domingo, 31 de octubre de 2010

LUCHANDO CONTRA EL MIEDO. DECÁLOGO PARA EMPRESARIOS.


Lo dice Nouriel Roubini en el suplemento económico de "El País" de hoy: "al paso que vamos la próxima crisis financiera será aún peor." Roubini fue de los pocos economistas que supo preveer la crisis en la que estamos inmersos y opina que estamos todavía muy lejos de la recuperación y que es más probable una caída, debido sobre todo a la inmensa deuda, tanto pública como privada, que soportan los países.

En realidad, la economía no es una ciencia exacta, por lo que la mayoría de las predicciones, cuando aciertan, lo hacen más por causalidad que por otra cosa. Es imposible tener en cuenta todas las variables que condicionan la vida económica mundial. En cualquier caso, sí que es cierto que el miedo se ha apoderado de muchos de nosotros, impidiéndonos adoptar la serenidad y sensatez necesarias para seguir avanzando. En este sentido, y reforzada mi moral por la semana de seminario que acabo de concluir, dejo aquí un pequeño decálogo que resume mi visión de como deberían ser las relaciones entre jefes y empleados, en las que deberían primar más la horizontalidad que la jerarquía. Está dirigido a los mandos, que son los que deben fomentar estas iniciativas:

- Sea accesible a sus empleados en todo momento.

- No tema aprender de sus empleados.

- Sea simpático, aunque manteniendo una pequeña distancia inevitable.

- Olvídese de la palabra "jerarquía".

- Dialogue con sus empleados todos los días. En muchas ocasiones, la solución de los problemas puede estar en manos de la persona más insospechada.

- Informe siempre a sus empleados acerca de la situación de la empresa y de las decisiones más importantes que vayan a afectarles.

- Conozca las habilidades de sus empleados, incluso las que no tengan que ver con el trabajo. Nunca se sabe cuando podrán ser útiles.

- Alabe el trabajo de sus empleados siempre que lo merezcan. Haga que se sientan importantes.

- La formación tiene una importancia capital. Tenga siempre presente las necesidades de sus empleados y busque la mejor solución.

- No mienta nunca. No transmita informaciones de las que no esté seguro. No deje que se propaguen rumores en su empresa.

- Fomente siempre un buen clima laboral en su empresa. Organice de vez en cuando actividades fuera del horario laboral, donde los empleados puedan relacionarse entre ellos en un clima más relajado.

Y lo más importante de todo: no deje que el miedo se instale en su empresa. Para algunos empleadores puede ser una tentación dominar a sus trabajadores a través de la incertidumbre de la situación actual. Es un error. La gente da lo mejor de sí misma cuando siente que pertenece a algo. Fíjese en el ejemplo de las ONGs o de los distintos tipos de asociaciones y sorpréndase al comprobar que hay gente que trabaja gratis, por pasión en lo que hace. Trate de que sus empleados sientan pasión por su trabajo y tráteles con justicia. Todos saldrán ganando. Al final, en la empresa como en la vida, la felicidad del día a día es la mejor recompensa.

LA VUELTA AL MUNDO EN OCHENTA DÍAS (1956), DE MICHAEL ANDERSON. APOLOGÍA DEL PERFECTO CABALLERO.


No es que sea particularmente mi caso actualmente, pero si usted se siente mal un día cualquiera el mejor remedio que puedo recetarle es que vea "Cantando bajo la lluvia", "El mago de Oz" o esta película.

Siempre digo que Julio Verne es uno de los autores más importantes de la historia de la literatura, no tanto por razones estrictamente literarias (que también) sino porque suele ser un escritor que se lee a edades más tempranas, el que contagia el virus de la literatura que ya no le suelta a uno durante toda su vida.

La adaptación de "La vuelta al mundo en ochenta días" es un prodigio. Son casi tres horas y multitud de paises que pasan en un suspiro. Si había algún actor que había nacido para interpretar a Philleas Fogg, este es David Niven, absolutamente perfecto como caballero británico, frío, cortés, diplomático, que se mueve por el mundo con el halo de superioridad que le otorga su pertenencia al imperio. Para interpretar a Picaporte se eligió nada menos que a Cantiflas que, contra todo pronóstico, logra una química estupenda con Niven. El viaje a España al principio y la corrida de toros consiguiente, es un homenaje a uno de los mejores cómicos de la historia del cine que con esta película demostró que su humor podía ser internacional.

La peculiaridad de esta película es que aborda varios géneros a la vez y logra un cóctel perfecto con todos ellos: aventuras, comedia, western y una concepción casi musical de muchas escenas. Siempre pensé que Philleas Fogg es el arquetipo del viajero que viaja sin ver, aquel para el que el viaje es un fín en sí mismo, no una oportunidad para impregnarse de nuevas culturas, pero sí que obtiene la recompensa de todo viaje, que es un profundo cambio interior, una apertura de miras que en su caso le viene dada a través de su enamoramiento. Sería bueno que pudieramos asomarnos a la vida del Fogg casado, para ver si realmente se materializa la humanización del frío caballero británico que las últimas escenas dejan entrever. En todo caso, ahí estará siempre Picaporte-Cantiflas para recordarle que la vida merece ser vivida lo más intensamente posible.

TASIO (1984), DE MONTXO ARMENDÁRIZ. EN COMUNIÓN CON LA NATURALEZA.

El comienzo de este clásico del cine español es idílico: imágenes de los bosques del norte mientras suena una música relajante. Y es que el protagonista, Tasio, es un sencillo habitante de aquellos parajes, un auténtico hijo de la tierra.

Es muy destacable una escena del principio de la cinta: un Tasio niño informa a uno de sus amigos de que a partir de ese día no va a ir a la escuela: su padre le necesita para trabajar. Este hecho, que pudiera ser desencadenante de tragedias en cualquier otra historia, encaja con naturalidad en el espíritu de esta. Tasio es, en cierto modo, la materialización de la parábola del buen salvaje, aquel que es bondadoso por naturaleza, aquel a quien se le ha grabado a fuego la enseñanza fundamental de su padre: toma del bosque solo lo que necesites, un mensaje ecológico primordial, donde va implícita la sabiduría ancestral de los que saben que el ecosistema ha de renovarse año tras año, por lo que la naturaleza solo admite esa perturbación que es el ser humano en su justa medida.

Y es que Tasio se siente pleno en soledad o en su reducido círculo de familiares y amigos. Cuando debe establecer relaciones mercantiles o laborales con otros seres humanos (la vida en sociedad) se siente incómodo y rebelde. Siente que es explotado y decide no servir jamás a los poderosos con su fuerza de trabajo. Cuando algún amigo le anima a emigrar a la ciudad, símbolo del progreso, él prefiere quedarse en su terruño, donde tiene el sustento y la felicidad garantizados. Un hombre fiel hasta la muerte a una forma de vida, que se gana día a día su libertad. Así, con la caza furtiva y su carbonera, puede mantener a su familia sin las contaminaciones corruptoras de la sociedad. El Tasio maduro se siente orgulloso de su vida y no la cambiaría por nada.

MUERTE ENTRE LAS FLORES (1990), DE JOEL COEN. CAMINO A LA PERDICIÓN.

Una queja para empezar: ¿a quién se le ocurre titular "Muerte entre las flores" a una película que se llama "Miller´s Crossing". Ni siquiera salen flores en el film, al menos que yo recuerde. ¿No es esto un atentado cultural? En fín, los distribuidores hacen lo que quieren.

La filmografía de los hermanos Coen tiene dos etapas bien diferenciadas: la buena y la mediocre. Por desgracia, en la actualidad estamos padeciendo la mediocre, que, aunque de una calidad muy superior a la media del cine actual, palidece si la comparamos a las maravillosas cintas que rodaron en la década de los 90. "Muerte entre las flores" es junto a "Fargo", quizá la más emblemática.

La trama gira en torno a Tom Reagan, uno de los mejores personajes que ha dado el cine negro en décadas. Es un ser individualista, sucio y presuntamente amoral. Un auténtico hijo de puta, tal y como lo define su propia amante. En todo caso, su evidente falta de auténticos sentimientos le va a ser de gran ayuda para salir de los continuos atolladeros en los que se mete continuamente, en su afán por salir con vida de una guerra de bandas de la que, en parte, es agente provocador. En cualquier caso, su peculiar visión de la amistad se va a desvelar en el último tramo. Tom no desea bienes materiales ni espirituales. En realidad, ni él mismo sabe lo que quiere. Quien no tiene nada que perder, tiene ganada la mitad de la partida antes de empezar. Es extraño que un protagonista de una película de cine negro no se mueva por la codicia. Parece como si Tom se conformara con probar que está por encima del bien y del mal.

Si por algo destaca la película de los hermanos Coen, obviando su guión, es por su tratamiento clásico, dotándola además de una concepción contemporánea de la violencia. No hay un solo personaje que no sea corrupto, empezando por el alcalde y el jefe de policía de esta ciudad indeterminada donde siempre parece ser de noche. Otro de los aspectos que pueden destacarse (quizá porque tengo fresco el seminario de Recursos Humanos) es el tratamiento que se hace de la negociación durante todo el metraje. No basta con tener algo que ofrecer, hay que saber mostrar el producto como algo atractivo a ojos del que está enfrente. Y Tom es un maestro en saber venderse, en hacerse imprescindible para ambos bandos. Un Tom al que solo le importa conservar el sombrero sobre la cabeza un día más, ya que perdió su alma hace mucho tiempo.

domingo, 24 de octubre de 2010

BLOG CERRADO POR OBLIGACIONES.


Durante la próxima semana no publicaré nada en el blog. Me voy una semana fantástica de Seminario.

Un saludo a todos los lectores y amigos.

WIKILEAKS ¿EL NUEVO PERIODISMO?


¿Es la prensa de hoy día demasiado condescendiente con quienes nos gobiernan? ¿Nos ocultan datos a sabiendas? La revelación de documentos secretos del Pentágono a través de su portal Wikileaks ha puesto a Julian Assange en el ojo del huracán.

