viernes, 15 de mayo de 2009
TRANSFORMERS (2007), DE MICHAEL BAY. SOLDADOS DE JUGUETE.
Valga por delante que esta no es precisamente una película para tomársela muy en serio. Aclarado esto, hay que decir que no es tan mala como cabría esperar y resulta una buena diversión.
Si analizo "Transformers", tengo que dividirla en dos partes. La primera resulta contenida y con unas buenas dosis de comedia bien medidas es sostenida por el buen hacer de Shia LaBeouf (ojalá hubiera tomado algunos rasgos de su personaje para moderar la chulería que destila como hijo de Indiana Jones en ese despropósito titulado "Indiana Jones y el Reino de las Calaveras de Cristal") y las primeras e impresionantes apariciones de los robots, muy bien traídas, con el acierto de dotarles de rasgos casi humanos. Paradójicamente, con la aparición de uno de mis actores favoritos, John Turturro, la película comienza un descenso acelerado a la peor cara del cine de Michael Bay: acción y explosiones sustituyen las buenas ideas de los minutos anteriores y la presentación de los decepticons (los robots malos) es como la de los anuncios de la tele; cada robot aparece con su cartelito. Hubiera faltado otro cartel con sus características. La traca final resulta realmente aturdidora para el espectador: robots dándose tortas en medio de la ciudad de una manera totalmente confusa y, eso sí, provocando mucha destrucción a su alrededor, lo que no impide alguna heroicidad de algún joven soldado americano que pasaba por allí.
Una película que logra lo que promete: entrener y, de paso, vender algún juguete. ¿No es eso lo que buscan la mayoría de las producciones estadounidenses en la actualidad?
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