jueves, 18 de junio de 2009
MEMORIA DE MIS PUTAS TRISTES (2004), DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ. EL SOLTERÓN Y LA MENOR.
(Libro comentado en el Club de Lectura de la Biblioteca Provincial de Málaga).
No soy un gran amante de la literatura de García Márquez. En la clásica rivalidad entre los más populares escritores de Sudamérica me decanto claramente por Vargas Llosa, que me parece un autor mucho más completo. Todo esto lo digo sin desmerecer a Gabo, que posee una prosa estilísticamente difícil de igualar. El problema es que me suelen aburrir sus argumentos y no suelen interesarme sus tramas y personajes. "Cien años de soledad" y "El amor en los tiempos del cólera", dos de sus creaciones más queridas por los lectores me resultaron un poco pesadas, con tanto personaje de apellido Buendía en la primera y tanto amor contrariado en la segunda, pero en cualquier caso comprendo perfectamente a quien disfruta con estas narraciones, es una cuestión de gustos, no de calidad. "Crónica de una muerte anunciada" sí me pareció un libro redondo, una narración breve y humilde, sin la desmesura de las otras dos, pero con mucho más contenido.
Esta "Memoria de mis putas tristes" fue polémica en su momento por resultar para muchos una especie de elogio de pederastia. Sin ahondar en este litigio y defendiendo la libertad de cualquier autor para escribir acerca de lo que le de la gana, sí que me ha resultado desagradable leer la historia de este anciano de noventa años que, tras una discreta vida de putero, quiere darse un homenaje acostándose con una muchacha virgen de catorce años, pagando por ello. La relación resultará ser mucho más pura e inocente de lo que se preveía al principio, pero aun así nos encontramos ante un abuso de superioridad de quien se aprovecha de la pobreza y de la falta de opciones de la víctima. Una pregunta que he planteado a mis compañeros: ¿cambiaría mucho la historia de ser una viejecita de noventa años la que se acostara con un efebo de catorce? Ahí la dejo planteada, para que reflexionen los lectores.
Aparte de la obvia mención que se hace al principio a "La casa de las bellas durmientes", de Kawabata, la novela, por su temática, puede también compararse a la obra maestra de Thomas Mann "Muerte en Venecia" y así lo hemos hecho. A mí la del autor alemán me parece mucho más dramática que la del colombiano y su protagonista sale mucho peor parado, porque si en esta segunda el personaje principal conocía ya los ambientes malsanos de la prostitución, en "Muerte en Venecia" Gustav ha llevado una vida rigurosa e intelectual y todo esto se hace trizas (ridicula o grandiosamente, según lo queramos interpretar), con la presencia en la decadente Venecia de un bello adolescente que le rompe todos los esquemas racionales en los que había basado su vida hasta el momento y le hace conocer una pasión destructora.
Al final voy a acabar hablando más de Thomas Mann que de García Márquez. Cada cosa a su tiempo.
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Este tema de la relación entre un hombre de edad avanzada y una jovencita ya lo había escrito García Márquez en otra de sus obras.Lo que sucede que América Latina ha tenido tantos tiranos,tantos generales con los cañones afiebrados, como dice el mismo Gabo(se refiere al cañon que sostiene las plumas de los emplumados)que cualquier imaginación por fértil que sea queda anulada por la realidad.Por las calles de Sao Paulo o de Río es corriente toparse con niños que ofrecen a su hermanita "pura y virgen" pra vosé!
ResponderEliminarToda literatura es una falsificación de la realidad.Cordiales saludos, Beatriz Basenji.
La realidad suele ser más escandalosa que el más escabroso de los libros, aunque a veces no queramos verlo.
ResponderEliminarUn abrazo Beatriz, y gracias por tus agudos comentarios.