En primer lugar hay que decir que a nadie coge por sorpresa la aberrante actuación de Estados Unidos y sus aliados en Irak, ya ilícita desde su mismo origen, allá en las islas Azores. Todos sabiamos de la abundante muerte de civiles inocentes, las fotos de las torturas a prisioneros en prisiones iraquíes habían sido publicadas por todos los periódicos... Pero lo que ahora sale a la luz sube un nuevo escalón en la escala de lo siniestro, si esto era posible, pues se nos narran suscintamente millares de episodios de la vida cotidiana en aquel país condenado a no recuperarse en años a través de los detallistas informes del Ejército norteamericano, una especie de vida íntima del horror, donde no faltan muertes indiscriminadas de víctimas inocentes.

Wikileaks es un portal polémico, y no solo por las filtraciones de documentos del Pentágono, pues ha sido protagonista de algunas acciones que difícilmente podrían calificarse como éticas, como la publicación de los mensajes de los neoyorkinos moribundos en los últimos instantes de las torres gemelas antes de caer derribadas o la lista completa de nombres y direcciones de personas pertenecientes al Partido Nacional Británico (un partido inglés de ideología racista), pero ahora ese héroe acosado de tonos grises que es Julian Assangre concede una entrevista a El País y deja estas declaraciones, de una lucidez impresionante:

"No sé si es posible comunicar lo que he aprendido. Hay dos cosas que me vienen a la mente. La primera, la muerte a escala mundial de la sociedad civil. Rápidos flujos financieros, por transferencias electrónicas de fondos que se mueven más rápido que la sanción política o moral, destrozando la sociedad civil a lo ancho del mundo. El poder económico permite a oportunistas en cualquier sociedad conectada al sistema financiero global extraer riqueza robada con un comportamiento inmoral para llevarla a destinos lejanos o a oscuros y opacos vehículos financieros difíciles de atrapar. En este sentido, la sociedad civil está muerta, ya no existe, y hay una amplia clase de gente que lo saben y está aprovechando que saben que está muerta para acumular riqueza y poder."

¿Debemos apoyar la postura de este hombre? ¿Es bueno que datos de esta índole salgan a la luz pública? La verdad siempre es algo positivo, sobre todo en cuanto afecte al asunto podrido de Irak. No lo es tanto cuando daña a la privacidad de las personas. Como tantos otros asuntos de este siglo, tomar partido no quiere decir apoyar al bien o al mal, sino a una determinada manera de observar el mundo. Aparte del evidente e irreparable horror provocado por la intervención bélica, produce estupor advertir las enormes fallas de seguridad que padece el Pentágono, que únicamente puede defenderse aduciendo que la salida a la luz pública de estos documentos ponen en peligro la seguridad de sus soldados. Quisiéramos ver también un poco de autocrítica. Y algunas disculpas.

viernes, 22 de octubre de 2010

TARTUFO (1669), DE MOLIÈRE. RETRATO DEL HIPÓCRITA.


La lectura de esta obra, clara crítica de la actitud religiosa de su época, nos informa del inconformismo de Molière. Un hombre que estaba relacionado con la familia real y no se dedicó a la escritura de obras complacientes con los poderes establecidos, sino a la crítica social en toda regla. Quienes se sintieron aludidos al verla representada presionaron al rey para que fuera prohibida y lo consiguieron durante algunos años. Finalmente, cuando logró su autorización, fue un gran y merecido éxito. Aquí el enlace al artículo:

Comúmente se habla del siglo XVII como del siglo de Francia. Tras la aparatosa decadencia de España, el país vecino se erige como la nueva potencia continental, con un personaje como gran protagonista, a decir de Voltaire: el rey Luis XIV, el denominado "rey Sol", prototipo del monarca absoluto.

La situación religiosa en el país galo (que va a tener una importancia capital en la recepción de "Tartufo"), en la época de Molière era tremendamente complicada. Si bien Francia se había opuesto en el Concilio de Trento (1545-1563), a implantar la Inquisición en su territorio y en 1598 proclamó mediante el Edicto de Nantes la libertad religiosa a los protestantes, la situación cambiaría radicalmente durante el siglo XVII. La Iglesia romana trató de influir en la política francesa a través de órdenes religiosas como los jesuitas.

Finalmente, el Edicto de Nantes sería revocado por Luis XIV en 1685 (Edicto de Fontainebleau), prohibiéndose el protestantismo en territorio francés, en pos de una unidad nacional fundada en una única religión. En este contexto, los representantes de la Iglesia católica fomentaron un clima de represión y censura a todo lo que pudiera ser crítico con el dogma cristiano, aún obviando las opiniones personales del rey.

El inmortal Molière nace en 1622 con el nombre de Juan Bautista Poquelin. Cursa humanidades, filosofía y derecho. Su padre era tapicero real, por lo que desde joven su vida estuvo cercana a la de la familia real. Ya en 1643, Juan Bautista se ha determinado por la que habrá de ser la vocación que le acompañará toda su vida: funda el Ilustre teatro, que será la plataforma de lanzamiento de sus primeras obras, optando posteriormente por consagrarse a la escritura y dirección de comedias, decisión que le irá haciendo progresivamente famoso, popularidad que cimentaría no sin enfrentarse a la polémica.

Quizá la obra más universal de Molière sea el "Tartufo". Su gestación no fue nada fácil. La representación de la primera versión, todavía muy incompleta respecto a la que hoy conocemos, data de 1664, celebrándose en ese año una representación privada para la Corte, y parece ser que gustó mucho, incluso al Rey, pero este se vio posteriormente obligado a prohibir su representación pública debido a las presiones del estamento eclesiástico, que veía en la obra de Molière una burla a la religión. No sería hasta 1669 cuando se levantaría la prohibición. Mientras tanto, el autor había escrito hasta tres súplicas al monarca en este sentido. El comienzo de la primera no tiene desperdicio, siendo una obra maestra de la defensa de la libertad de expresión del artista:

"Siendo como es el deber de la comedia corregir a los hombres al mismo tiempo que los divierte, pensé, dado mi oficio, que nada mejor podía hacer que atacar, ridiculizándolos, los vicios de mi siglo, y como es la hipocresía, sin duda, uno de los más frecuentes, molestos y peligrosos, se me ocurrió pensar, Señor, que podría prestar un gran servicio a todas las personas honradas de vuestro reino escribiendo una comedia que criticara a los hipócritas y que mostrara al desnudo, como es menester, todos los gestos estudiados de dos hombres de bien a ultranza, toda la falta de probidad encubierta de esos fabricantes de falsa devoción, que quieren engañar a las gentes con fingida devoción y falsa caridad."

Tartufo, el personaje que da nombre a la obra, es el prototipo del hipócrita. Es un hombre sin oficio ni beneficio, pero se hace notar por su gran devoción y presunta humildad. Tanto, que mantiene embelesado a Orgón, un personaje de estupidez más que notoria, pues no es capaz de advertir la falsedad de la conducta de Tartufo, algo que el resto de los miembros de su familia sí que sospechan. Orgón solo se refiere a Tartufo con una frase: "¡qué alma de Dios!" y le mantiene en su propia casa en régimen de pensión completa, planeando entregarle la mano de su propia hija. Tartufo mientras tanto no tiene recato alguno en tratar de seducir a la mujer de su benefactor.

"Tartufo" se desarrolla en un clima que oscila entre la comedia y la tragedia, que roza en todo momento a la familia protagonista, sin llegar a consumarse, no tanto por las maldades de Tartufo como por la mala cabeza de Orgón, un ser demasiado cándido y manipulable, a pesar de tratarse de un digno cabeza de familia. Se podría censurar respecto a detalles de la obra que, desde un punto de vista jurídico, las donaciones realizadas en vida son siempre revocables y, sobre todo, el abrupto final, con una intervención real tan forzada como conveniente para los intereses de Molière, que aprovecha para ensalzar las virtudes del monarca ya que llega a manifestar a través de uno de sus personajes que "vivimos bajo un monarca que es enemigo de todo engaño."

La obra teatral de Molière se erige como una formidable crítica a una determinada forma de entender la religión: la de aquellos que dan más importancia a las formas que al contenido. El francés mantuvo en más de una ocasión que su intención no era arremeter contra la religión, como mantenían sus enemigos, sino contra aquellos que la utilizan para sus propios intereses. Quizá sus denunciantes se vieran reflejados en el personaje de Tartufo, que quedó convertido desde aquel momento en la imagen proverbial de la hipocresía. Ni que decir tiene que, desde el momento en que se pudo representar con libertad, la obra de Molière se convirtió en un gran éxito.

martes, 19 de octubre de 2010

LA ASOCIACIÓN CULTURAL "AMIGOS DE LA BIBLIOTECA CRISTOBAL CUEVAS" COMIENZA SU ANDADURA.


El domingo nos reunimos los miembros de una nueva Asociación Cultural, de la que soy secretario, para aprobar sus Estatutos. Hemos querido ponerle el nombre de la Biblioteca del barrio, pues vamos a estar casi enteramente vinculados a ella, para poder potenciar el club de lectura, el previsto cine-forum y, por supuesto el taller de escritura. Para abrir el acto, mi amigo Jorge, a la sazón vicepresidente de la asociación eligió un bellísimo texto de Federico García Lorca, el discurso con el que el poeta celebró la apertura de la biblioteca de su pueblo natal, Fuente Vaqueros, titulado "Medio pan y un libro", que reproduzco aquí:

"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre', piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor', y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!'. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: "Cultura". Cultura, porque solo a través de ellase pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz."

LAS CONVERSACIONES PRIVADAS DE HITLER (1953), EDITADAS POR HUGH TREVOR-ROPER. EL DICTADOR EN LA INTIMIDAD.


Un libro apasionante para cualquier estudioso de la Segunda Guerra Mundial. Constituye una fuente indispesable para conocer el auténtico pensamiento de Hitler, cuando se expresaba de manera mucho más relajada que en sus discursos públicos, aunque a veces sus peroratas sean inaguantables para el lector.

Podemos imaginar a Hitler hablando sin parar durante horas mientras sus seguidores le escuchan devotamente, quizá deseando secretamente ir a la cama, quizá fascinados al escuchar de manera privilegiada al máximo representante de la raza superior. Lo cierto es que el Führer era un hombre de cierta cultura, la cual usaba solo para justificar sus propias ideas, que repite una y otra vez. También hay un pequeño hueco para opiniones acerca de España y los españoles.


