viernes, 11 de enero de 2013
LOS MISERABLES (2012), DE TOM HOOPER. CANTANDO A LA REVOLUCIÓN.
Los Miserables, la novela de Víctor Hugo es una de esas cimas insuperables de la literatura que son capaces de acrecentar la visión del mundo del lector, porque son descripciones de una determinada época y lugar que actúan como espejos del mundo real. El lector no debe dejarse amedrentar por su larga duración, puesto que la recompensa es inmediata: sus personajes tienen tal fuerza que quedan para siempre en los recuerdos. Y si no, ahí están las continuas versiones cinematográficas para que volvamos a acordarnos de ellos.
Hace ya bastantes años, estrenaron una dirigida por Bille August que me pareció bastante floja. En realidad, es muy difícil adaptar una novela tan densa y compleja, tan repleta de acontecimientos en dos horas. Lo que llega ahora a nuestras pantallas no es exactamente la adaptación de la novela, sino del musical que adaptaba la novela y que ha sido un gran éxito mundial durante varios años. La banda sonora de Claude-Michel Schönberg tiene la suficiente entidad como para resaltar la fuerza de las imágenes y las pasiones de los personajes. Me ha gustado particularmente la versión de Javert de Russell Crowe, puesto que mostrar los sentimientos contradictorios del inhumano policía no es tarea fácil. Javert es una criatura al servicio de las leyes del Estado, no de la justicia, lo cual le hace obsesionarse con su cumplimiento estricto, aunque tenga que pisotear a inocentes en su camino.
Así pues, resulta muy agradable ver a los personajes queridos de la novela atreviéndose a cantar. Esto da lugar a una de esas situaciones ridículas que deberían avergonzar a los responsables de distribución de nuestro país. Si bien el noventa por ciento de la película se emite en nuestros cines en versión original con subtítulos (por las canciones), cuando algún personaje habla sin cantar, lo hace en castellano, dando lugar a una intensa sensación de extrañeza en el espectador. ¿Tanto les hubiera costado mantener esos pequeños momentos también en su versión original? Ya que los que han pagado su entrada han sufrido casi toda la película teniendo que esforzarse en leer (una costumbre no muy extendida en nuestro país), podrían haber evitado ese pequeño estropicio. Por lo demás Los Miserables es un más que digno espectáculo, una visión diferente de una de las grandes obras de la historia de la literatura.
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