miércoles, 22 de abril de 2009

FRANCIS BACON EN EL MUSEO DEL PRADO. EL HORROR DE LA EXISTENCIA.


He tenido la inmensa suerte de asistir en Madrid a un acontecimiento único: la exposición de Francis Bacon en el Museo del Prado, en la que están presentes sus obras más importantes y representativas. Aún no había tenido oportunidad de visitar la ampliación de Moneo: realmente magnífica, muchos metros cuadrados para exposiciones temporales y una integración del claustro de los Jerónimos dentro del ámbito del museo perfectamente lograda. Que suerte tienen los madrileños de poder gozar de ese espacio durante todo el año.

Francis Bacon era un asiduo visitante del Museo del Prado, entre otras cosas por su devoción por Velázquez, por lo que es justo que el Prado le rinda este homenaje, aún siendo Bacon un pintor del siglo XX.

La primera obra que encontramos nada más entrar es "Tres estudios para figuras en la base de una Crucifixión", una obra que deja sin habla. He elegido para comentar la figura central, porque ya había visto antes reproducciones de ella y me había horrorizado como pocas pinturas lo han hecho. Las dos figuras que la flanquean son ciertamente terribles también, pero mi visión se iba automáticamente a la central. Es una figura monstruosa con reminiscencias de humanidad. Un ser torturado y torturante para el espectador, que nada parece esperar de la existencia, solo dolor, un dolor animal aplicado a una consciencia humana, que advierte lúcidamente su propio sufrimiento, pero que nada puede hacer para evitarlo. Las bocas y los dientes de Bacon son siempre expresivos. En este caso transmiten agresividad y violencia. A este ser, al que alguien le ha tapado los ojos, solo le queda morder la mano compasiva que intente ayudarle.

Realmente pocas veces se ha expresado tan bien lo que ha representado la inhumanización del siglo XX. La peor de las pesadillas que se transforma en hiriente realidad.

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