Aquí el artículo:


Hitler sigue siendo el gran misterio de la historiografía de nuestro tiempo. Un hombre sin apenas estudios, pintor fracasado, vagabundo en Viena (ciudad con la que quedaría resentido toda su vida, según se desprende de estas conversaciones) y oscuro cabo en la Primera Guerra Mundial, parecía ser la persona menos idónea para llegar a ser un día el hombre más poderoso de Europa.

Impactado por la derrota alemana de 1918, Hitler se acercó paulatinamente a los grupos nacionalistas que predicaban que Alemania no había sido derrotada en el campo de batalla, sino que había sido traicionada por el frente interno, convirtiéndose en 1921 en el líder del partido Nacionalsocialista, gracias a su gran habilidad como orador y organizador. En 1933 y, nunca hay que olvidarlo, tras unas elecciones democráticas, los nazis subieron al poder, convirtiendo a Hitler en el líder supremo de Alemania.

Hitler era un hombre consagrado al trabajo político y militar, sin apenas vida privada. Sin familia, su pasatiempo favorito era reunirse con sus colaboradores más cercanos y pasar largas horas conversando, aunque en realidad en la mayoría de las ocasiones la velada se convertía en un monólogo del Führer. En 1941, a iniciativa de Martín Bormann, su secretario en aquella época, las palabras de Hitler comenzaron a ser registradas, como la palabra del líder supremo que debía conservarse como guía para las generaciones venideras.

La mayoría de las conversaciones que han llegado hasta nosotros se registraron entre los años 1941 y 1942, la época de mayor expansión del ejército alemán, cuando parecía que iban a vencer definitivamente a la Unión Soviética y dar así fin a la guerra. Los temas que trata Hitler en sus peroratas son muy variados: la marcha de la guerra, sus años de lucha por el poder, las razas superiores e inferiores, defectos y virtudes de sus enemigos (muestra gran admiración por los ingleses), la futura reordenación de Europa, sus gustos arquitectónicos, sus gustos literarios y, ante todo, la justificación continua de sus atroces actos. Lo que sí que es cierto es que las palabras de Hitler denotan una gran seguridad en sí mismo y un enorme convencimiento de estar en posesión de la verdad absoluta.

No es un secreto que Hitler era un lector voraz, aunque muy especial, porque interpretaba las lecturas que le interesaban para ajustarlas a su ideario. Su visión del mundo era absolutamente darwinista: la vida era una continua lucha donde deben prevalecer los más fuertes:

"El más fuerte se impone: es la ley de la naturaleza. El mundo no cambia. Sus leyes son eternas" (23 de septiembre de 1941).

"(...) He aprendido que la vida es una lucha cruel y que no tiene más fin que la conservación de la especie. El individuo puede desaparecer con tal de que haya otros hombres para sustituirlo" (26 de septiembre de 1941).

En este contexto no es de extrañar su obsesión por clasificar a los distintos pueblos y razas y otorgarles unos atributos que las transforman a sus ojos en superiores o inferiores. Respecto a la religión, sobre todo la católica, manifiesta una mezcla de desprecio y lucidez, pues si bien critica su doctrina de igualdad entre todos los seres humanos, es capaz de desvelar su hipocresía:

"La Iglesia (...) afirma que los pobres de espíritu - así como los otros pobres - irán al cielo, mientras que los ricos pagarán con eternos sufrimientos las ventajas de su existencia terrenal. A la Iglesia le lleva a decir esto el acuerdo tácito entre sacerdotes y propietarios, que dan con gusto a la Iglesia un poco de dinero para que puedan seguir animando a los pobres a someterse." (28 de septiembre de 1941).

"Cuando uno considera de cerca la religión católica, no puede dejar de percatarse de que se trata de una combinación de hipocresía y agudeza en los negocios increíblemente taimada, que manipula con habilidad consumada la arraigada afición de la humanidad a las creencias y supersticiones que sostiene. Es inconcebible que un cura con estudios crea verdaderamente en todos los absurdos emitidos por la Iglesia. (...) Es de lo más evidente que si la Iglesia solamente siguiera las leyes del amor y sólo predicase el amor como medio de inculcar sus preceptos morales, no hubiera sobrevivido mucho tiempo". (9 de abril de 1942).

Como se ha indicado, en la época de estas conversaciones, la guerra era la principal ocupación del Führer, una actividad muy saludable, a tenor de sus palabras:

"Hay que desear al pueblo alemán, por su bien, una guerra cada quince o veinte años. Un ejército cuyo único fin es conservar la paz, solo conduce a jugar a ser soldado". (19 de agosto de 1941).

En cualquier caso, su obsesión y principal objetivo, ya anunciado en Mein Kampf era conquistar los inmensos territorios de la Rusia Soviética para ser colonizados por el pueblo alemán, llegando hábilmente a justificar su expansión con las necesidades vitales de Alemania, al igual que sucedió durante el siglo XIX en el episodio histórico de la conquista del Oeste Americano, que dio lugar a la formación de los Estados Unidos:

"La lucha que sostenemos aquí con los partisanos se puede comparar a la que se libraban con los indios en América del Norte. La raza más fuerte será la que triunfe: nosotros." (8 de agosto de 1942).

Respecto a España, sus sentimientos eran contradictorios. Por un lado veía a un país ingrato, con un dirigente (Franco) que nunca hubiera ganado la guerra civil sin la ayuda alemana, dominado por la Iglesia. Por otro reconocía la bravura del soldado español, demostrada por la actuación de la División Azul en el frente ruso:

"Considerados como tropa, los españoles son una banda de andrajosos. Para ellos el fusil es un instrumento que no debe limpiarse bajo ningún pretexto. (...) Pero los españoles no han cedido nunca una pulgada de terreno. No tengo idea de seres más impávidos. Apenas se protegen. Desafían a la muerte. Lo que sé es que los nuestros están siempre contentos de tener a los españoles como vecinos de sector." (5 de enero de 1942).

El lector que se adentre en estas páginas, no siempre de fácil lectura, ya que el dictador alemán podía ser a menudo repetitivo y plomizo, encontrará a un Hitler alejado de la imagen a la que comúnmente se le asocia, un Hitler un poco más humano, que por eso mismo resulta más aterrador, cuando expone sus planes de sometimiento a razas inferiores con tamaña frialdad e indiferencia por la vida humana.
Un Hitler que puede ser una persona inteligente a su manera, e incluso tener buenas ideas para organizar el Estado y la vida cotidiana de sus ciudadanos, un ser contradictorio, amante de la arquitectura y promotor a la vez de una guerra destructiva y de exterminio, que dista mucho de ser un genio. Resulta curiosa la expresión de sus más íntimos deseos para cuando acabe la guerra:

"Me dediqué a la política contrariando mis aficiones. Por lo demás sólo veo en ella un medio que conduce a un fín. Hay gentes que creen que me sería duro quedarme sin la actividad que tengo ahora. Se engañan enormemente, ya que el día más hermoso de mi vida será aquel que deje atrás la política con sus disgustos y su esclavitud. Cuando concluya la guerra tendré la sensación de haber cumplido con mi deber y me retiraré." (26 de enero de 1942).

¿Cuál era la auténtica personalidad de Hitler? ¿Era tan seguro de sí mismo como se muestra en estas conversaciones? ¿Era un gran fabulador que sabía seducir a su público? Sus conversaciones íntimas nos dan pistas, pero no son capaces de resolver el enigma acerca de las pulsiones que llevaron a un pueblo avanzado y culto a vender su alma colectivamente a los deseos de un individuo que pretendía construir la presunta grandeza de Alemania a costa del exterminio de otros seres humanos.

AMADOR (2010), DE FERNANDO LEÓN DE ARANOA. MUERTE ENTRE LAS FLORES.


Cuando ví el trailer de esta película supe que no me iba a gustar. Aunque no podía sospecharlo en ese momento, se trataba de un avance de esos que te cuentan la película entera. Y es que "Amador" puede resumirse en una frase: una mujer inmigrante con necesidades económicas que al morir el enfermo que está cuidando, decide ocultar el hecho y seguir como si nada.

Fernando León puede ser calificado como el gran progresista del cine español. Para mí su mejor película es la de su debut, "Familia", todo un ejemplo de originalidad y buen tratamiento de personajes. "Barrio" trató un tema singular: la vida en la periferia de las grandes ciudades, la existencia de las clases media-bajas, aquellos que no se mueren de hambre, pero llevan una existencia de privaciones y estrecheces en otros muchos ámbitos desde la mirada de unos jóvenes cuyas actitudes recuerdan a las de uno mismo a esas edades. "Los lunes al sol" es una película desgraciadamente de máxima actualidad y de "Princesas" nada puedo decir porque no la he visto.

"Amador" es, desde mi punto de vista, un pequeño tropiezo en la carrera del director, sobre todo porque se trata de una película falta de ideas, cuyo argumento se alarga y se estira de una manera insoportable para el espectador: muchísimos primeros planos de la protagonista mientras mira a la cámara con cara de tristeza e intento de tratar muchos temas (la inmigración, la vejez, la descomposición de la familia, las condiciones laborales) sin llegar a profundizar en ninguno.

Respecto al dilema moral que plantea "Amador", desde mi punto de vista tiene un tratamiento muy tramposo, pues justifica un comportamiento deleznable: la ocultación de una muerte por motivos de lucro. Por mucha necesidad que exista de medios económicos (y en esta época muchos la sufrimos en nuestras propias carnes) creo que hay medios lícitos e ilícitos de conseguirlos y este caso pertenece a la segunda categoría. Resulta asombroso que Marcela encuentre una aliada en sus pretensiones (una prostituta muy madura cuyo humor parece sacado de una teleserie española) y que esta última casualmente tenga como cliente un embalsamador que las ayuda sin hacer preguntas.

