lunes, 6 de abril de 2009

LA GUERRA DE LOS MUNDOS (2005), DE STEVEN SPIELBERG. LOS INSIGNIFICANTES HUMANOS.


A finales del siglo XIX el genial H.G. Wells publicó un libro estremecedor, "La guerra de los mundos", acerca de una invasión marciana a nuestro planeta. Recuerdo el placer que sentí leyéndolo, hace ya muchos años y tengo todavía en mi mente muchas de las imágenes que me suscitaba su lectura.

En 1953, en plena guerra fría, Byron Haskin filmó una notable versión, auspiciada por el miedo al enfrentamiento con el gigante soviético. En 2005 Spielberg filma esta versión, con reminiscencias a la amenaza terrorista. Si en "E.T." los extraterrestres eran unos bondadosos botánicos, en esta ocasión resultan ser unos sanguinarios cazadores de hombres. El argumento es bien sencillo: los marcianos sienten que su planeta se muere y trazan un plan para colonizar la Tierra. Empiezan a destruir ciudades, a plantar sus vegetales y a regarlos con nuestra sangre. Tom Cruise se enfrenta a ellos y los derrota, con la ayuda de algunos microorganismos.

La versión de Spielberg ante todo es espectacular y la estrella de la película, aparte de su protagonista, son los efectos especiales. Hay escenas especialmente estremecedoras, como la primera aparición de un trípode extraterrestre o el ataque del ejército contra los invasores. La crudeza de escenas y situaciones consiguen un clima de apocalipsis y final de la raza humana, que se siente una colonia de hormigas ante su poderoso enemigo. El sonido de los vehículos marcianos antes de atacar también es digno de ser recordado.

Entre los puntos flacos podriamos destacar la omnipresencia de la megaestrella Tom Cruise, enfrentado además al típico drama familiar americano, que ocupa el centro de todos los planos, la poca originalidad de la historia (ni siquiera el consabido final se ha cambiado) y lo previsible de la misma. Hay una constante sensación de deja vu en el espectador, pero también un placer malsano en la contemplación de la desgracia ajena, en la visión de hombres aplastados como insectos y utilizados como fertilizante por unos seres poseedores de una tecnología inconcebiblemente superior. Spielberg tiene películas mucho mejores, pero esta divierte y estremece a partes iguales.

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