viernes, 3 de abril de 2009

A CIEGAS (2008), DE FERNANDO MEIRELLES. A MEDIAS.


Ver esta película, recién leída la novela de Saramago en el que se basa, deja una sensación agridulce. Uno reconoce las situaciones del libro, sus personajes pero no encuentra nada novedoso que ya no supiera. El libro nos adentra en el horror, nos angustia y casi nos hace temer ser contagiados por la ceguera blanca. En la película (cuyo guión se basa casi literalmente en la narración del premio Nobel portugués) Meirelles mantiene las distancias y hace de la experiencia de los ciegos en su cuarentena algo bastante monótono, a pesar de algunos efectos muy conseguidos e inquietantes, como cuando la pantalla se va volviendo gradualmente blanca como la leche en algunas tomas. Es posible que en mi apreciación influya el terrible doblaje al que se ha sometido la película. Últimamente la cosa ha empeorado hasta tal punto que las voces de algunos personajes parecen expresamente elegidas para destrozar la función.

Cuando los ciegos salen de su encierro, la cosa mejora bastante. Las tomas de la ciudad, más sucia aún que Málaga un domingo por la mañana (y para lograr este efecto han debido trabajar mucho los decoradores), llena de ciegos errantes, moribundos y animales peligrosos, sí que logran al fín la visión apocalíptica presente en todo el relato de Saramago.

Una película estimable, pero que se equivoca al tomar distancia de los personajes, aún ciñéndose estrictamente al original literario.

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