Si todas estas acciones sucedieran en un film con un buen ritmo cinematográfico, el espectador las aceptaría, como se aceptan tantas cosas en el cine. Pero al ser la película tan cansina, uno no puede evitar ponerse a pensar en las circunstancias de la historia que está visionando (e incluso en las suyas propias) y sacar el espíritu crítico. No se puede decir que sea una mala película, pero sí aburrida y a veces lo segundo es peor que lo primero.

domingo, 17 de octubre de 2010

CELDA 211 (2004), DE FRANCISCO PÉREZ GANDUL. NUESTRO CLUB VISITA ARCHIDONA.


El jueves, los miembros del club de lectura de la Biblioteca Provincial, como ya comenté anteriormente, visitamos Archidona, invitados por su club de lectura y por el festival "Archidona Cinema" para pasar una agradable e intensa velada que comprendió el visionado del film en la nueva y magnífica sala de cine construida por el ayuntamiento, un café con dulces y un debate con el productor de un corto filmado en la cárcel de Alhaurín, que comparó la auténtica situación de los presos en España con la que refleja la película.

Desde aquí felicitar a Blas, el director de Archidona Cinema, por la perfecta organización del evento y agradecer enormemente a Carmen del club de lectura, su muy agradable acogida. Quedamos emplazados a realizar otro taller de lectura conjunto cuando podamos coordinarlo. Será con "La ciudad y los perros", de Mario Vargas Llosa.

Aquí el artículo:


"Celda 211" fue la gran sorpresa del cine español el año pasado. Daniel Monzón adaptó una novela, bastante desconocida hasta aquel momento, del sevillano Francisco Pérez Gandul. No existe una gran tradición en la literatura española (tampoco en el cine español), respecto al género carcelario, por lo que esta narración cubre un hueco importante.

La novela está construida a través de tres voces narrativas: Juan Oliver, un funcionario de prisiones que visita su puesto de trabajo un día antes de su incorporación, que nos transmite una especie de monólogo interior a la vez que le suceden los acontecimientos; Armando, un funcionario veterano y Malamadre, el preso líder de la revuelta. Estos dos últimos hablan en pasado, recapitulando los acontecimientos desde su particular punto de vista.

Es difícil leer la novela abstrayéndose de las poderosas imágenes con las que Daniel Monzón plasmó la novela, sobre todo en el caso del personaje de Malamadre, del que Luis Tosar realiza una composición inolvidable. Malamadre es carne de presidio, uno de esos internos peligrosos, que ejerce un fuerte liderazgo entre sus compañeros basado en una combinación de firmeza y prestigio moral, que suele girar en estos ámbitos en torno a la fuerza bruta, la capacidad de intimidación y el historial delictivo con el que se cuenta.

Malamadre se considera a sí mismo un hombre duro pero justo, todo lo justo que se puede ser encerrado entre los barrotes de una prisión, en un ambiente donde el funcionario es considerado el enemigo. En la escritura de Pérez Gandul destaca la perfecta traslación de la jerga penitenciaria y el habla barriobajera del personaje, un hombre inculto, pero dotado de cierto ingenio. Su visión del liderazgo podría ilustrar jocosamente uno de esos libros para directivos que tanto proliferan en las librerías:

"Un jefe acabao en la cárcel no sirve ni pa limpiar letrinas, porque él es la mierda."

Mención aparte merece el personaje de Juan Oliver, quizá el más ambiguo y el que exige un esfuerzo mayor de credulidad por parte del lector. Oliver llega a la cárcel el día antes de tener que presentarse para comenzar sus labores como funcionario y la fatalidad le lleva a sufrir un desmayo en el mismo instante en el que comienza un motín carcelario liderado por Malamadre. Al instante desarrolla una portentosa habilidad para hacerse pasar por preso y, no contento con eso, llegará a disputarle la jefatura de la revuelta a su mismísimo promotor.

Uno de los grandes temas de la novela es el darwinismo, la preponderancia del más fuerte o inteligente en circunstancias extremas. La cárcel es un microcosmos donde solo sobreviven los más fuertes. Los débiles, los que no aguanten el encierro prolongado con la compañía de lo peor de la sociedad, sucumbirán tanto física como moralmente. Juan Oliver demuestra no ser de la casta de estos últimos, aunque debe demostrárselo a sí mismo en un tiempo record, improvisando y adelantándose a los movimientos del resto de presos, con el fín de ocultar su identidad, demostrándose de esta manera a sí mismo que no es la persona que creía ser.

¿Es posible que una persona que ha llevado una vida razonablemente normal se convierta en un instante en un asesino cuando las circunstancias se ensañan con él? Juan Oliver es capaz de ello y, además de la manera más despiadada. Malamadre lo expresa con una mezcla de admiración y rencor, porque ha demostrado ser más astuto que él:

"A mí me súa la polla lo que crean, la verdá, pero Juan Oliver..., qué dos pares de cojones, bien puestos, mucho, como no vi nunca en el trullo, y eso que llevo la mitá de mi joía vía aquí.; pues nunca nadie con tantos huevos y tan bien puestos, y yo los tengo también ¿eh?, pero sé reconocer a los que los gastan más gordos que yo...; el cabrón... me engañó a mí y se la metió doblá a ustedes, hasta el nudo de las corbatas esas que gastan (...)"

El otro gran tema de la novela es la reacción del Estado ante el auténtico intríngulis del motín: los rehenes etarras, utilizados por Malamadre para conseguir sus objetivos de mejora de las condiciones penitenciarias. Está claro que los terroristas no son presos normales. El componente político se dispara en esta tesitura. El gobierno vasco (del PNV, se supone) aprovecha para pedir el acercamiento de los presos etarras y culpar al Estado español de la situación. El sensacionalismo de la prensa hace el resto: los efectos colaterales de los acontecimientos de la cárcel de Sevilla provocan muertes en otras prisiones.

El terrorismo con reivindicaciones políticas y el apoyo soterrado que siempre ha recibido del nacionalismo vasco hacen totalmente creibles los comportamientos mezquinos que se describen en la novela: el Estado se plantea ceder al chantaje de unos delincuentes de poca monta para preservar las vidas de unos terroristas que de meros asesinos se convierten en símbolos que el gobierno vasco debe proteger con todas sus fuerzas, acusando al Estado de dejadez y negligencia, en vez de mostrarle su apoyo frente a los auténticos criminales amotinados.

Una novela bien estructurada, poco creíble en algunos aspectos, pero que sabe mantener el interés del lector gracias a la fuerza de las situaciones y personajes y que es capaz de poner el dedo en la llaga en muchos de los males de la política penitenciaria de nuestro país, aún dibujando un retrato del funcionariado de prisiones que poco se corresponde con la realidad, lo cual ha motivado la lógica queja de estos. En todo caso ha derivado en una de las más estimulantes películas del cine español en los últimos tiempos.

miércoles, 13 de octubre de 2010

NACIDO EL CUATRO DE JULIO (1989), DE OLIVER STONE. IDEALISMO MUTILADO.


Como podrá comprobar cualquiera que se asome mínimamente a este blog, me encanta el cine bélico de tono anti-belicista, es decir, aquel que refleja lo que es verdaderamente una guerra: mierda y más mierda.

Esta película de Stone la ví más o menos en la época de su estreno. Temía que hubiera envejecido mal, pero esta segunda visión me ha encantado. Además de las importantes reflexiones que lleva implícitas, hay que destacar su impecable montaje, todo un modelo de narrativa, que hace que el espectador participe en la historia y sienta empatía por su protagonista, un Tom Cruise que, por una vez, demuestra que puede ser un gran actor. Aquí el enlace:


Si hay un cineasta que ha agitado la conciencia de la sociedad estadounidense en los últimos años, este ha sido Oliver Stone. En la época en la que estrenó "Nacido el cuatro de Julio" (1989) ,por la que ganó el Oscar al mejor director, ya se había dado a conocer, sobre todo a través de dos grandes obras que analizaban desde un punto de vista muy crítico la reciente historia de su país: "Platoon" (1986), acerca de sus terribles experiencias en Vietnam y "Wall Street" (1987), una panorámica muy precisa de las perversidades del capitalismo.

Posteriormente redondearía su carrera con dos magníficas películas dedicadas a los presidentes más controvertidos del siglo XX: "JFK" (1991), que intentaba profundizar en los enigmas del asesinato de Kennedy y la que puede ser considerada su gran obra maestra "Nixon" (1995), donde Anthony Hopkins realizó una memorable interpretación del más mentiroso de los dirigentes estadounidenses (con permiso de George Bush jr). Historia viva y controvertida del país más poderoso del mundo.

En los últimos años el director parece haber bajado el listón, filmando una importante cantidad de cine documental, hasta el punto de que algunos críticos cuestionan su carrera. Es posible que su definitiva consagración llegue con la filmación de su último proyecto: una recreación de la masacre de My Lai en Vietnam.

"Nacido el cuatro de Julio" se basa en las memorias de Ron Kovic, un joven idealista que se alistó en los Marines para acudir a Vietnam a luchar por su país. Resultó malherido en una escaramuza, quedando inválido. A partir de entonces, después de varias crisis personales, Kovic se dedicó a denunciar activamente las mentiras que habían llevado a su país a embarcarse en tan costoso conflicto, convirtiéndose en un personaje muy popular entre los opositores a la guerra.

Para interpretar a Ron Kovic, Oliver Stone contó con un Tom Cruise que seguramente realiza la interpretación más memorable de su carrera. La película comienza narrando la niñez del protagonista, el ambiente en el que se cría, en la América profunda, marcado por el conservadurismo de su familia y la veneración al estamento militar, auténtico representante de las esencias de la nación para aquellas gentes.

Los Kovic hacen suyo el discurso oficial que preconiza que la guerra contra el comunismo en cualquier lugar del mundo donde se encuentre es indispensable para salvaguardar al país (argumentos muy parecidos, por cierto, a los que se usan a la hora de justificar la actual "guerra contra el terrorismo") y educan a su hijo en la necesidad de ser siempre el mejor en todo lo que hace, en la competitividad típica de la sociedad estadounidense. Su idealismo extremado le van a hacer ingresar en los marines y partir hacia Vietnam, con el solo deseo de sacrificarse por salvaguardar su país, tal y como le han enseñado sus padres y los polítcos de Washington.

