Gran documental de Michael Moore, que me quedé sin ver hace un par de años. Creo que no se estrenó en excesivos cines. En todo caso, una crónica muy instructiva acerca del funcionamiento de la Sanidad en el país más rico del mundo, donde se estafa continuamente a los pobres ciudadanos que tienen la desgracia de enfermar o tener un accidente. Aquí el enlace:
Michael Moore es actualmente uno de los personajes más polémicos de Estados Unidos. Sus documentales, que siempre son directos y viscerales, suelen mostrar la otra cara del sueño americano, la de los excluidos del sistema, denunciando a los que utilizan los instrumentos de la democracia en su propio beneficio. En su filmografía destacan dos trabajos muy populares: "Bowling for Columbine" (ganadora del Oscar al mejor documental en 2003), sobre la cultura de las armas en su país y "Fahrenheit 9/11", que profundiza en las relaciones entre el 11 de septiembre y la posterior invasión de Irak.
El
sistema de salud en Estados Unidos es muy diferente al de las
democracias europeas. Si en Europa Occidental se generalizó desde los
años cincuenta un sistema público de asistencia sanitaria, en Estados
Unidos se fue privatizando desde los años setenta, a iniciativa del
presidente Richard Nixon, hasta el punto de excluir del sistema a
millones de sus ciudadanos que no pueden permitirse el pago de un seguro
privado. Dicha política fue afianzada durante la presidencia de Ronald
Reagan.
"Sicko" relata los intentos de algunos políticos (entre ellos, el más destacado el de Hillary Clinton) de universalizar la asistencia sanitaria y la labor obstruccionista del Partido Republicano a cualquier reforma en ese sentido, contando con el apoyo económico de la industria de la salud, principal interesada en mantener un status quo que le hace ganar cantidades astronómicas.
Con George Bush este despropósito llega a su apogeo al apoyar explícitamente a la sanidad privada y a la industria farmaceútica, en detrimento del sistema público. Los intentos del actual presidente, Barack Obama, de reformar nuevamente el sistema, volvieron a encontrarse con las mismas dificultades, pero finalmente se logró sacar adelante, por lo que muchos millones de ciudadanos estadounidenses verán reestablecido su derecho a ser atendidos en caso de accidente o enfermedad, aunque lejos de gozar de todas las garantías de los ciudadanos de países como Francia o España.
El documental de Michael Moore no se ocupa tanto de los ciudadanos sin cobertura como de los asegurados que son deficientemente atendidos por las compañías privadas de salud. El cineasta pone claramente de manifiesto a través de sus investigaciones que dichas compañías solo se mueven por afán de lucro y la salud de sus asegurados goza para ellas de una importancia muy secundaria. Personas que de buena fe firmaron un seguro de asistencia, encuentran a la hora de la verdad que se ponen mil trabas a cualquier operación o al tratamiento de enfermedades graves. Los motivos pueden ser de lo más peregrinos: el ocultamiento por parte del asegurado de presuntos síntomas preexitentes de una enfermedad o el elevado coste de su tratamiento, que sobrepasa los límites de la póliza.
Tratando de refutar los argumentos de quienes se oponen a la universalización de la Sanidad tachándola de política socialista y contraria a la libertad de elegir por parte de médicos y pacientes, Michael Moore viaja a Gran Bretaña y Francia, para concluir que ese sería el modelo ideal para su país: un sistema financiado solidariamente por los impuestos de todos que asiste sin límites a cualquier ciudadano que lo precise, un sistema que ni siquiera el gobierno de Margaret Thatcher se atrevió a reformar. En este sentido resulta muy cómica la escena en la que el cineasta visita a unos parientes en Canadá, que acaban confesando que a la hora de atravesar la frontera con Estados Unidos nunca lo hacen sin haber firmado un seguro médico, aunque la visita se vaya a prolongar por pocas horas.
La última parte del documental es la más conmovedora y la más vergonzosa para Estados Unidos como nación. El cineasta entrevista a algunos de los voluntarios que ayudaron a retirar los escombros derivados de la caída de las torres gemelas el 11 de septiembre. Al contraer graves enfermedades pulmonares por haber trabajado sin protección, su país no les reconoció derecho a la asistencia médica, por lo que su vida está destrozada desde entonces.
