viernes, 5 de agosto de 2011

SECRETOS DE UN MATRIMONIO (1973), DE INGMAR BERGMAN. UNA INSTITUCIÓN EN ENTREDICHO.


De esta historia existen dos versiones: una de 168 minutos, la estrenada cinematográficamente y la versión para televisión, dividida en seis capítulos, de 290 minutos. Yo he podido ver la segunda.

El matrimonio de Johan, profesor universitario y Marianne, abogada especializada en divorcios, parece perfecto: los dos son profesionales respetados, poseen la casa de invierno y la de verano, un pequeño barco, tienen dos hijos y, sobre todo, parecen entenderse a la perfección. Las nubes comienzan a emborronar este idílico paisaje cuando, durante una cena con una pareja amiga, estos les confiensan que están a punto de separarse y protagonizan una escena de un patetismo inigualable. Marianne ha presenciado muchas escenas de divorcio desde la distancia profesional: ahora se enfrenta al de dos seres muy cercanos y puede identificarse con su sufrimiento.

Pronto se dará cuenta de que su propio matrimonio lleva tiempo haciendo aguas, aunque ella no lo percibiera. Su marido le sorprende una noche con la confesión de que tiene una amante mucho más joven que él y que piensa irse al extranjero al día siguiente. La reacción de Marianne oscila entre la incredulidad y la desesperación: ha de enfrentarse con un duro golpe, a un cambio repentino en su vida que le parece inconcebible, por inesperado.

Y es que a partir de esta escena Johan se desvela como un egoísta radical. Confiesa sentirse atrapado en un matrimonio vacío, repleto de obligaciones burguesas y de convenciones que dice no poder soportar. Ni siquiera le interesan sus propias hijas, de las que apenas querrá tener noticias en los meses siguientes. Marianne es todo lo contrario: una mujer entregada a su marido que percibe la separación como un abismo que se abre a sus pies. Ni siquiera es capaz de enfadarse, sino que enfoca el problema desde un punto de vista mucho más racional que pasional, a pesar de la humillación que supone que todos sus amigos supieran de los devaneos de Johan y nadie le dijera nada. Como buena sueca, deja que los sentimientos le ahoguen sin manifestarlos al exterior.

Johan y Marianne se verán más veces. Marianne parece superar la pérdida externamente, pero en realidad es capaz de romper con su pareja por pasar una noche con un Johan que en un determinado momento incluso la maltrata (al menos a nuestros ojos de espectadores del siglo XXI), buscando redención, paradójicamente.

"Secretos de un matrimonio" pretende ser una mirada lúcida a la institución matrimonial. La unión entre dos personas, supuestamente para toda la vida, es evidentemente cuestionada en la visión de Bergman, pero también se retrata como un refugio en el que dar algo de sentido a la existencia. Podría ser también perfectamente una obra teatral (supongo que alguna adaptación habrá, aunque lo ignoro), ya que todo está centrado en las conversaciones entre estos dos personajes, que solo adquieren un poco de pasión en los capítulos finales. En cualquier caso, creo que Bergman podría haber desarrollado más otros aspectos de la pareja que se deja en el tintero, sobre todo la relación con sus hijas, que brilla por su ausencia, más allá de breves referencias en las conversaciones. Una obra para ver y reflexionar con tranquilidad, desde un punto de vista antropológico, si se quiere.

3 comentarios:

  1. Buenísima película. La primera vez que la vi aprendí mucho. Hay que volver a verla de vez en cuando para ponerse las pilas en el asunto de las relaciones de pareja.
    Abrazos

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  2. No estoy seguro de haber visto ya esta película, pero el argumento me suena muchísimo a una película de Woody Allen.

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  3. Desde luego no es extraño que te recuerde a Woody Allen, Francisco, puesto que es un admirador confeso de la obra de Bergman. Es verdad que se aprende mucho viendo esta película, como en casi todas las de su autor, Victoria.

    Cordiales saludos.

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