Como es lógico, una vez en Vietnam, Ron comprenderá que la vida no se divide en blanco y en negro, sino que imperan los tonos grises. Una operación del ejército se puede saldar con decenas de muertes civiles y con muertos por fuego amigo. Él mismo, una vez herido gravemente, puede comprobar en sus propias carnes la importancia que tiene para el Estado su sacrificio como soldado: es ingresado en una clínica del Bronx que tiene más de pocilga que de hospital. Allí vivirá un auténtico infierno motivado por la falta de medios y motivación del personal que le atiende. Su vuelta a casa no es menos decepcionante: encuentra un ambiente poco propicio para reintegrar en la vida social a los héroes de Vietnam. Su misma madre se preocupa más por su lenguaje obsceno que por sus heridas físicas y morales.

Después de esto, Kovic se entregará a un proceso de autodestrucción personal, del que solo va a poder resurgir a través de su conversión en guerrero en una nueva batalla, mucho más importante que la anterior, la batalla por la verdad, la lucha por desvelar los auténticos motivos que llevaron a los dirigentes a mandar al Ejército a un país tan distante y con unos objetivos tan difusos. Kovic se va a ver vilipendiado, en unas escenas casi de guerra civil dentro del territorio estadounidense. Finalmente logró que su voz fuera escuchada, lo que le otorgó nuevas motivaciones para seguir viviendo.

Oliver Stone imprime un ritmo perfecto a la historia de Ron Kovic. El espectador comprende perfectamente el discurso contra el burdo nacionalismo que se alimenta del furor bélico contra enemigos ideológicos, a los que se retrata como una amenaza inminente para la integridad del propio territorio. Dichas mentiras calan en las capas más ingenuas de la población, que se sacrifican con una sonrisa en los labios en el altar de los más oscuros intereses, mientras creen estar realizando una buena obra por su país.

Kovic tardó en ser consciente de todo esto, pero cuando despertó, fue consecuente y se embarcó en una campaña de desenmascaramiento de los responsables de una guerra que supuso un golpe moral para todo un país. Con ello, su gran sacrificio sirvió para abrir los ojos de muchos de sus ciudadanos, absolutamente dóciles ante una política oficial que amparaba los peores crímenes contra los ciudadanos de un país pobre que tenían la mala suerte de vivir entre dos fuegos. Cuando los demonios de Vietnam no se han apagado aún del todo, Estados Unidos mantiene en la actualidad dos guerras de utilidad y futuro inciertos. Pero la historia se repite, y siempre existirá una cantera de jóvenes idealistas como Kovic, capaces de inmolarse sin comprender demasiado bien el sentido de su lucha.

martes, 12 de octubre de 2010

DÍAS DE VINO Y ROSAS (1962), DE BLAKE EDWARDS. EL DEMONIO DE LA BOTELLA.


El otro día hablaba acerca del tema de las drogas, de como los gobernantes son tan hipócritas como para hablar de la necesidad de su legalización una vez que dejan el poder. A muchas de las mentes biempensantes que ven en la droga al demonio, jamás se les ocurriría incluir al alcohol en su definición, y eso que en nuestro país causa cien mil muertes al año, entre comas etilícos, alcoholismo y accidentes.

En España, el acto de beber es toda una institución social. Mucha gente lo practica con moderación, disfrutando al tiempo de una buena conversación, pero nuestra cultura, orientada a la fiesta y al desmadre permanente hacen del alcohol un aliado imprescindible, un eficaz instrumento de desinhibición, aceptándose por la sociedad su consumo en grandes cantidades hasta por parte de los más jóvenes, con los efectos que todos conocemos. Es habitual en las conversaciones acerca de lo que se ha hecho durante el fín de semana referirse lúdicamente a la cantidad de copas que nos hemos metido en el cuerpo o a las rutas de bares habituales. Hay muchísima gente que centra todo su ocio en eso: beber, y cuanto más, mejor.

En 1962, dos de los cineastas más identificados con la palabra comedia, Blake Edwards y Jack Lemmon, se unieron para realizar uno de los dramas más poderosos de la historia del cine. Joe Clay es un bebedor social, al que su trabajo como relaciones públicas le ofrece la excusa perfecta para tomar copas continuamente. En su oficina conoce a Kirsten, de la que se enamora. Poco a poco Joe irá arrastrando a Kirsten al vicio de la bebida. Ella lo acepta al principio como método de acercamiento a su pareja, pero finalmente se hundirá en un pozo aún más hondo que el del propio Joe. Este va a conseguir salir gracias a la ayuda brindada por la conocida organización Alcohólicos Anónimos. La escena en la que toma conciencia de su situación es memorable: ve su imagen en un escaparate por casualidad y no se ve a sí mismo, sino a un vagabundo. Librar a su mujer del alcoholismo no va a ser tan fácil, sobre todo porque él mismo siente tentaciones de recaer cada vez que conversa con ella.

La mirada de Blake Edwards pasea sin pudor por todas las fases de esa terrible enfermedad que es el alcoholismo: desde la diversión de los primeros momentos, los de los efectos vivificantes de la bebida, que proporciona una alegría artificial, hasta la toma de conciencia del problema y el doloroso tratamiento que conlleva, pasando por una durísima escena, la del delirium trémens, magistralmente interpretada por un Jack Lemmon que sabe transmitir litros de amargura a su personaje. Joe y Kirsten llegan a convertirse en una pareja que no es capaz de gobernarse a sí misma. Son como dos niños grandes, continuamente autoengañándose, diciéndose a sí mismos que son capaces de controlar la situación, que una copa más no significa nada.

Que bueno sería que esta película fuera de visión obligatoria para nuestros adolescentes. Paseen una noche de sábado (o de jueves o viernes) por el centro de nuestras ciudades, acudan a cualquiera de las ferias que jalonan nuestros calendarios y observen. ¿Estamos creando una generación de alcohólicos? Quizá este sea uno de los grandes problemas de nuestro futuro a medio plazo. Lo de beber con moderación parece cosa del pasado. En realidad, nadie hace nada por atajarlo: ni los ayuntamientos, que no ofrecen actividades alternativas a los jóvenes, ni los padres, que en muchas ocasiones son los que inician a sus hijos en la bebida, así que el beber se convierte en una actividad habitual en su vida y, en muchos casos, la más esperada de la semana.

Quizá algún día seremos capaces de restar al alcohol el protagonismo desmesurado que tiene en nuestra vida cotidiana. Debe ser algo que esté presente, pero hay que educar a la gente en el consumo responsable, como un complemento más en la diversión. Para demasiada gente, el alcohol es la diversión.

LAS LIBRERÍAS DE SEVILLA: GRANDEZA Y UNIFORMIDAD.


El sábado pasado, aprovechando que me encontraba en Sevilla y el tiempo amenazaba lluvia, decidimos darnos una vuelta por algunas de las mejores librerías de la capital hispalense. Yo tenía mucho interés en encontrar un libro de Manuel Chaves Nogales sobre nuestra Guerra Civil, "A sangre y fuego". ¿Qué mejor lugar que su ciudad natal para buscarlo?

Las de la cadena Beta son las librerías preponderantes en la ciudad. Existe una en el barrio de Nervión, casi enfrente de El Corte Inglés. Se trata de un establecimiento grande, pero donde impera el desorden. Quizá llegamos en un momento en el que se estaban ordenando pedidos, pero contrastaba mucho con la situada en el Centro Comercial Viapol, a veinte minutos a pie de la anterior, una librería enorme, limpia y ordenada, donde es un placer moverse y rebuscar entre sus anaqueles. Quizá sea la librería más grande de Andalucía, aunque habría que sumar las tres plantas de la Casa del Libro de la calle Velázquez y comparar metros cuadrados. Este último establecimiento, situado en una calle peatonal paralela a Sierpes ofrece una muy buena programación cultural en pleno centro de Sevilla, al igual que la Fnac. Estas dos tiendas siguen la pauta del resto de librerías similares en España. Conciben la librería como un gran almacén donde el lector puede moverse a sus anchas e incluso sentarse a ojear cualquier libro todo el tiempo que desee.

Como colofón del recorrido, merece mucho la pena asomarse a la sucursal de Beta en calle Sierpes, llamada Beta Imperial. Ocupa el espacio de un antiguo teatro, del que se ha respetado enteramente la estructura y hasta su telón y sus tablas, añadiendo al placer de mirar libros un elemento histórico y lúdico.

En cualquier caso, la uniformidad que presentan todas estas librerías en cuanto a contenido resulta inquietante. Prácticamente en todas podemos encontrar los mismos libros, casi dispuestos de la misma manera. Un volumen que haya sido editado hace algunos años resulta muy difícil de hallar. Quizá la diferencia entre unas librerías y otras (aparte de la calidad de sus actos culturales) estribe en el trato a la clientela y en el conocimiento del producto por parte de los dependientes. En mi caso, me gusta husmear por mí mismo y no suelo aceptar recomendaciones que suelen ir orientadas a los best sellers de moda, salvo contadas excepciones. Todo esto no sucede únicamente en las librerías de Sevilla, sino en todo el país. Habría que viajar al extranjero para encontrar títulos distintos.

Si desean hacer una ruta libresca similar a la mía, les recomiendo que acudan a Sevilla en Noviembre, cuando se inaugura su maravillosa Feria del libro de ocasión en la Plaza Nueva. En las casetas sí que es posible hallar libros diferentes, inencontrables en las librerías habituales y a buenos precios. Y todo ello en el hermoso entorno de un centro sevillano totalmente remodelado en el que solo caminan ya peatones y tranvías.

lunes, 11 de octubre de 2010

SICKO (2007), DE MICHAEL MOORE. LA SANIDAD FRAUDULENTA.


