sábado, 13 de junio de 2009
LOS MUNDOS DE CORALINE (2009), DE HENRY SELICK. DE LO BELLO Y LO SINIESTRO.
De Neil Gaiman, a pesar de su fama y de mi amor por los comics, he leído realmente poco. Solo algunos números de su obra más representativa "Sandman" y algún cómic suelto de DC, como "La cruzada de los niños". Aún así, estas escasas lecturas me han dado la idea de un autor original como pocos, cuya fuente principal de creación se extrae de nuestros subconscientes, por lo que su lectura es altamente perturbadora, aunque no sepamos explicar exactamente por qué.
"Los mundos de Coraline" está basado en una novela de Gaiman. Lo primero que hay que decir es que no es una película para niños, aunque supongo que los niños la disfrutarán a su manera. Es una película para adultos que han sido niños, como supongo que habremos sido todos, sobre los vacíos de la infancia, que también los hay, y la búsqueda de la felicidad absoluta, cuando aún no se comprende que es una quimera y que lo que se nos muestra como tal, normalmente es una trampa.
El resultado de la adaptación de Selick es una de las películas más inquietantes de los últimos tiempos. Coraline se debate entre dos mundos: el aburrido y convencional que le ofrecen sus verdaderos padres y el mundo feliz y perfecto que le ofrece su otra familia, la de botones en lugar de ojos. Pronto descubrirá que todo es un anzuelo siniestro que busca su perdición. Escapar no le va a resultar nada sencillo. Y en medio de todo esto, una imaginación desbordante y sin prejuicios con escenas tan memorables como la del teatro de los perros. El desasosiego que se va apoderando poco a poco del espectador, como si estuviera viviendo un sueño propio. Estas impresiones son reforzadas por la vida que exhalan sus personajes, marionetas dotadas de una autenticidad y de unos registros interpretativos que ya quisieran para sí muchos actores.
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