miércoles, 10 de agosto de 2011
BARTLEBY Y COMPAÑÍA (2001), DE ENRIQUE VILA-MATAS. LA ESCRITURA Y SUS NEGADORES.
Después de leer "Bartleby el escribiente", nada mejor que asomarse a las páginas de esta novela-ensayo de Enrique Vila-Matas que, partiendo del personaje de Herman Melville, nos da noticias de escritores (más o menos conocidos) cuyo mérito consiste en haber renunciado a la escritura:
"Me gustaría haber creado en el lector la cálida sensación de que acceder a estas páginas es como hacerse socio de un club al estilo del club de los negocios raros de Chesterton, donde entre otros servicios el Bartleby Reunidos - tal sería el nombre del club o negocio raro - pondría a disposición de los señores socios algunos de los mejores relatos relacionados con el tema de la renuncia a la escritura."
Quizá el más famoso de este tipo de escritores haya sido Juan Rulfo, que tras entregar dos obras maestras como "Pedro Páramo" y "El llano en llamas" dispuso de la más elaborada coartada para no seguir escribiendo:
"Es que se murió mi tío Celerino que era el que me contaba las historias."
El personaje que elige Vila-Matas para hacer de narrador es un tipo apacible que dedica su tiempo a un coleccionismo muy especial: el descubrimiento de escritores de la negación y sus excusas que sostienen su renuncia. ¿Qué es lo que hace que alguien con conciencia literaria y con talento para la escritura no sea capaz de plasmar sus pensamientos en un papel? Hay quien habla de la imposibilidad de explicar el mundo con una herramienta tan pobre como las palabras, hay quien prefiere ser más lector que escritor, quien piensa que todo está dicho ya y quien sufre bloqueos que lindan con la locura, pero todos tienen algo en común: prefieren no hacerlo.
Tengo que decir que la escritura de Vila-Matas me ha deslumbrado por su sencillez y por su capacidad de transmitir sensaciones al lector. Además, su planteamiento es sumamente original. Otro escritor (o escribiente) enfrentado a esta temática se hubiera limitado a ofrecernos un sesudo ensayo dedicando cada capítulo a un escritor y su problemática particular en su batalla contra las palabras. Vila-Matas prefiere inventar a un personaje, Marcelo, que desde el primer momento empatiza con el lector, ya que no duda en descubrirnos sus pequeñas miserias cotidianas relacionándolas con el objeto de sus investigaciones. Tampoco se limita Marcelo a los escritores del no, sino también a los que rehuyen la fama y ocultan su identidad (Salinger sería un prototipo del escritor del no que se aleja del mundanal ruido), como Pynchon o Traven. Podría seguir este artículo contando algunas de las variadas anécdotas literarias que sazonan el relato, pero prefiero no hacerlo, prefiero que sean ustedes las que las disfruten directamente con el Marcelo de Vila-Matas.
No sino recomendar la lectura de "Bartleby y compañía", a no ser que prefieran no hacerlo (yo mismo me he puesto como deber para este verano leer "Doctor Pasavento", como complemento a la reciente lectura de Robert Walser) y les dejo la frase de Jean de la Bruyere con la que comienza el libro, que da lugar a reflexión:
"La gloria o el mérito de ciertos hombres consiste en escribir bien; el de otros consiste en no escribir."
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Miguel, ¿me lo prestas? tengo un libro de Vila-Matas firmado por él,(Suicidios ejemplares) te lo paso si quieres, lo compré en la feria del libro del año pasado, estuve un momento hablando con él, pero me intimidó bastante su mirada, da miedo de verdad!!!
ResponderEliminarEste no te lo voy a poder prestar, Loli, que lo he leído en el libro electrónico. De todos modos creo que lo he visto alguna vez por la biblioteca.
ResponderEliminarSaludos!
Lo estoy leyendo en digital y es buenísimo, Miguel!!
ResponderEliminarEn cuanto lo vea en papel me lo compro, tiene montones de párrafos subrayables.
abrazos
AH! Bueno, entre la reseña y la opinión de Loli, yo también quiero leerlo, ¡a conseguirlo!
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