Gran documental de Michael Moore, que me quedé sin ver hace un par de años. Creo que no se estrenó en excesivos cines. En todo caso, una crónica muy instructiva acerca del funcionamiento de la Sanidad en el país más rico del mundo, donde se estafa continuamente a los pobres ciudadanos que tienen la desgracia de enfermar o tener un accidente. Aquí el enlace:

Michael Moore es actualmente uno de los personajes más polémicos de Estados Unidos. Sus documentales, que siempre son directos y viscerales, suelen mostrar la otra cara del sueño americano, la de los excluidos del sistema, denunciando a los que utilizan los instrumentos de la democracia en su propio beneficio. En su filmografía destacan dos trabajos muy populares: "Bowling for Columbine" (ganadora del Oscar al mejor documental en 2003), sobre la cultura de las armas en su país y "Fahrenheit 9/11", que profundiza en las relaciones entre el 11 de septiembre y la posterior invasión de Irak.

El sistema de salud en Estados Unidos es muy diferente al de las democracias europeas. Si en Europa Occidental se generalizó desde los años cincuenta un sistema público de asistencia sanitaria, en Estados Unidos se fue privatizando desde los años setenta, a iniciativa del presidente Richard Nixon, hasta el punto de excluir del sistema a millones de sus ciudadanos que no pueden permitirse el pago de un seguro privado. Dicha política fue afianzada durante la presidencia de Ronald Reagan.

"Sicko" relata los intentos de algunos políticos (entre ellos, el más destacado el de Hillary Clinton) de universalizar la asistencia sanitaria y la labor obstruccionista del Partido Republicano a cualquier reforma en ese sentido, contando con el apoyo económico de la industria de la salud, principal interesada en mantener un status quo que le hace ganar cantidades astronómicas.
Con George Bush este despropósito llega a su apogeo al apoyar explícitamente a la sanidad privada y a la industria farmaceútica, en detrimento del sistema público. Los intentos del actual presidente, Barack Obama, de reformar nuevamente el sistema, volvieron a encontrarse con las mismas dificultades, pero finalmente se logró sacar adelante, por lo que muchos millones de ciudadanos estadounidenses verán reestablecido su derecho a ser atendidos en caso de accidente o enfermedad, aunque lejos de gozar de todas las garantías de los ciudadanos de países como Francia o España.

El documental de Michael Moore no se ocupa tanto de los ciudadanos sin cobertura como de los asegurados que son deficientemente atendidos por las compañías privadas de salud. El cineasta pone claramente de manifiesto a través de sus investigaciones que dichas compañías solo se mueven por afán de lucro y la salud de sus asegurados goza para ellas de una importancia muy secundaria. Personas que de buena fe firmaron un seguro de asistencia, encuentran a la hora de la verdad que se ponen mil trabas a cualquier operación o al tratamiento de enfermedades graves. Los motivos pueden ser de lo más peregrinos: el ocultamiento por parte del asegurado de presuntos síntomas preexitentes de una enfermedad o el elevado coste de su tratamiento, que sobrepasa los límites de la póliza.

Tratando de refutar los argumentos de quienes se oponen a la universalización de la Sanidad tachándola de política socialista y contraria a la libertad de elegir por parte de médicos y pacientes, Michael Moore viaja a Gran Bretaña y Francia, para concluir que ese sería el modelo ideal para su país: un sistema financiado solidariamente por los impuestos de todos que asiste sin límites a cualquier ciudadano que lo precise, un sistema que ni siquiera el gobierno de Margaret Thatcher se atrevió a reformar. En este sentido resulta muy cómica la escena en la que el cineasta visita a unos parientes en Canadá, que acaban confesando que a la hora de atravesar la frontera con Estados Unidos nunca lo hacen sin haber firmado un seguro médico, aunque la visita se vaya a prolongar por pocas horas.

La última parte del documental es la más conmovedora y la más vergonzosa para Estados Unidos como nación. El cineasta entrevista a algunos de los voluntarios que ayudaron a retirar los escombros derivados de la caída de las torres gemelas el 11 de septiembre. Al contraer graves enfermedades pulmonares por haber trabajado sin protección, su país no les reconoció derecho a la asistencia médica, por lo que su vida está destrozada desde entonces.

Al enterarse de que los presos de Guantánamo gozan de asistencia sanitaria completa, Moore organiza un viaje a Cuba junto a estos enfermos, esperando ser atendidos en la base militar. Ante la imposibilidad de penetrar en la misma, terminan recalando en La Habana donde, en una magnífica maniobra publicitaria, la sanidad cubana se hace cargo de estos enfermos gratuitamente, con el único requisito de que den su nombre y su edad.

"Sicko" es una contundente y eficaz denuncia de un sistema concebido para buscar el lucro de unos pocos en un asunto tan fundamental como la salud de los ciudadanos, a la vez que funciona como un documental pedagógico destinado a quienes todavía creen que universalizar la sanidad tiene algo que ver con el comunismo. El ultraliberalismo estadounidense, auspiciado sobre todo por el Partido Republicano y quienes les apoyan, se convierte en criminal cuando deja la administración sanitaria en codiciosas manos privadas.

JAVIER CERCAS: OTRO PREMIO MERECIDO.


Javier Cercas acaba de ganar el Premio Nacional de Narrativa gracias a su extraordinario libro "Anatomía de un instante", una crónica del golpe de estado del 23F que oscila entre el ensayo y la más pura literatura. Él mismo da pistas acerca de su estilo literario:

"Hablando una vez con Antony Beevor, me subrayaba la necesidad de que los historiadores usen la imaginación. Los datos por sí solos no explican la historia. En
Anatomía de un instante no me separo de los datos, pero imagino. Ello es forzoso, además, porque el 23-F es un hecho histórico con escasísimos documentos, no hay papeles... pero ¿un hecho sin documentos no es historiable? El novelista está bien para hacer ese trabajo."

Yo personalmente disfruté enormemente con la crónica excelentemente narrada de unos hechos de los cuales únicamente recuerdo que al día siguiente no tuve que asistir al colegio. Dejo aquí el enlace del artículo que publiqué hace un año, el primero que escribí para Suite 101:
El golpe de Estado del 23 de febrero constituye un hecho capital de la historia reciente de España, rememorado a menudo por personas de distintas generaciones que fueron testigos de la intentona de Tejero que, como el propio Cercas recuerda, sólo se retransmitió en directo por la radio, ya que las imágenes de televisión solo pudieron verse al día siguiente. El autor de este texto contaba con siete años por aquel entonces, por lo que sus recuerdos son muy borrosos. Evidentemente, nada entendía de lo que estaba sucediendo, aunque sí que pudo intuir que debía tratarse de algo grave, dado el nerviosismo de sus padres aquella tarde-noche.

El autor cuenta que en principio quiso escribir una novela ambientada en aquellos días, pero la visión de las imágenes del asalto al Congreso le fascinó de tal manera que decidió redactar un ensayo para tratar de descifrar el significado de aquellos hechos y de las actitudes de los protagonistas. Como se sabe, ante el tiroteo desatado solo hubo tres diputados que no se tiraron al suelo: Gutiérrez Mellado, Suárez y Carrillo, tres personajes contradictorios, llenos de luces y sombras pero que, ante el momento decisivo, ante la prueba definitiva de sus vidas, supieron comportarse con gran dignidad, quizá salvando el honor de un país que no reaccionó ante el golpe de Estado, sino que se limitó a esperar su desenlace.

Manuel Gutierrez Mellado fue un militar que en su juventud luchó en el bando nacional. Quizá para redimirse, sus útimos años estuvieron dedicados a apuntalar la democracia como vicepresidente en el gobierno de Suárez. Santiago Carrillo dejó de lado toda una vida dedicada al fín último de lograr la dictadura del proletariado para abrazar la democracia, constituyendo en pos de ese objetivo una extraña pareja con Suárez. Adolfo Suárez, tras una fulgurante carrera en Falange, fue nombrado por el Rey presidente del gobierno como político idóneo para pilotar la transición a la democracia. Realizado con brillantez dicho cometido, quiso seguir en el gobierno más allá de su misión primigenia, ganándose numerosos enemigos durante esos años. Tantos, que a principios de 1981 estaba prácticamente solo y consumido como político. Las palabras que le dedicó el Rey cuando presentó su dimisión fueron antológicas y muy reveladoras: "Sabino, éste se va".

Los tres son definidos como "héroes de la retirada" (según denominación deHans Magnus Enzensberger en un artículo publicado el 25 de diciembre de 1989 en El País), pues tuvieron la grandeza de traicionar sus principios más sagrados, porque era lo que se necesitaba en ese momento para construir la democracia: "A veces solo se puede ser leal al presente traicionando al pasado. A veces la traición es más difícil que la lealtad. A veces la lealtad es una forma de coraje, pero otras veces es una forma de cobardía. (...) Necesitamos una ética de la traición. El héroe de la retirada es un héroe de la traición." (pag. 274).

Es muy cierto que cuando se evoca el golpe del 23 de febrero irremediablemente se viene a la mente la entrada de Tejero al Congreso y las inolvidables imágenes de Suárez y Gutierrez Mellado haciendo frente a los golpistas. El libro, pese a describir magistralmente y con todo detalle esos hechos, no se queda ahí, sino que los interpreta y los encaja con toda lógica en la secuencia de hechos precedentes. En realidad el golpe estaba coordinado solo a medias. Tejero quería volver a las esencias del franquismo, al igual que Milans del Bosch, que fue el único general que sacó los tanques a la calle. La división Brunete, en Madrid, hizo salir a parte de sus efectivos, pero pronto volvieron al cuartel.
Armada, el verdadero cerebro del golpe, buscaba lo que se denomina un "golpe blando" Pretendía acudir al Congreso en nombre del Rey y negociar con los diputados su liberación a cambio de presidir un gobierno de salvación nacional, integrado por todos los partidos políticos. Solo la patética discusión con Tejero, a las puertas del hemiciclo hizo fracasar la operación. Tejero se dio cuenta de que había sido utilizado y prefirió que todo fracasara antes que mancillar su honor. El discurso televisado del Rey hizo el resto. A pesar de permanecer toda la noche a la expectativa, ningún general se atrevió a levantarse contra el orden constitucional. Al igual que el resto de la ciudadanía y organizaciones sociales esperaron hasta saber en qué dirección iba a soplar el viento definitivamente esa noche. Nadie quiso arriesgar lo más mínimo. El recuerdo de la Guerra Civil estaba todavía muy vivo.

