martes, 29 de septiembre de 2009
EL JINETE POLACO (1991), DE ANTONIO MUÑOZ MOLINA. VOLVERÁS A MÁGINA.
En 1991, para sorpresa de propios y extraños, el denostado Premio Planeta recayó en esta obra, contribuyendo a prestigiarlo. Al año siguiente fue concedido a Fernando Sánchez Dragó y las aguas volvieron a su cauce. Yo lo compré y lo leí horrorizado, por el despilfarro imperdonable que había cometido en una época en la que no me sobraba el dinero precisamente (lo cual no quiere decir que ahora ande sobrado de capital).
Pero no es de Sánchez Dragó de quien hablamos, sino de Muñoz Molina, para mí el mejor escritor español en la actualidad. Sigo devotamente sus artículos en el medio que los escriba (actualmente en El País) y suelo estar bastante de acuerdo con sus postulados de hombre tranquilo, ilustrado y razonable. Sus novelas "Plenilunio" y "Sefarad" son auténticas piezas maestras, de las que nunca acaban de leerse por completo. Espero con sumo interés su nueva obra, dedicada, según creo, al exilio español. En cuanto pueda le haré un hueco en mi saturada agenda de lecturas.
"El jinete polaco" no es una historia lineal. Con gran carga autobiográfica, el pueblo de Mágina se erige en el verdadero protagonista de una historia que abarca más de un siglo y a varias generaciones, aunque el relato dedique su mayor atención al personaje principal, un traductor simultáneo con muchos rasgos del propio Muñoz Molina, que es el que evoca los hechos narrados a través de la contemplación de antiguas fotografías. Estas imágenes le van a ayudar a comprender quién es él y de donde proviene, así como arrojar una luz sobre el remoto pasado, el pasado de antes de que él naciera.
Porque este es uno de los grandes temas de la novela: Manuel intenta renegar de su lugar de origen, huye de Mágina en busca de mejores perspectivas, pero Mágina sigue estando presente allí donde esté. A pesar de ello, cuando vuelve tampoco se siente a gusto y siempre acorta su estancia. Manuel es un ser desarraigado, sin norte, que no sabe si está yendo a un lugar o volviendo de él, un poco como el jinete polaco de la pintura. Solo el amor parece que puede rescatarle de tal apatía.
La novela constituye un verdadero reto para cualquier lector. Se trata de un puzle narrativo en el que hay que ir encajando las piezas meticulosamente y, aunque algunas de las piezas son de encaje un poco forzado, al final obtenemos un conjunto impecable: una hermosa historia de amor, una lección de historia, una evocación de la vida rural, una memoria de los sueños adolescentes, una reflexión sobre la soledad, una plasmación de los miedos y paranoias cotidianas del propio autor y, sobre todo, una magistral reflexión de como la confluencia de los acontecimientos acaba repercutiendo en la vida de Manuel o en la de cualquera de nosotros. Para Manuel, el encontrarse con Nadia en el apartamento de Nueva York llega a ser la culminación de su existencia. Todos los sucesos acaecidos hasta aquel instante, tanto internos, como externos, le llevan a esa escena, que él no quiere que termine nunca. En ese momento todo está en su sitio, donde tiene que estar. Todos nos hemos sentido así alguna vez.
Evidentemente la vida sigue. También en las novelas. ¿Quién sabe que nuevos acontecimientos van a influir en la vida de Manuel? Solo conocemos su historia hasta los treinta y cinco años. Solo conocemos la nuestra hasta este instante. Muñoz Molina dota de una particular verosimilitud a su narrativa gracias a su meticulosidad. Sus palabras pueden ser evocadoras, nostálgicas o descriptivas, pero siempre denotan autenticidad, porque muchas de ellas están basadas en su propia experiencia y quieren ser un sentido homenaje a su pueblo y a su familia. A sus orígenes.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Estoy de acuerdo contigo en cuanto a lo de gran escritor.
ResponderEliminarMiguel, empecé el libro y después de leer tu comentario lo tengo te terminar, es estupenda tu opiniòn sobre la forma de escribir de Muñoz Molina, coincido contigo, yo también lo encuentro muy franco, directo y sobre todo honesto con su gente y sus orígenes.
ResponderEliminarMe gusta el uso que hace del lenguaje, su forma de narrar, que termina por envolverte en ese cúmulo de recuerdos susurrados al oído.
saludos cordiales
Cordiales saludos a los dos. Realmente se trata de un gran escritor, además de un hombre humilde, que no renuncia a sus orígenes y muy valiente al escribir sobre sí mismo. No hay que perderse su artículo semanal en Babelia.
ResponderEliminarMe gustó "El jinete polaco", novela que intenté leer hace tiempo y desistí, cosa que no debí hacer, aunque sólo fuera porque se la considera la obra más representativa del novelista más representativo de nuestra generación.
ResponderEliminarCon todo, encontré una nostalgia demasiado acrítica con un entorno humano (la Andalucía profunda) que en realidad a mí siempre me pareció más duro que como lo relata el autor.
Por otra parte, no quedo convencido de la construcción del personaje protagonista, que pone sus esperanzas en abrirse al mundo fuera de su pequeña ciudad y luego lo vemos ya maduro y desengañado, sin saber muy bien por qué. El gran amor que luego le da ocasión a revivir sus nostálgicos orígenes también lo encuentro un poco forzado.
Pero todo esto son sólo detalles, que no estorban la consideración de relato profundo, sensible y honesto que es esta novela.
Sí, como he dicho, personalmente no la considero la mejor novela de Muñoz Molina, pues no carece de irregularidades, aunque no puede negarse que el autor da muestras sobradas de maestría durante toda la narración.
ResponderEliminar