jueves, 22 de septiembre de 2022

LA CALLE 42 (1933), DE LLOYD BACON.

El Musical no tiene por qué ser siempre un género optimista. La calle 42 transcurre en plena época de la depresión estadounidense y la situación afecta directamente a sus personajes, sobre todo a Julian Marsh, el director de la obra que se quiere poner en escena. Julian creía que había llegado el momento de su jubilación dorada, pero el hundimiento de Wall Street le obliga a volver con la arriesgada apuesta de levantar una obra desde la nada cuando se encuentra enfermo y el médico le ha recomendado descanso. Hay otros personajes que deben hacer cosas muy desagradables para mantener su nivel de vida, como Dorothy, que debe atender a las proposiciones sexuales del productor de la obra para que mantenga su inversión. Durante la mayor parte de la película asistimos a los ensayos y a la vida de los artistas, marcada por una promiscuidad sexual que en cierta forma los libera de la tensión de los exigentes y extenuantes ensayos. Lo mejor de La calle 42 es su espectacular número final, que corresponde al estreno de la obra, un homenaje a Nueva York como ciudad que nunca descansa, algo por lo que merece la pena haber seguido una película de trama muy interesante pero de ritmo algo irregular.

P: 6 

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