Tuvo que ser a través de la dura prueba de un golpe de Estado como se consolidó la joven democracia española. Todas las intrigas e irresponsabilidades precedentes desembocaron en un momento dramático, que solo fracasó por la ineptitud de sus organizadores. Javier Cercas ha construido un relato sólido y magistral que abarca los precedentes y consecuencias del golpe a partir del analísis minucioso y casi científico de las imágenes recogidas por Televisión Española. Como ciudadano de este país, el autor de este artículo ha conocido detalles de la historia española de los que no tenía noticia y ha comprendido mucho mejor las motivaciones de los actos de los protagonistas de aquellos años. Además, la escritura de Cercas es elegante y cristalina: no hay oscuridades en su texto que al final, aunque en principio no lo pretendía, constituye un merecido homenaje al presidente Suárez y a su gesto: "(...)permaneciendo en su escaño mientras las balas zumbaban a su alrededor en el hemiciclo durante la tarde del 23 de febrero, Suárez no sólo se redimía él, sino que de algún modo redimía a todo su país de haber colaborado masivamente con el Franquismo. Quién sabe: quizá por eso - quizá también por eso - Suárez no se tiró". (pag. 385).

jueves, 7 de octubre de 2010

MARIO VARGAS LLOSA: LA FIESTA DEL NOBEL.


Desde aquí mis humildes felicitaciones a uno de mis escritores favoritos: Mario Vargas Llosa, un autor que ha unido sabiamente lo mejor de la prosa del siglo XIX y del XX, cuyas novelas pueden definirse como auténtico placer por la lectura.

Vargas Llosa disecciona en cada una de sus páginas al ser humano y estudia su lugar en la historia. Pocos escritores me han seducido de forma tan inmediata y permanente. De él he leído: "Los jefes", "Los cachorros", "La ciudad y los perros", "La tía Julia y el escribidor", "La Casa Verde", "¿Quién mató a Palomino Moreno?", "La fiesta del Chivo" y "La tentación de lo imposible", además de numerosos artículos o prólogos de otras novelas. Siempre me ha parecido admirable sin fisuras. Muchas gracias por no haberme decepcionado nunca.

miércoles, 6 de octubre de 2010

INTOLERANCIA (1916), DE DAVID W. GRIFFITH. LA MANO QUE MECE LA CUNA.


No es "Intolerancia" un fim fácil de abordar, ni siquiera para los cinéfilos. Se trata de una película muda de casi tres horas y media de duración, que narra cuatro historias paralelas en cuatro épocas históricas distintas, cada una con distintos personajes y (especialmente la de Babilonia) con miles de extras en una época donde los efectos digitales no podían ni soñarse.

Es sabido que "Intolerancia" surgió como reacción de Griffith a las críticas vertidas contra "El nacimiento de una nación", precisamente por ensalzar al Ku Klux Klan como uno de los pilares en los que se asientan los Estados Unidos de América. El director puso toda la carne en el asador y, con un presupuesto desmesurado, que luce de una manera increible en los decorados, se dispuso a narrar la historia de la intolerancia a través del tiempo: la caída de Babilonia a causa de una traición en el siglo VI Antes de Cristo, la condena al propio Jesucristo (el episodio de menor metraje), la noche de San Bartolomé en la Francia del siglo XVI y un episodio relacionado con las condiciones de los obreros y un error judicial en la época de realización del film: principios del siglo XX. Separando los distintos capítulos, la tranquilizadora imagen de una mujer meciendo la cuna de su hijo, una mujer que podría pertenecer a cualquier época de la historia. Quizá representa la esperanza en el futuro, la continua renovación del ser humano inscrita en las nuevas generaciones que van llegando al mundo. La historia evoluciona, pero en ocasiones se repite. La convicción humana de que el mañana será mejor, es inquebrantable.

"Intolerancia" es una obra para visionar sosegadamente, máxime teniendo en cuenta que su ritmo no tiene nada que ver con el cine actual. Ante todo Griffith dota a la filmación de un gran sentido del espectáculo desconocido hasta ese momento, destacando, como he comentado antes, la fiel reproducción de Babilonia, tanto que el resultado fue un desastre económico, el primer fiasco financiero de la historia del cine.

En todo caso se trata de una película muy especial, que inaugura un nuevo lenguaje cinematográfico. Hasta ese momento el cine solo se había usado meramente para contar historias, casi siempre sencillas, para entrener. Con Griffith se transforma en un instrumento de pensamiento, de reflexión. Resulta curioso que los continuadores de este tipo de cine, concebido como obra de arte se dieran sobre todo en Alemania: Murnau, Lang o Pasbt. Termino con una anécdota muy conocida: los decorados de Babilonia se quemaron años más tarde, junto a los de "King Kong" para recrear el incendio de Atlanta en "Lo que el viento se llevó".

lunes, 4 de octubre de 2010

WE ARE IN WAR.


No es la primera vez que leo una noticia similar. Ni será la última, me temo. "EE.UU. advierte a sus ciudadanos del alto riesgo de atentados en Europa." Desde el 11 de septiembre y el 11 de marzo, aquí en España, vivimos bajo el peso del mensaje del miedo. Cada pocos meses se lanzan alertas, no sabemos bajo que premisas y se nos alerta contra un enemigo invisible. Los mensajes son absurdos y poco tranquilizadores. Recojo fragmentos de El País de hoy:

"El gobierno de Estados Unidos advirtió ayer a sus ciudadanos que viajen a Europa que tomen precauciones extraordinarias ante el peligro de un ataque terrorista. (...) Un portavoz oficial afirmó que el presidente Barack Obama fue informado sobre las amenazas en Europa (...) y dio instrucciones de "tomar todas las medidas necesarias" (fíjense bien, todas las medidas necesarias, ni una más ni una menos, es como cuando Rajoy habla de economía y dice que esto se arregla haciendo lo que hay que hacer). La nota (...) se limita a recomendar a sus compatriotas (que viajen a un país europeo) que estén atentos a lo que les rodea y adopten medidas especiales de seguridad al usar los transportes públicos o los escenarios más turísticos o concurridos. La advertencia no precisa los lugares exactos que están amenazados ni los países en los que un atentado es más probable".

Analícemoslo bien. El gobierno americano pide a sus ciudadanos que estén en permanente alerta. ¿Alerta ante qué? ¿Por si ven a Bin Laden paseando cerca de la torre Eiffel? y que tomen las medidas de precaución necesarias, sin precisar cuales pueden ser estas (quizá sería bueno que hicieran turismo con casco y chalecos antibalas). Es decir, nada se dice, nada se detalla, pero se lanza un mensaje de miedo, algo muy de nuestro tiempo, que se irá renovando cuantas veces sea necesario.

El miedo es la gran emoción de nuestra época. Miedo a perder el trabajo o a no encontrar otro una vez perdido, miedo a no cobrar la pensión, miedo a perder la vivienda. A todo esto se suma el terror supremo a un gran atentado terrorista que desmorone la civilización, que acabe con nuestro sistema de libertades. Ya se han socavado unas pocas en los últimos tiempos, solo es cuestión de tiempo acabar con las que nos quedan.

Todo esto me recuerda extraordinariamente a "1984", de George Orwell. Los informativos del Gran Hermano alarmaban de vez en cuando a la población con amenazas de derrotas en la interminable guerra mundial que sostenía contra Eurasia. Poco después se anunciaban gloriosas victorias inesperadas, pero nunca definitivas contra el enemigo y se pedían nuevos esfuerzos a los súbditos en pos del triunfo final, a la vez que se alertaba contra el enemigo interno, potenciando contra él la emoción del odio más intenso. En esas estamos, en una guerra interminable en frentes remotos y con células terroristas infiltradas entre nosotros, propagando el terror con su sola presencia, mientras nuestros gobiernos nos conminan a adoptar "todas las medidas necesarias". Por nuestro propio bien.

EL AMERICANO (2010), DE ANTON CORBIJN. UN CABALLERO MUY DISCRETO.


Desde hace tiempo George Clooney viene destacando como uno de los actores más sólidos del panorama norteamericano. Considerado uno de los hombres más deseados, el intérprete podría haberse acomodado en papeles poco relevantes que acentuasen su físico y le proporcionaran buenos dividendos. Parece que prefiere no encasillarse y se arriesga a elegir buenos guiones que a veces pueden no ser del agrado de públicos mayoritarios, como sucede en "El americano", que si hubiera sido protagonizada por cualquier desconocido, habría pasado desapercibida por nuestras pantallas. En esta ocasión Clooney interpreta a un asesino cansado, que se plantea dejar atrás su vida solitaria, pero al que su pasado le persigue.

Y es que "El americano" no es una película complaciente con la gran mayoría de los espectadores, que seguramente han pagado su entrada esperando ver un thriller de acción que les deje sin respiro. Lo que van a encontrar es una propuesta insólita en los tiempos que corren, una película reflexiva, que transcurre despacio, pero que dice mucho más de lo que parece al que sepa leer entre líneas.

Los maravillosos paisajes de los Abruzzos italianos acompañan a Jack en la que debería ser su última misión. Se trata de fabricar un arma muy precisa para otra asesina como él. En el encantador pueblecito donde se refugia, no logra pasar desapercibido y, en contra de los consejos de su jefe, no puede evitar entablar amistad con el cura del pueblo y encariñarse con una prostituta local.

Como no puede ser de otra manera, sus conversaciones con el sacerdote tocan en la superficie de su alma torturada. Jack vive en un infierno permanente, recordando a sus víctimas y eternamente alerta pues su cabeza tiene precio. Sus razones para haber llevado esa vida tampoco son convincentes: "Todo lo que he hecho está justificado". Sus años de profesional del asesinato solo le han reportado soledad e insomnio. El protagonista solo se siente relajado cuando acude a un paraje apartado que es muy parecido a él mismo: hermoso, solitario e inquietante.

La tensión de Jack en el pueblo, esperando acontecimientos, se asimila a un western en ocasiones. Los primeros planos de Clooney, que dejan traslucir muchas emociones, solo pueden ser llevados a cabo por un gran actor que es capaz de sostener la película casi en solitario.

