Estamos ante todo un clásico del cine negro que absorbe al espectador de principio a fin. Preminger es un director al que todavía no le he encontrado ninguna mala película (por ejemplo, la semiolvidada "El cardenal", me pareció excelente) y este es un ejemplo de guión bien rodado, con economía de medios.
La película retrata el microcosmos de una pequeña ciudad californiana, donde va a parar un buscavidas arruinado, pero que conserva cierto atractivo para las mujeres, recurso que intentará desesperadamente utilizar en su beneficio, no tanto para enriquecerse, sino para conquistar a una desdeñosa camarera que le desprecia (y de qué manera), pero de la que se ha enamorado de la forma más estúpida posible. Él sabe que esa mujer va a ser su perdición, pero aun así se ve capaz de hacer cualquier cosa, legal o ilegal, por ella.
El guión no es perfecto, tiene muchas fisuras si se analiza detenidamente, sobre todo por como se precipitan acontecimientos que normalmente deberían demorarse más en el tiempo (seducciones, enamoramientos, bodas...), pero la forma de rodar de Preminger nos hace olvidarnos de esos pequeños detalles y nos pone el foco enteramente en las acciones internas y externas de los personajes. Y es ahí donde el director nos da una lección de humanidad, como la redención y el perdón son posibles, aun para seres que saben que no los merecen.
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