martes, 15 de enero de 2013

EL ACCIONISTA MAYORITARIO (2006), DE PETROS MÁRKARIS. LAS RAÍCES DE AMANECER DORADO.


No me parecía mala propuesta leer algo de Petros Márkaris en el club de lectura, aunque hubiera preferido que el elegido hubiera sido el primer libro de la serie del comisario Jaritos, no el quinto. Afortunadamente, es una novela que puede leerse de forma independiente respecto a las demás y con ella uno se puede hacer una idea del principal interés de Márkaris como escritor de novela policiaca: más que plantear un misterio e intrigar al lector, lo que se pretende es una crítica de la sociedad griega actual, la que, como la española, ha vivido (dicen) por encima de sus posibilidades.

La trama de El accionista mayoritario resulta ser lo más endeble de la novela: quizá Márkaris ha querido abarcar demasiado: el secuestro del barco donde viaja la hija del comisario por parte de un comando terrorista unido a la ola de crímenes protagonizada por un asesino en serie que dice querer acabar con el mundo de la publicidad. Ambas tramas daban para mucho más, aunque el hecho de que el autor las resuelva de manera anticlimática dice mucho del mundo en el que se mueve el protagonista, un mundo muy parecido al nuestro, donde no existen detectives-estrella y los casos se resuelven con una mezcla de paciencia y suerte. Su tarea policial, en realidad, consiste en interrogar al entorno de las víctimas (sin sacar demasiado en claro) y esperar los informes forenses, que tampoco ayudan mucho a la resolución del caso. Sólo la casualidad puede venir en su ayuda en el momento menos esperado: la vida misma. 

La otra vertiente de la novela es la que ofrece mayor interés: el comisario Jaritos en realidad es una especie de cicerone que guía al lector por el caos de la Grecia contemporánea. En este caso nos encontramos en la Atenas postolímpica, en la que las instalaciones que han servido a los atletas, una vez cumplida su función, se abandonan y quedan como refugio de mendigos: el perfecto escenario de un crimen. 

El carácter de Jaritos como detective, dista mucho del de sus colegas anglosajones. Él es un hijo del Mediterráneo y su núcleo familiar, a pesar de los dolores de cabeza que le produce, es lo más importante en su vida. Además, tiene un pasado siniestro: comenzó su carrera policial durante la dictadura y ha sido testigo de torturas a opositores políticos. Precisamente ese es otro de los temas de la novela. Como en nuestro país, muchos de los verdugos de la dictadura quedaron impunes y, por lo tanto, creen estar por encima del bien y del mal. Bajo su mirada se está engendrando un nuevo huevo de la serpiente, que implosionará con la llegada de la crisis ecónomica a Grecia: el nazismo de Amanecer Dorado, tan tristemente célebre en nuestros días.

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