Retrato de una familia disfuncional e improvisada por las circunstancias, la película de Koreeda sabe moverse muy bien entre las aguas del drama y de la comedia, pero lo más interesante de la misma es su ambiguo discurso moral. Si bien al comienzo podemos estar de acuerdo en que la actitud de los dos protagonistas de intentar vender a un bebé abandonado en la institución eclesiástica que regentan es inadmisible, pero al final el espectador acaba enamorándose de la humanidad de los mismos e incluso justificando sus actos cuando conocemos el pasado de uno de ellos. Mientras tanto, nuevos miembros de esta peculiar familia se van uniendo a esta road movie, provocando todo tipo de situaciones tragicómicas. ¿Nos está manipulando Koreeda para que sintamos cariño por unos personajes que se dedican a la delicuencia, aprovechándose de tragedias ajenas? Yo no diría eso, aunque cada espectador tiene derecho a decidir por sí mismo el grado de comprensión que le despiertan. Lo que sí que se puede decir de Broker, es que es una película original y no se hace pesada en ningún momento a pesar de su largo metraje. Unos valores más que apreciables en el cine actual.
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