viernes, 8 de mayo de 2009

EL AMO DE LA CASA (1925) DE CARL THEODOR DREYER. LA SAGRADA INSTITUCIÓN FAMILIAR.



No son los tiempos propicios para comentar una película danesa realizada hace más de 80 años y para más inri, muda. No es algo que interese a mucha gente y es un error, pues los orígenes del cine, las formas de expresión cinematográficas que hoy consideramos tan comunes están aquí, experimentándose por primera vez y logrando tocar la fibra sensible del espectador en un arte novedoso y que se antojaba lleno de posibilidades. Dejo claro que por reivindicar el cine mudo no estoy hablando en contra del actual, que siempre nos puede sorprender con producciones interesantes, incluso con buen cine, pero se ha perdido mucho casi todo el espíritu innovador y de sentido de la maravilla que tenía el cine de antes. Ya casi nadie quiere arriesgar y los directivos, que mandan mucho más que los directores, miran nerviosos las cifras de espectadores del primer fín de semana, independientemente de que la película sea o no un bodrio.

"El amo de la casa" cuenta la historia de una familia con problemas: el padre ha perdido su negocio y paga su desdicha con su mujer e hijos. Se convierte en lo que hoy llamariamos un maltratador, aunque de perfil psicológico, no físico. Su suegra tomará cartas en el asunto ¡y de que manera! Viktor pasará de amo de la casa a amo de casa, aprenderá humildad y podrá reconciliarse con su esposa, una mujer sumisa y obediente, que en ningún momento ha pensado en dejarle. sino en luchar por su familia. Una fábula acerca de la importancia de esta institución, en cuyo seno todos nos criamos y empezamos a descubrir el mundo y que tanto está ayudando, según se dice, a los parados que se quedan sin prestación.

Resulta curioso que toda la película se vea a través de una especie de agujero, como si estuviéramos espiando a través del ojo de una cerradura la vida doméstica de esta humilde gente. Prácticamente toda la película se desarrolla en el interior de la casa, en el interior del seno familiar. Ni que decir tiene que, como en toda película muda, la importancia de los gestos, de las expresiones de los actores, es capital. Esta no es una excepción en este sentido.

La edición en dvd, que viene en un pack con otras tres del mismo director a muy buen precio, resulta imprescindible para cualquier cinéfilo. En mi caso es la primera película que veo de este director y ya iba siendo hora. A ver si completo el mini ciclo Dreyer con las otras tres. También me he enterado que acaba de salir al mercado "Vampyr", otra de sus joyas, pero aún a un precio prohibitivo. Ya iré comentando las otras tres "Ordet", "Gertrud" y "Dies irae", tres de sus obras maestras más conocidas.

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