sábado, 25 de febrero de 2012

SEXY BEAST (2001), DE JONATHAN GLAZER. RETIRO DORADO.


Un hombre excesivamente bronceado está tumbado en su hamaca en su casa de la Costa del Sol. De pronto, un ruido le perturba: es una enorme roca que cae en la piscina, a pocos metros de él, provocando un gran estruendo. La vivienda está construida en uno de esos montes terrosos y pelados que tanto proliferan por estas tierras que tanto atraen a los extranjeros que provienen de climas mucho menos benéficos. Pero Gal Dove no es un extranjero cualquiera. Su dinero proviene del crimen y es un hombre con un pasado. El incidente de la roca es una mera anécdota comparado con lo que le espera: la visita sorpresiva de su antiguo compañero de fechorías Don Logan.

Don Logan es Ben Kingsley en un papel con el que se siente como pez en el agua. Es un hombre violento, cuya sola presencia impone un respeto basado en un miedo paralizante. Quiere que Gal le acompañe a Londres para un último trabajo. A Gal se le viene el mundo encima: ya se consideraba retirado definitivamente. No puede permitirse excesivos lujos, pero sí una vida cómoda y placentera, pero el pasado de un criminal siempre acaba llamando a la puerta...

"Sexy Beast" no es sólo un vehículo para el lucimiento de Ben Kingsley (que fue nominado al Oscar por este trabajo), aunque con su presencia, o su mera amenaza cuando se encuentra ausente, la película gane muchos enteros. Menudo actor: capaz de interpretar a Gandhi y a este personaje, los extremos opuestos y capaz de conmover al espectador con sentimientos opuestos con ambos. La trama, aunque tiene algunas deficiencias, está bien resuelta: el film deja la sensación de haber degustado una buena obra de cine negro que bebe de las fuentes más recientes: Tarantino o Scorsese, aunque sin llegar al nivel de éstos.

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