, la discriminación y racismo cotidanos. La incultura y falta de expectativas de sus personajes es evidente, algo que los deshumaniza y a veces llega a transformarlos en fieras salvajes. Mick, una de las protagonistas, es una joven extremadamente inteligente y sensible, con un gran talento musical, pero que se encuentra atrapada en las redes de una sociedad vulgar y pobre, que no le va a dar oportunidades y a veces prefiere exiliarse a su mundo interior, donde es ella misma. Mr. Singer es un mudo de aspecto bondadoso que saca, sin proponérselo, los mejores sentimientos de cuantos se acercan a él. Pero su pasión es otro mudo, al que considera su amigo, aunque este no le corresponde siempre como tal. El doctor Copeland es un médico entregado a la causa de la emancipación de su raza, pero que ni siquiera es capaz de que sus seres queridos más cercanos entiendan su mensaje... Una galería de seres humanos, perfectamente retratados tanto interna como exteriormente, enfrentados al muro de la realidad que intentan sobrevivir a una gran depresión que aún perdura diez años después del crack del 29.

Jake es otro personaje interesante, quizá el más atormentado junto al doctor Copeland, con el que intentará un entendimiento imposible ya que las pequeñas diferencias parecen más poderosas en esta novela que los grandes intereses comunes. Es un pionero en la implantación del comunismo en América, pero se siente solo en su misión. Sabe que es dueño de la verdad, pero ha aprendido a ser excéptico, pese a su furiosa indignación:

"¡Las cosas que nos han hecho! Las verdades que han convertido en mentiras. Los ideales que han manchado y envilecido. Fíjate en Jesús. Él era uno de los nuestros. Él sabía. Cuando decía que le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de los cielos, sabía condenadamente bien lo que decía. Pero mire lo que la Iglesia ha hecho con Jesús durante los últimos dos mil años. Qué han hecho de él. Como han desfigurado cada palabra que pronunció para servir a sus malvados propósitos. Jesús estaría en la cárcel, si viviera hoy. Jesús sería uno de los que realmente saben. (...) Los hombres que lucharon por la Revolución Americana (...) Sabían lo que significaba libertad. Luchaban por una auténtica revolución. Luchaban para que éste pudiera ser un país donde todos los hombres fueran libres e iguales. ¡Ah! Y eso quería decir que todo hombre era igual a los ojos de la Naturaleza: con iguales posibilidades. Esto no quería decir que el veinte por ciento de la gente fuera libre de robar al otro ochenta por ciento restante sus medios de vida. (...) Esto no quería decir que los tiranos tuvieran libertad de llevar a este país a una situación en la que millones de personas están dispuestas a hacer lo que sea - engañar, mentir o lo que sea - con tal de trabajar por cuatro cuartos. (...)"

Setenta años después, este discurso sigue tristemente de plena actualidad. La brecha entre ricos y pobres se ha agrandado enormemente, aunque el Estado le presta asistencia a aquellos, culpables de la crisis, para que todo siga igual. Las ilusiones perdidas de los fundadores, tanto de los Estados Unidos como del Cristianismo. ¿Dónde fueron a parar? Se fueron perdiendo por el camino.

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