Uno de los grandes aciertos de la irregular película The Batman fue el de un irreconocible Colin Farrell interpretando al Pingüino. Resulta insólito que la serie dedicada a este personaje haya resultado mucho mejor que la película original. Aquí se exploran los bajos fondos de Gotham y el ascenso de su protagonista al rol de jefe mafioso que todos conocemos en los cómics. En primer lugar Farrell, con todo ese maquillaje compone un personaje muy humano y repleto de matices, un tipo que sabe moverse como pez en el agua por unos barrios devastados por las consecuencias del final de la película, pero llenos de oportunidades para un tipo ambicioso como él. En cierto modo la serie toma elementos de la segunda parte de El padrino para narrar un violento ascenso al poder. En segundo lugar la relación que se establece con su joven pupilo (con estremecedora sorpresa final). El Pingüino deja abierto un universo muy interesante en el submundo de los barrios bajos de Gotham. Queda por saber si este gran trabajo va a ser aprovechado como merece en películas futuras del hombre murciélago (y también, ya de paso, si todos estos personajes forman parte o no del nuevo Universo DC que se abre con la nueva película de Superman),
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