Bienvenida sea esta muestra de clasicismo cinematográfico, no en el sentido más académico del término, sino asemejado más al cine europeo de los años sesenta. Habrá quien disfrute de esta propuesta, habrá quien se aburra, pero lo que es innegable es que el director Anton Corbijn ha arriesgado y (desde mi punto de vista) ha salido ganando.

CLUBES DE LECTURA EN MÁLAGA EN OCTUBRE. EL LABERINTO DE MALAMADRE.


La gran novedad de este mes en el mundo de los clubes de lectura malagueños es la visita que un buen número de miembros del de la Biblioteca Provincial realizaremos a los compañeros del de Archidona. Desde aquí agradecer a su ayuntamiento que haya puesto a nuestra disposición todos los ejemplares que nos han hecho falta de "Celda 211", la novela de Francisco Pérez Gandul que será objeto de debate, después del visionado de la película de Daniel Monzón. Es posible que contemos con el creador de Malamadre.

Ya puestos, el resto de jueves en la Biblioteca Provincial nos dedicaremos a leer "Sin noticias de Gurb", una divertida novela de Eduardo Mendoza. Seguramente tengamos que empezar algún otro libro, pues se trata de una obra muy breve.

En la Biblioteca Cristobal Cuevas, también salimos de nuestro entorno habitual, aunque dentro de la misma ciudad. Visitaremos la casa natal de Picasso para hablar con el autor de una reciente biografía del pintor malagueño, Rafael Inglada.

En Cincoechegaray vuelve el club de lectura de ensayos con "La ciudad dividida", de Nicole Loraux, acerca de la construcción de la unidad política de un pueblo a base de olvidar pasados conflictivos. En el club de lectura de novela, todo un clásico de plena actualidad: "Tiempos difíciles", de Charles Dickens.

En el renacido club de lectura de la fnac, coincidiendo en el día y la hora con el anterior (¿será que se contraprograman, como las televisiones?), otro clásico, este dedicado a nuestra conflictiva historia: "El laberinto español", de Gerald Brenan.

Y por fín, en La Casa del Libro, otra interesante propuesta: "La puerta", de Magda Szabo, sobre la relación entre una criada y su sirvienta.

También se mueve el club de lectura del Centro Andaluz de las Letras. En cuanto sepa algo más sobre títulos, fechas y horarios, saldrá puntualmente en la columna de la derecha. Apuesto a que también se apuntan al último jueves del mes.

EL ADVERSARIO (2002), DE NICOLE GARCÍA. EL HOMBRE DE LA AGENDA EN BLANCO.


Tengo que confesar que mi principal motivación para ver esta película ha sido principalmente el morbo de contemplar en imágenes la narración de Emmanuel Carrère, pues no tenía demasiadas noticas acerca de esta producción y no esperaba gran cosa de ella.

Lo cierto es que es muy conveniente haber leído el libro antes de ver el film de Nicole García, pues un espectador que no tenga noticia alguna de su argumento seguramente se encontrará desconcertado desde el principio y no comprenderá las acciones de los personajes (o más bien del personaje principal) hasta bien avanzado el metraje, ya que la narrativa resulta algo confusa y desarticulada. En todo caso, el poder de esta historia absurda acaba imponiéndose y, al menos, asistimos a dos escenas muy logradas: las lágrimas de Romand, cuando vuelve a casa después de un penoso intento de suicidio con el coche y la consulta de una agenda absolutamente vacía en una conversación con su amante.

Indudablemente lo mejor de la función es la actuación de Daniel Auteuil, que consigue transmitirnos el desarraigo interior del personaje, mostrarnos el absurdo cotidiano de quien no tiene su lugar en la sociedad y se inventa una simulación, burda pero efectiva, para suplir esa carencia. Observamos inquietos el día a día de Romand y a veces nos preguntamos si el tejido social que premia el pertenecer a las castas más prestigiosas no estará fabricado con los mismos materiales que su hipocresía.

viernes, 1 de octubre de 2010

LEER LOLITA EN TEHERÁN (2003), DE AZAR NAFISI. LA LECTURA COMO REFUGIO.


Muy recomendable la lectura de este libro de Azar Nafisi. Un club de lectura clandestino, formado por mujeres, como refugio ante la intolerancia del régimen iraní. Una historia real que funciona como una demoledora denuncia del totalitarismo religioso que aplasta la libertad de los ciudadanos (y sobre todo de las ciudadanas) de aquel país. Aquí el enlace al artículo:

Irán es uno de los países del mundo donde la libertad se encuentra más atacada. La revolución que siguió a la caída del shah, derivó tristemente en una dictadura de corte religioso: la República Islámica de Irán, cuya legislación se basa en las enseñanzas del Corán. El país sigue estando de actualidad hoy día, y siempre por motivos preocupantes: esta semana se ha conocido que Irán ha condenado a diecinueve años de prisión a un bloguero, una condena desmesurada para alguien cuyo único delito ha sido ejercer su libertad de pensamiento.

Azar Nafisi estudió en Estados Unidos, militando en los grupos que se oponían al Shah. Con la caída de este régimen, volvió a Irán para dar clases de literatura en la Universidad de Teherán. Su desilusión fue grande cuando advirtió que las leyes de las nuevas autoridades eran despreciativas con todo lo que ella representaba. Basándose en los preceptos del Corán, las mujeres debían llevar obligatoriamente el velo islámico y no salir nunca a solas en compañía de un hombre, a no ser que fuera su marido o un familiar directo, entre otras muchas prohibiciones.

Todo lo que viniera de Occidente fue satanizado por la República Islámica de Irán, incluyendo su literatura, por lo que la labor de Nafisi se convirtió en algo sospechoso y peligroso a la vez. Con gran valentía, y haciendo uso de los resquicios de libertad que aún le quedaban, la autora organizó sus clases como un pequeño oasis de libertad en una realidad dominada por el oscurantismo, discutiendo en las mismas textos de autores como Vladimir Nabokov, Francis Scott Fitzgerald, Henry James o Jane Austen. En este sentido, sus recorridos por las librerías de Teherán, buscando material para sus clases, han de ser realizados casi contra reloj, ya que las estanterías de estos establecimientos se iban quedando vacías debido a las prohibiciones del régimen.

Si por algo se caracteriza el espíritu de Azar Nafisi es por su energía y optimismo. Su entereza va a ser puesta a prueba con el comienzo de un acontecimiento que empeorará aún más, si cabe, las condiciones de vida de los iraníes: el comienzo de la larga guerra con Irak, uno de los conflictos más sangrientos y absurdos del siglo XX, que servirá únicamente para afianzar el poder del gobierno del Ayatolá Jomeini, que tendrá una excusa más para vigilar la vida de sus ciudadanos. La autora pasará las largas noches de bombardeo sobre Teherán refugiada en la lectura de sus queridas novelas, con los nervios siempre a flor de piel y su moral hundiéndose poco a poco:

"¿Qué hacen las personas que se han vuelto irrelevantes? A veces escapan, quiero decir físicamente, y si esto no es posible, intentarán adaptarse, convertirse en parte del juego asimilando las características de sus conquistadores. O escaparán hacia dentro y (...) convertirán su rinconcito en un santuario: la parte esencial de su vida transcurre bajo tierra. La tentación más fuerte que sentía entonces era esconderme bajo tierra."

La relación de Nafisi con la Universidad no fue fácil, debido a sus ansias de libertad, que chocaban con la doctrina de las autoridades oficiales en asuntos como la libertad de llevar o no el velo islámico. En 1995 abandonó definitivamente su labor docente y se le ocurrió organizar reuniones en su casa con algunas de las alumnas para comentar con absoluta libertad a los autores que habían estado leyendo en la facultad.

De esta iniciativa surgió un club de lectura clandestino, donde las muchachas encontraban interpretaciones sorprendentes de los clásicos, que podían estrapolarse perfectamente a su difícil situación como mujeres en el misógino Irán, donde ni siquera gozaban de libertad para elegir marido y los guardias de la revolución tenían la libertad de raptarlas, si las encontraban reunidas en grupo, para someterlas a una abominable comprobación de virginidad. A diferencia de la mayoría de los críticos occidentales, que ven en Lolita a un ser perverso, ellas tomaban partido por la niña y no por el hipócrita Humbert.

En cualquier caso, la literatura, siendo siempre una fuente de nuevos conocimientos y una puerta a otros mundos, no suple la falta de experiencias reales:

"Nuestra cultura rehuía el sexo porque estaba demasiado envuelta en él. Tuvo que reprimirlo violentamente por la misma razón por la que un hombre impotente cierra a su mujer bajo llave. Siempre hemos separado el sexo de los sentimientos y del amor intelectual, así que, o bien eres pura y virtuosa (...) o sucia y divertida. Lo que no tenía nada que ver con nosotros era Eros, la auténtica sensualidad. Mis chicas sabían mucho de Jane Austen, podían discutir sobre Joyce y Woolf con inteligencia, pero no sabían absolutamente nada sobre sus propios cuerpos, de los que les habían dicho que eran la causa de todas las tentaciones, ni sobre lo que podían esperar de ellos."

Es bien sabido que las sociedades que reprimen oficialmente el sexo crean generaciones de hombres frustrados y mujeres vejadas. La presunta virtud se transforma rápidamente en corrupción, en prácticas obscenas y que atentan contra la libertad de los más débiles para favorecer los más bajos instintos.

Al final Nafisi emigró de nuevo ("Salí de Irán, pero Irán no salió de mí"), con el proyecto de conjurar sus fantasmas escribiendo un libro acerca de sus experiencias, razonando que "cuando escriba esto quizá me vuelva más generosa, menos airada".

La escritura como terapia, como fórmula para perpetuar los recuerdos y darles un sentido. El resultado fue "Leer Lolita en Teherán", que pronto se convirtió en un libro leído en todo el mundo, por su acertada denuncia de un régimen totalitario, que ahoga a sus ciudadanos en un mar de normas religiosas absurdas y que se fundamenta en el odio a occidente, pero al que al menos se le pueden ganar pequeñas islas de libertad a través de los libros, esos objetos tan inofensivos y a la vez tan peligrosos para los enemigos de la dignidad humana.