Al enterarse de que los presos de Guantánamo gozan de asistencia sanitaria completa, Moore organiza un viaje a Cuba junto a estos enfermos, esperando ser atendidos en la base militar. Ante la imposibilidad de penetrar en la misma, terminan recalando en La Habana donde, en una magnífica maniobra publicitaria, la sanidad cubana se hace cargo de estos enfermos gratuitamente, con el único requisito de que den su nombre y su edad.
"Sicko" es una contundente y eficaz denuncia de un sistema concebido para buscar el lucro de unos pocos en un asunto tan fundamental como la salud de los ciudadanos, a la vez que funciona como un documental pedagógico destinado a quienes todavía creen que universalizar la sanidad tiene algo que ver con el comunismo. El ultraliberalismo estadounidense, auspiciado sobre todo por el Partido Republicano y quienes les apoyan, se convierte en criminal cuando deja la administración sanitaria en codiciosas manos privadas.
"Sicko" relata los intentos de algunos políticos (entre ellos, el más destacado el de Hillary Clinton) de universalizar la asistencia sanitaria y la labor obstruccionista del Partido Republicano a cualquier reforma en ese sentido, contando con el apoyo económico de la industria de la salud, principal interesada en mantener un status quo que le hace ganar cantidades astronómicas.
Con George Bush este despropósito llega a su apogeo al apoyar explícitamente a la sanidad privada y a la industria farmaceútica, en detrimento del sistema público. Los intentos del actual presidente, Barack Obama, de reformar nuevamente el sistema, volvieron a encontrarse con las mismas dificultades, pero finalmente se logró sacar adelante, por lo que muchos millones de ciudadanos estadounidenses verán reestablecido su derecho a ser atendidos en caso de accidente o enfermedad, aunque lejos de gozar de todas las garantías de los ciudadanos de países como Francia o España.
El documental de Michael Moore no se ocupa tanto de los ciudadanos sin cobertura como de los asegurados que son deficientemente atendidos por las compañías privadas de salud. El cineasta pone claramente de manifiesto a través de sus investigaciones que dichas compañías solo se mueven por afán de lucro y la salud de sus asegurados goza para ellas de una importancia muy secundaria. Personas que de buena fe firmaron un seguro de asistencia, encuentran a la hora de la verdad que se ponen mil trabas a cualquier operación o al tratamiento de enfermedades graves. Los motivos pueden ser de lo más peregrinos: el ocultamiento por parte del asegurado de presuntos síntomas preexitentes de una enfermedad o el elevado coste de su tratamiento, que sobrepasa los límites de la póliza.
Tratando de refutar los argumentos de quienes se oponen a la universalización de la Sanidad tachándola de política socialista y contraria a la libertad de elegir por parte de médicos y pacientes, Michael Moore viaja a Gran Bretaña y Francia, para concluir que ese sería el modelo ideal para su país: un sistema financiado solidariamente por los impuestos de todos que asiste sin límites a cualquier ciudadano que lo precise, un sistema que ni siquiera el gobierno de Margaret Thatcher se atrevió a reformar. En este sentido resulta muy cómica la escena en la que el cineasta visita a unos parientes en Canadá, que acaban confesando que a la hora de atravesar la frontera con Estados Unidos nunca lo hacen sin haber firmado un seguro médico, aunque la visita se vaya a prolongar por pocas horas.
La última parte del documental es la más conmovedora y la más vergonzosa para Estados Unidos como nación. El cineasta entrevista a algunos de los voluntarios que ayudaron a retirar los escombros derivados de la caída de las torres gemelas el 11 de septiembre. Al contraer graves enfermedades pulmonares por haber trabajado sin protección, su país no les reconoció derecho a la asistencia médica, por lo que su vida está destrozada desde entonces.
Al enterarse de que los presos de Guantánamo gozan de asistencia sanitaria completa, Moore organiza un viaje a Cuba junto a estos enfermos, esperando ser atendidos en la base militar. Ante la imposibilidad de penetrar en la misma, terminan recalando en La Habana donde, en una magnífica maniobra publicitaria, la sanidad cubana se hace cargo de estos enfermos gratuitamente, con el único requisito de que den su nombre y su edad.
"Sicko" es una contundente y eficaz denuncia de un sistema concebido para buscar el lucro de unos pocos en un asunto tan fundamental como la salud de los ciudadanos, a la vez que funciona como un documental pedagógico destinado a quienes todavía creen que universalizar la sanidad tiene algo que ver con el comunismo. El ultraliberalismo estadounidense, auspiciado sobre todo por el Partido Republicano y quienes les apoyan, se convierte en criminal cuando deja la administración sanitaria en codiciosas manos privadas.
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